Hoy es momento de juntar nuestras tristezas, de juntar nuestros problemas y volvernos una sola fuerza para  llenarnos de alegría y tener  más motivaciones, más ilusiones  y ganas de seguir -”caminando la palabra”- y enfrentar la realidad con mano firme para que llegue el momento en que nuestras lágrimas sean por la alegría de haber logrado nuestras metas y no sea por la sangre que se siga derramando.

 

Cuando niño escuché hablar a mi abuelo con sus amigos, y decía:

Mi piel se ha desgastado de tantas luchas, pero mi mente sigue intacta, mi sangre sigue pura y mi voz nunca callará mientras tenga vida. En ese momento entraban en mi mente llena de inocencia, palabras que en medio de juegos de niño fueron quedando atrás. Hoy me doy cuenta que tanta sangre derramada por nuestros mayores no debe ser en vano, que aquellas palabras que fluyen, que vienen y van no deben herir nuestra mente ni ponernos en conflicto entre pueblos.  Todo lo contrario, utilicemos esas palabras para revivir la unión, para demostrar que entre todos podemos seguir la lucha, seguir resistiendo y derrotar la fuerza opresora.

Aunque los sueños siempre son fantasías, unas cosas buenas y otras malas que se van convirtiendo en pesadillas, hoy es momento de despertar y abrir los ojos para mirar la realidad que nos presenta el mundo y que nos llena de pobreza, guerra y fragmentación entre pueblos.

Hoy es momento para decirle no más a aquellas fuerzas perversas que nos pintan un jardín de flores, que solo nos muestra la cara bonita de las cosas, pero nunca hablan de la destrucción, la guerra, la desunión y la pérdida de identidad  que le traen a los pueblos, además  las heridas que le causan a  kuesh  u`ma  kiwe (nuestra Madre Tierra).

Hoy es momento de juntar nuestras tristezas, de juntar nuestros problemas y volvernos una sola fuerza para  llenarnos de alegría y tener  más motivaciones, más ilusiones  y ganas de seguir -”caminando la palabra”- y enfrentar la realidad con mano firme para que llegue el momento en que nuestras lágrimas sean por la alegría de haber logrado nuestras metas y no sea por la sangre que se siga derramando.

 

[ Autor: Edinson Nez Suns ]