Hace 20 años, un día lunes 16 de diciembre de 1991, fueron masacrados 20 compañeros pertenecientes a comunidades del Norte del Cauca como Toribio, López Adentro, Caloto, San Francisco, Tacueyó y Corinto, estos hechos sucedieron en la hacienda del Nilo del Resguardo de Huellas – Caloto, la responsabilidad fue de la policía, contratados por los terratenientes del Cauca.

 

 

Veinte años después los comuneros siguen recordando estos hechos tan lamentables, hoy el padre Antonio Bonanomi, que estuvo en esos años en el norte del Cauca, lo recuerda y lo comenta.

 

“Esa masacre es una herida que ha marcado profundamente la vida de muchas familias y comunidades, y me ha marcado profundamente a mí también. Para mí fue como si hubiera muerto parte de mi familia, porque muchos de los muertos eran bien conocidos y amigos, uno de ellos, Adán Mestizo, era compadre mío por ser yo el padrino de bautismo de su primer hijo”, expresó el Padre Antonio Bonanomi.

 

En ese año, muchos fueron testigos de la masacre del Nilo, la comunidad llegó a acompañar pero la escena era tan brutal que muchos no aguantaron las ganas de llorar y se sintieron muy indignados.

 

“Siempre llevo en mi mente y en mi corazón esos días: la visión de los 20 compañeros y compañeras tendidos en el suelo allí en El Nilo, el velorio en la Sagrada Familia de Caloto, el entierro, los días pasados con las familias de los asesinados en la Sagrada Familia…fueron días que me ayudaron a entender la larga historia de sufrimiento de los pueblos indígenas y que me motivaron a acompañar con mucho amor a las comunidades en su resistencia y en su esfuerzo por construir una alternativa a este mundo violento y deshumano”, indicó el Padre Antonio Bonanomi.

Como sabemos, los 20 compañeros y compañeras, como muchos otros compañeros antes y después, sacrificaron su vida por defender el derecho a un pedazo de tierra, por defender el derecho a la vida. Por eso ellos se han convertido en “piedras vivas” para la construcción de la “nueva comunidad”.

 

Hoy más que nunca hay que seguir trabajando en unidad, es el mensaje que nos deja el Padre: “El hacer memoria de ellos en este aniversario debería ser para todos, comunidades y autoridades, una ocasión especial para renovar el pacto de unidad y el compromiso de lucha en defensa del territorio y de la vida: hoy más que nunca, en el momento tan dramático que viven los Pueblos indígenas, y especialmente el Norte del Cauca, es necesario desterrar todo lo que divide, ideologías e intereses y buscar todo lo que une. En esta memoria de dolor, de resistencia y de proseguimiento del camino de justicia y de paz de Amerindia, del Cauca, siempre más golpeado y saqueado en sus recursos de tierra y subsuelo, con todos los pueblos del mundo que luchan por sus derechos y comparten la marcha. En este aniversario, recordando el alto precio que a veces pide el amor a la vida, encontrando familiares, y tantas personas unidas por la causa que hacían más llevadero el camino a seguir con sus dificultades y desafíos”, comentó el Padre Antonio Bonanomi.

 

“Que los hermanos, hermanas que han dado la vida allí en el Nilo, pal Álvaro y muchos otros que siguieron este camino durante estos veinte años en el Norte del Cuca y en tantos otros lugares sigan acompañándonos. Los necesitamos y ellos también nos necesitan. Somos la misma familia, profesamos la misma esperanza y la resurrección que vivimos cada día, venciendo el miedo y promoviendo la igualdad es nuestra certeza y nuestra experiencia”, Padre Ezio Rodatino.

Para finalizar el Padre Antonio Bonanomi, nos recalca que: “Solamente la unidad que respeta y valora la diversidad es el camino de la salvación: unidos los pobres son invencibles; divididos, cualquier perro se los come”.

 

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