El nombre clave de la operación para capturar a Bin Laden fue “Gerónimo”, nombre de uno de los más legendarios guerreros apaches en su lucha contra el avance de EE.UU hacia el oeste. La referencia no agradó en absoluto a los nativo americanos, que alzaron la voz. Una reseña del histórico jefe indio, principal dolor de cabeza de la Casa Blanca a fines del siglo XIX.

El nombre clave de la operación para capturar a Osama Bin Laden fue nada menos que “Gerónimo”. La propia noticia de que el líder de Al Qaeda había sido asesinado por las fuerzas especiales de EE.UU. le fue informada al presidente Barack Obama el domingo con las palabras “Gerónimo EKIA” (Gerónimo, enemigo muerto en acción). Sin embargo, hasta el día de hoy, funcionarios del gobierno de EE.UU. no han hecho comentarios acerca de por qué dicho nombre fue elegido por la CIA para denominar en clave al terrorista saudí. Y conociendo sus protocolos, es probable que nunca los hagan.

¿Por qué elegir el nombre de uno de los más legendarios guerreros nativo americanos para codificar la cacería de Bin Laden? “Es el viejo oeste reencarnado”, señala a Azkintuwe la periodista inglesa Kathryn Westcott, que ha cubierto para la BBC el conflicto en Medio Oriente. “El nombre del guerrero Apache evoca para todo el mundo la imagen del salvaje oeste americano. En la fotografía más conocida de él – tomada en 1887 – Gerónimo mira desafiante a la cámara, agarrando un rifle. Fue además este intrépido guerrero quien dirigió la última resistencia Apache frente al ejercito estadounidense”, señala.

Fue en 2001 cuando la cacería desatada de los Estados Unidos sobre el líder de Al Qaeda recurrió a todos los viejos clichés del “Salvaje Oeste”. El anuncio de George W Bush de capturar a Bin Laden “vivo o muerto” imitó el encabezado de los afiches de los antiguos westerns de Hollywood, convirtiendo la zona fronteriza de Pakistán en el Viejo Oeste reencarnado en la mente de sus ciudadanos. “Bin Laden sería un Gerónimo del siglo XXI, tratando de eludir a los militares de EE.UU. en un lugar desértico que fácilmente podría pasar por Arizona en el oeste norteamericano”, señala Westcott.

Para los militares era fácil relacionar las montañas de Afganistán con la Sierra Madre de Arizona, donde el original Gerónimo logró eludir a las tropas de EE.UU durante años a finales del siglo XIX. Sin ir más lejos, en 2001 y refiriéndose a las posibilidades militares de EE.UU. en las áreas tribales de las regiones montañosas de Afganistán, Allan R Millet, un ex coronel del Cuerpo de Marina y profesor de la Universidad Estatal de Ohio, señalaba sin tapujos: “Es como disparar misiles contra Gerónimo… puede ser que caigan un par de apaches tras los bombardeos, pero ¿qué diferencia hace eso?”.

El renegado

Gerónimo (Goyahkla) nació libre en Arizona en 1829 y murió preso en una reserva india de Oklahoma ochenta años después. En el año 1859 las tropas del gobernador militar de Sonora asesinaron a su mujer, a sus tres hijos y a su madre. Gerónimo juró entonces vengarse y se asoció con Cochise, el histórico jefe de los Apaches chiricahua. Juntos atacaron Sonora, donde murieron numerosos soldados enemigos. En los años siguientes se sucedieron los ataques a diversas ciudades y fuertes militares.

Al morir Cochise, su hijo proclamó a Gerónimo jefe de la tribu. No obstante, en 1876 el gobierno de EE.UU lo obligó a ingresar en una reserva india. Gerónimo rechazó permanecer en ese pedazo de tierra árido y se marchó a México en 1885, acompañado de un grupo de guerreros entre los que estaban los legendarios Chihuahua Mangas (hijo de Mangas Coloradas) y Nachez. A partir de entonces, iba y venía entre ambos lugares, arengando a su gente para que no aceptaran estar confinados en una reserva y vivir como prisioneros de los estadounidenses.

A diferencia del terrorismo religioso de Bin Laden, Gerónimo luchó por defender a su pueblo de la invasión estadounidense y no “vivir preso” en su propia tierra. Las ‘guerras apaches’ continuaron durante años en los que Gerónimo se labró su feroz fama al defenderse con unas pocas decenas de hombres de los estadounidenses. Las autoridades de la Casa Blanca consideraban a Gerónimo un “renegado”. Hasta 2 mil dólares de la época se llegó a ofrecer por su captura; “vivo o muerto”. Pero ocultos en los pasos de montaña y en cientos de cuevas, Gerónimo y sus seguidores avergonzaron a los oficiales al eludirlos una y otra vez. Se necesitaron 5 mil hombres del Cuarto de Caballería para finalmente conseguir su rendición en 1886.

