En el marco de la participación, la representación e igualdad de oportunidades, las mujeres indígenas desplazadas en Bogotá preparan un gran encuentro distrital de mujeres a fin de plasmar su visión y sus necesidades en la Política Pública de Mujer y Género, y el Plan de Igualdad de Oportunidades del Distrito para articularlos con la Política Pública distrital para pueblos indígenas.

 

Este proceso se desarrolla a través de talleres con mujeres indígenas desplazadas en la capital y lo lidera la Gerencia de Mujer y Género del Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal, IDPAC, en cabeza de su directora Candelaria Martínez, mujer afrocolombiana y lídereza reconocida por su trabajo en favor de las mujeres, y Rosa Helena Jacanamijoy, otra destacada mujer indígena del Pueblo Inga del majestuoso Valle de Sibundoy en Putumayo.

La Política Pública de Mujer y Género está orientada a promover y garantizar en las mujeres el derecho a una vida libre de violencia; el derecho a la participación y representación de las mujeres; el derecho al trabajo en condición de igualdad y dignidad; el derecho a la salud plena; y el derecho a la educación con equidad. En este escenario las mujeres indígenas han expresado desde sus más sentidas huellas que les dejó el desplazamiento hasta sus problemáticas en la cotidianidad y sus anhelos de una mejor atención en salud, mejor valoración de su condición como mujeres, mejores condiciones de vida y vivienda, y pidieron no ser objeto de violencia y agresiones.

Todos Atierra la Común-unidad por la Vida acompañó dos de estos recientes talleres donde se reunieron, primero, el pasado 13 de junio las mujeres del Pueblo Misak, agrupadas en su cabildo, y el pasado 19 de junio un grupo de mujeres de distintos pueblos (pijaos, nasa, huitotos, koreguajes, kubeos y tubu entre otros) para plasmar esa visión ancestral que perdura en su pensamiento, pese a las adversidades que les ha tocado vivir.

Las mujeres indígenas han puesto sobre la mesa de discusión un tema que no escapa casi a ningún hogar colombiano: la violencia intrafamiliar proveniente, en mayoría de casos, del alcoholismo, falta de compresión y tolerancia, desacuerdos por la educación de los hijos, entre otros. Aspectos estos que a veces llegan a agresiones verbales cuando no físicos, por parte de los hombres. Además de problemas sociales, sicológicos,  económicos y laborales que ello genera.

Plantearon también propuestas para superar estas circunstancias; llamaron al diálogo, a la comprensión, al buen comportamiento en familia como ejemplo de convivencia y  a utilizar la sabiduría ancestral para poner contra las cuerdas los odios y agresiones. Además plantearon que la Autoridad de sus cabildos debe asumir el control no sólo frente a este tema, sino también en los temas que incumben a las comunidades como atención en salud, acceso a educación, capacitación técnica y artística para mejorar la generación de ingresos, fortalecer la cultura y cosmovisión indígena, promoción de la medicina tradicional, recuperación de la memoria ancestral y la consolidación de la participación organizativa y política de la mujer.

Desde sus comunidades las mujeres se motivan a trabajar por sus derechos y socializarlos con otras mujeres, llamaron a sus compañeras a no callar ante violencia y acudir a sus cabildos en casos de agresión para evitar ser maltratadas; “debemos mirarnos como mujeres particulares para vernos como comunidades”, señalaron las mujeres misak. Candelaria Martínez por su parte, resaltó el buen ánimo de las comunidades y su participación como mujeres de base; exhortó a las mujeres a no permitir que las maltraten y mucho menos permitir que sus hijas sean violadas: “una mujer violada es una mujer muerta en vida, es algo que invadió nuestro territorio, nuestro cuerpo y nuestra dignidad, lo cual no podemos permitir”, expresó.    

Las principales propuestas hasta ahora expuestas (aparte de las ya citadas) se resumen es fortalecer los hogares y la familia; incentivar la participación de la mujer tanto en espacios organizativos de la comunidad y espacios públicos; promover y participar en formación y actividades en tejidos, confecciones, artesanías, diseño, peluquerías y artísticas con sello de sus raíces propias; fortalecer la medicina tradicional y coordinar aspectos necesarios con EPS y empresas de salud occidental.

Igualmente pidieron el reconocimiento y la aceptación de los médicos tradicionales, parteras y sobanderos; consecución y construcción de espacios de socialización y espacios para realizar actividades artísticas y culturales; consecución y construcción de un espacio para que los médicos tradicionales puedan ejercer sus prácticas de curación; consecución de tierras para los indígenas sin vivienda en el marco de sus usos y costumbres ancestrales; accesos en educación desde la cultura y cosmovisión propia; promover el derecho a la libre expresión y la participación y; exigir a las instituciones que conozcan y garanticen el cumplimiento de los derechos de las mujeres y pueblos indígenas, entre otras.                      
Los insumos y propuestas que salgan en los talleres serán llevados al encuentro distrital de mujeres indígenas para unificar conceptos y elaborar una propuesta para la Política Pública de Mujer y Género y la Política Pública Indígena; de esta forma se recoge el saber de diferentes mujeres que han participado en los talleres con los cinco cabildos urbanos, reconocidos por el Estado y demás cabildos reconocidos por las comunidades y avalados por las autoridades tradicionales .

La Administración distrital construye la Política Pública Indígena en concertación con autoridades y organizaciones indígenas residentes en el distrito, la cual surge a raíz del Acuerdo 359 de 2009 que establece los lineamientos para diseñar dicha política y un plan de acciones afirmativas que la desarrolle. Este acuerdo entre el Concejo y la Alcaldía distrital fue  promovido por la Concejala indígena Ati Quigua.

Autor: Nudo Bogotá/ Tejido de Comunicación]