Aproximadamente una hora duró el hostigamiento armado que se presentó a las 6 y 20 de la mañana del día 21 de enero del 2012, en el área urbana y los alrededores   de Toribio – Cauca, según información de las autoridades tradicionales, Guardia Indígena y la secretaría de gobierno Municipal, dicen que: "Hasta el momento no se reporta afectación a personas o viviendas".

Sin embargo no deja de ser un hecho preocupante para los pobladores y las autoridades de esta localidad. Desde el mes de diciembre y en lo que va corrido de este año, se han presentado varias muertes violentas, a esto se le suma esta situación de alteración de orden público que causa incertidumbre e intranquilidad en la comunidad.

Hoy, como otros días se volvió a escuchar entre las hermosas montañas de nuestro pueblo, el horrible rugir de las balas que atraviesan de lado a lado, impidiendo el normal despertar de las y los toribianos. Así como otras veces encontramos una mujer humilde, de rostro demacrado por la preocupación, que observa con temor desde la puerta de su casa, las calles del pueblo donde siguen sonando algunos disparos, mientras esto ocurre, dice: “Cuando nos despiertan esos estruendosos ruidos, yo lo único que puedo hacer, es abrazar a mis hijos, acostarnos en el piso y esperar que todo pase, a veces me gustaría irme, pero a dónde, será a la ciudad, pero a qué, ¡donde todo es tan caro!, será confiar en Dios”.

Cuantas lágrimas más deberán derramar nuestras mujeres, clamando a Dios en sus oraciones por su vida y la de sus seres queridos, como si Dios hubiera mandado a hacer las armas, ¿cuántas exigencias más por el respeto y amor a la vida se tendrán que hacer?. ¿Cuántos hombres, jóvenes, niños, niñas, mujeres y ancianos morirán para que esta guerra absurda termine?.

Han sido muchas las veces que los comuneros de Toribio, Tacueyó y San Francisco, han tenido que soportar momentos como el de esta mañana y en ocasiones más fuertes, con heridos y hasta muertos. Todos los que han vivido y sentido estos momentos, guardan en sus mentes y en su ser la tristeza de que esta comunidad y el territorio acogedor de Toribio en repetidas ocasiones se convierta en campo de batalla de los armados, que parecen no tener en cuenta las reglas mínimas de respeto a los Derechos Humanos de la población civil.

 

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