Este asedio y presión permanentes, han llevado a que en algún momento de la historia del proceso, las organizaciones indígenas asuman posiciones políticas partidistas. Recordemos por ejemplo, que el resguardo de Tacueyó ha sido un resguardo de ideología política liberal, fruto del período de violencia del año 1948, que originó esta guerra absurda que todavía no termina ni en los territorios indígenas ni en el resto del país. De igual manera, el cabildo indígena de Toribío tomó posición alrededor del movimiento político conservador, el cabildo de San Francisco alrededor de un movimiento comunista y de manera similar los demás cabildos. Es evidente entonces, que en el afán de protección y subsistencia y en la búsqueda permanente de autonomía, las organizaciones indígenas han tomado decisiones que antes de fortalecer han debilitado y dividido al proceso.
Pero esta misma búsqueda permanente de autonomía y subsistencia, también se ha reflejado en posiciones claras y organizaciones fuertes. Los cabildos indígenas, la titulación de resguardos, los proyectos comunitarios, las asociaciones y las alcaldías propias. Cuando en el resguardo indígena de Toribío, surge como alternativa política propia el movimiento cívico y como estrategia de unidad la conformación del Proyecto Nasa con el propósito de reivindicar los derechos indígenas, pareciera entonces que en este momento la organización indígena encuentra su verdadero rumbo. Sin embargo, este paso de autonomía genera una serie de dificultades mayores que evidencian claramente la estrategia de control que históricamente ha asediado al movimiento indígena.
Esto se da también por una razón histórica, cuando en su momento el movimiento indígena tomó parte de una ideología izquierdista como estrategia de protección. Pero cuando la organización indígena fortalece sus espacios, recuperando las tierras, estructurando la autoridad tradicional, conformando organizaciones propias, incursionando en las administraciones indígenas y generando una propuesta alternativa, esta visión y propuesta comunitaria no se acomoda ni le favorece a las organizaciones de derecha e izquierda que han pretendido controlar a la organización indígena. Al no disponer los espacios comunitarios y las estructuras organizativas al servicio de las ideologías dominantes, la organización indígena se coloca en clara contradicción de dichas organizaciones y se convierte en un obstáculo para los intereses y pretensiones de ambos.
Por eso, utilizan diferentes estrategias para fragmentar al proceso, por ejemplo, aprovechan los vacios de la organización indígena para alimentar las contradicciones internas y para confundir a la comunidad, promoviendo y apoyando la conformación de grupos inconformes que contradicen y atacan la organización indígena.
Sin embargo, no es desconocido ni se pretende ocultar, que dentro de la organización indígena se han cometido errores, con los que estos grupos contradictorios justifican su agresión a todo el proceso. Tampoco es desconocido que esta estrategia de división es promovida y apoyada por grupos de derecha e izquierda quienes con engaños alimentan la contradicción, llevando a la confrontación para deslegitimar al movimiento indígena.
En agosto de 2006 aparece en Caloto, Cauca un grupo de comuneros integrados por comunidades mayoritariamente de Caldono y Caloto, llamados “Movimiento Sin Tierra Nietos de Quintín Lame”. Ellos plantean un inconformismo con las autoridades, desde la dirección del CRIC hasta las autoridades locales. Los nietos de Quintín Lame surgen en el marco de la liberación de la madre tierra, argumentan sus razones de origen en búsqueda de respuestas a la falta de tierras, la exclusión económica, la privatización de la salud y la educación, la falta de representación por parte de los directivos frente a las bases, la impunidad y la injusticia. Denuncian también la concentración de la tierra en pocas manos y exigen una verdadera reforma agraria. Plantean que si no se toman medidas de presión y acciones directas, el gobierno nunca entregará tierras a las comunidades. Esto lleva a fuertes contradicciones con los dirigentes tradicionales, quienes siguen apostándole al diálogo y a las acciones pacíficas
Con los mismos argumentos de los Nietos de Quintín Lame, surgen las Asociaciones Indígenas Lorenzo Ramos y Avelino Ul con integrantes de las comunidades de Miranda, Corinto, Tacueyó, Toribío, San Francisco, Jambaló, Canoas y Caldono. Ellos cuestionan fuertemente a las autoridades tradicionales, con quienes han tenido fuertes contradicciones afirmando que la dirigencia maneja estilos de participación poco democráticos. Plantean la búsqueda de un ambiente más amplio de participación, sin obediencia vertical y con jóvenes críticos. Las autoridades tradicionales rechazan los ataques, difamaciones y acciones de vandalismos de estos grupos en contra de la organización indígena, como la quema de un vehículo del Proyecto Nasa y la amenaza contra algunos líderes. Tampoco justifican su inconformidad y por estos hechos de agresión han sancionado a algunos comuneros.