Mientras sus guerreros fueron enviados al fuerte Marion en Florida en donde las duras condiciones causaron numerosas muertes por enfermedades, Gerónimo fue recluido en la prisión de Fronteras (Sonora) en donde se conservan valiosos recuerdos en el museo que hoy lleva su nombre. Transcurridos tres años, fue trasladado a una reserva india en Oklahoma, sin que tuviese la ocasión de regresar de nuevo a su pueblo. Allí pasó los últimos años de su vida, siendo obligado a olvidar sus dioses para abrazar el cristianismo y a ser expuesto en ferias de espectáculos, como la exposición universal de Sant Louis. Precisamente una de sus exposiciones públicas fue un desfile del presidente Theodore Roosevelt, el premio de la Paz que instigó la independencia de Panamá para construir un canal y de las colonias españolas en el Caribe, donde Estados Unidos heredó… Guantánamo.

Molestia nativa

Pese a la colonización y al exterminio de gran parte de las naciones nativo americanos, una parte importante de la cultura estadounidense tiene raíces indígenas y muchos de sus Estados mantienen los nombres de pueblos nativos como los Idaho y Dakota. Cerca de 150 tribus cuentan hasta nuestros días con estatus de naciones autónomas, con trato directo con Washington debido al reconocimiento de la Corte Suprema de los antiguos tratados. El ejército norteamericano no es ajeno a esta influencia y muchas de sus armas son nominadas con términos nativos.

Los misiles ‘Tomahawk’ son llamados así en recuerdo de las hachas de guerra de los sioux, y sus naves son apodadas con nombres de diversas tribus: los helicópteros AH-64 ‘Apache’, los CH-47 ‘Chinook’ o el explorador aéreo E-2 ‘Hawkeye’. Por otra parte, la 501 división de infantería estadounidense se llama ‘Gerónimo’, nombre que ha dado lugar al grito que pegan muchos soldados en momentos de acción, como los saltos en paracaídas. El apodo “Gerónimo” también fue adoptado por el 1 º Batallón Aerotransportado de Infantería, operativo en Irak y Afganistán.

Huelga destacar que las alusiones al líder indígena por parte de las fuerzas armadas estadounidenses no les hace gracia a los nativos norteamericanos. Mucho menos que hayan bautizado la operación que acabó con la vida de Osama Bin Laden con el nombre de quien reconocen como uno de los “mayores héroes indios”. En días recientes, Loretta Tuell, destacada integrante del Comité de Asuntos Indígenas del Senado, criticó la decisión de la CIA, señalando lo inapropiado que era relacionar a Gerónimo con uno de los enemigos más odiados de Estados Unidos.

“Estos usos inapropiados de los íconos y culturas indias prevalecen en nuestra sociedad y los impactos en los niños indígenas y los no indígenas, son devastadores”, subrayó. Tuell es integrante de la tribu Nez Perce y creció en una reserva indígena en Idaho. El panel senatorial de asuntos indígenas programó una audiencia para el jueves sobre estereotipos raciales contra los indios. La funcionaria opinó que será discutido el uso del nombre de Gerónimo en el operativo contra Bin Laden. Steven Newcomb, columnista del periódico Indian Country Today, criticó lo que calificó como un irrespetuoso uso de un nombre reverenciado por muchas naciones indígenas.

“Aparentemente, tener un presidente afro-estadounidense en la Casa Blanca no es suficiente para cambiar más de 200 años de tradición nacional de tratar y pensar en los indios como enemigos de Estados Unidos”, escribió Newcomb. “George Washington, en 1784, utilizó la analogía ‘el salvaje como el lobo’ para referirse a nuestros antepasados ​​indígenas como menos que humanos, como ‘bestias’. Como dijo Henry Wheaton en sus Elementos de Derecho Internacional, ‘una de las metáforas normativas en la historia de los Estados Unidos han sido ‘los indios son enemigos’. Estamos hablando de una tradición de los EE.UU. de deshumanización y dominio utilizados contra nuestras naciones y pueblos”, subrayó Newcomb.

Gerónimo se encuentra enterrado en Fort Sill en Oklahoma. Sus descendientes de la Nación Apache llevan décadas reclamando sus restos para ser enterrados en su tierra natal de las montañas de Gila, Nuevo México. En 2009, lideres tribales interpusieron incluso una demanda contra Barack Obama, exigiendo el retorno de sus restos. La querella fue patrocinada por Ramsey Clark, ex Fiscal General de los Estados Unidos. Existe actualmente una petición ante el Congreso de los Estados Unidos para repatriar la calavera de Gerónimo, expuesta en un museo. Hasta que no se realice el rito sagrado de su entierro en Nuevo México, argumentan sus descendientes, su espíritu seguirá vagando.

POR PEDRO CAYUQUEO –  TEMUKO, PAÍS MAPUCHE –  04 / 05 / 11

http://www.azkintuwe.org/20110504_006.htm