Posteriormente procedieron a retener a un cabildante del Resguardo Indígena y le manifestaron que llegaron para empezar a operar, puesto que los habitantes del sector “son colaboradores de la guerrilla”. Igualmente en horas de la tarde se observo la presencia sospechosa de dos hombres de civil que merodeaban la sede del cabildo en el casco urbano de Pradera.