Las autoridades tradicionales manifiestan que con acciones directas y con el desconocimiento del proceso interno de la organización, estos grupos antes de favorecer los intereses de las comunidades, entorpecen el proceso que actualmente se adelanta puesto que generan contradicciones y confusión internas, lo que conlleva al fortaleciendo de la estrategia histórica de alienamiento y división ejercida contra el proceso.
Mientras tanto, con el apoyo del Gobierno nacional en marzo de 2009 surge legalmente constituida la OPIC (Organización Pluricultural de pueblos indígenas de Colombia), antes llamada ASONASA. Los dirigentes de la OPIC, se identifican como una organización religiosa y argumentan su surgimiento por el desconocimiento, el abandono, el atraso, el sometimiento, la imposición y la monopolización de la salud, la educación y los recursos por parte de las autoridades tradicionales.
Hablan de la imposición de los médicos tradicionales, persecución con la Guardia Indígena, violación de algunos derechos como la pérdida del carnet de salud y la distribución de la tierra. Argumentan que las autoridades tradicionales emiten resoluciones en contra de la libertad de culto, de expresión y de libre organización. Argumentos desmentidos por las autoridades tradicionales. ¨Vamos a recibir apoyo económico de entidades del gobierno como el Ministerio de Agricultura, algunas ONG y cómo los indígenas reforestamos y producimos el agua para los industriales, entonces los industriales nos apoyan proyectos”, manifiestan los integrantes de la OPIC.
No están de acuerdo con las acciones de hecho como taponamiento de vías y recuperaciones de tierras. Apoyan la Política de Seguridad Democrática argumentando que “somos el gobierno”. La OPIC es diferente al CRIC y no reconoce a los cabildos como autoridades tradicionales. Buscan administrar de manera directa los recursos de transferencias y alcanzar según ellos un verdadero desarrollo. “Para no ser más los mandaderos” dicen sus dirigentes.
Las autoridades tradicionales han tomado el surgimiento de la OPIC como una nueva estrategia que busca crear confusión y romper la unidad de las comunidades indígenas del Cauca. ¨La OPIC surge con una clara influencia y apoyo del gobierno que pretende legitimar la política de seguridad democrática en todo el territorio indígena y colombiano¨, afirman algunos gobernadores indígenas.
Al mismo tiempo, integrada por comuneros principalmente del resguardo de Munchique y Caldono, surge la Asociación Regional en defensa de la soberanía alimentaria ARISA, antes llamada ARPIC. Es una organización reconocida por el Ministerio de Trabajo, quien ha suministrado recursos económicos para realizar su plan de trabajo. “No nos está financiando ningún grupo armado”, dicen los líderes de ARISA. Argumentan también que son similares a los cabildos y que ésta organización apunta específicamente al fortalecimiento productivo teniendo en cuenta la problemática con los cultivos ilícitos, por ello plantean hacer una exigencia al gobierno para una alternativa frente a la erradicación.
ARISA tiene reconocimiento y apoyo del gobierno. “Es netamente indígena, no hay influencia de campesinos. Los directivos son ex gobernadores indígenas. Es una organización en bien de la comunidad, muy diferente a la OPIC”, dice su representante legal. También manifiesta que actualmente desde ARISA se está proponiendo una iniciativa o movimiento político denominado “la voz de la resistencia¨.
