Concluimos con algunas evidencias. Ambos lados tienen episodios nebulosos en sus gobiernos y aliados comunes más que comprometedores. Delante de esto, la gravedad de los hechos pierde su poder de choque. Esto se da por tres razones. Primero, porque las campañas son personalistas, no hay instrumento de identificación colectiva que ultrapase la idea básica de la “barra de aquel” o la “barra de aquella”. Segundo, buena parte de esta gente que fueron gobierno tanto en la Era FHC como ahora a finales de los ocho años de Lula, así seguirán siendo, gane quién gane.