El tope a la gasolina no baja sus precios y arruina a los minoristas de los combustibles. El tope puesto al precio de la gasolina y al del diesel en once ciudades del país no modifica que los colombianos paguemos una gasolina más cara que en Estados Unidos y empuja a la ruina a la mayoría de los propietarios de estaciones de gasolina en el país, explicó el senador Jorge Enrique Robledo.

 

El gobierno decidió perseguir a los empresarios nacionales y no tocar el enorme negocio de las trasnacionales, pues la gasolina se sigue cobrando como si se importara desde Estados Unidos, señaló el congresista.

Robledo recordó que en Colombia un galón de gasolina corriente hoy cuesta 4,7 dólares y en Estados Unidos 3,6 dólares. Con el agravante, agregó, que allá el ingreso por habitantes es nueve veces mayor al de aquí. Este fenómeno se debe a que el gobierno cobra la gasolina como si la importara, le pone impuestos confiscatorios y obliga a los colombianos a consumir agrocombustibles costosísimos.

La medida, señaló Robledo, en la práctica reducirá los ingresos de los distribuidores minoristas y aumentará los costos financieros del negocio, lo que hará más difícil su supervivencia. El senador también anotó que esta política de aumento de los precios de los combustibles, además de golpear el bolsillo de millones de colombianos, crea más bases para que este estratégico negocio se concentre en monopolios y trasnacionales al igual que sucede con la distribución mayorista.

La consecuencia de la medida del Ministro Rodado, concluyó Robledo, es que el negocio se concentrará en las trasnacionales, las que en el futuro presionarán para recuperar con mayores precios de la gasolina lo “invertido” en la ruina de los pequeños y medianos propietarios de las estaciones de gasolina.

MOIR