A finales del 2009 en la vereda La Playa, Tacueyó, se conformó la Asociación para el Desarrollo Económico Indígena ASDECOIN, la cual hace parte del Movimiento Político Social de Integración Étnica y Cultural MOSUEC, organización sin ánimo de lucro con sede en Buenaventura. Plantean como objetivo principal cambiar el sistema político en Colombia con el ejercicio de la democracia directa, ganando un espacio político desde las bases. A través de ASDECOIN se apoyan proyectos productivos para fortalecer la producción en todos los municipios y trabajar con otros movimientos no sólo indígenas. Sus dirigentes manifiestan que están apoyando proyectos productivos en Tacueyó, San Francisco y Toribío.
Aunque los integrantes de ASDECOIN manifiestan no estar en contra de las organizaciones indígenas y buscan la unidad para fortalecer la asociación y el proyecto político, la junta directiva de ASDECOIN que está integrada en su mayoría por comuneros de Tacueyó, contradicen y critican fuertemente la organización indígena. “Estamos trabajando por un verdadero cambio social, pero no se puede hacer con la barriga vacía, hay líderes soñando dormidos, para ser líder no hay necesidad de ser nombrado por la comunidad como gobernador o alcalde. Hay que rebuscarse, buscamos una relación con el mundo y manejar directamente los recursos”, afirman integrantes de ASDECOIN.
Integrantes de asociaciones como la Avelino Ull también hacen parte de ASDECOIN. Cabe mencionar también que el vicepresidente de la junta directiva de ASDECOIN, fue asesinado en diciembre de 2009. En las pasadas contiendas políticas esta organización promovió el apoyo a Piedad Córdoba por ser crítica de las políticas del gobierno.
Frente al surgimiento de estos nuevos grupos, las autoridades tradicionales reiteran que se trata de un ataque histórico. Los enemigos cambian pero no las estrategias. Estos nuevos grupos han sido aprovechados por otras organizaciones y personas contradictorias del proceso indígena y por el mismo gobierno, quien les ha dado reconocimiento y apoyo económico para dividir y desarticular el proceso de resistencia. ¨Las nuevas organizaciones no reflejan la visión de lucha y los principios que desde sus inicios ha direccionado al movimiento indígena, es una realidad los vacios y dificultades del proceso indígena pero irse en contra de la organización no es la salida, porque todos somos el proceso¨, comenta un líder indígena.
Finalmente y tras un análisis autocrítico, las autoridades tradicionales afirman que las inconformidades manifiestas, evidencian la falta de consolidación de la plataforma inicial de lucha cuando se da la conformación del CRIC. La propuesta de autonomía en los diferentes espacios como salud, educación, economía y tierras, se ha estancado en el desarrollo de la estrategia. El tema de tierras ha sido uno de los más críticos y donde históricamente desde las recuperaciones, ha habido malas actuaciones y así ocurre en varios aspectos. Son esos elementos que no se han logrado consolidar los que generan grandes vacios y son aprovechados hábilmente por ideologías de derecha e izquierda. Se reconoce también como una debilidad fuerte la dependencia económica y legislativa que no ha permitido consolidar la autonomía. ¨No podemos pensar en autonomía con todas las herramientas prestadas para desarrollar nuestras propuestas, es ahí donde se nos cae la estructura, por eso es necesario revisar las fallas y lo que hemos dejado de hacer¨ dicen las autoridades tradicionales.
En este sentido desde la dirigencia tradicional y los nuevos liderazgos se propone una revisión crítica y cambios que permitan fortalecer y redireccionar los principios organizativos iniciales, que se adapte a las realidades actuales y permita dar respuesta a las exigencias e inquietudes de la comunidad bajo una verdadera construcción colectiva. ¨Es básicamente, un cambio de actitud, hacer las cosas bien, recuperar la ética, fortalecer los principios, gobernar con transparencia, recuperar la humildad, la capacidad de diálogo y escucha, pero no debemos olvidar que solos no podemos, debemos tener la capacidad de establecer un relacionamiento intercultural desde todos los espacios, que nos permita fortalecernos de manera conjunta”, enfatiza un comunero. Esto no solamente es posible, también es urgente y necesario teniendo en cuenta que el movimiento indígena ha permanecido siempre en asedio y amenaza.
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