Si algo no hubo en los dos largos y tediosos periodos de Uribe  fue una política ambiental que guiara al país por los caminos de un desarrollo menos agresivo con el entorno natural, que evitara que recursos y zonas estratégicas en materia ambiental fueran arrasadas por la enorme cantidad de licencias de explotación minera entregadas en el gobierno del señor Uribe.