Intervención del senador Jorge Enrique Robledo, en representación del Polo Democrático Alternativo, en el acto en el foro Los riesgos del TLC con Corea, Bogotá, 27 de enero de 2012

Corea, un competidor feroz por su alta productividad y bajos salarios. La industria va a ser severamente golpeada. Pérdidas también en el empleo. Bienvenida la inversión extranjera, si es beneficiosa para el desarrollo del país.

 

Nada sustituye a la industria, dice Eduardo Sarmiento. No va a haber exportaciones agropecuarias a Corea y aún menos de carne. Se está ante una coalición de empresarios y trabajadores sin antecedentes. Cada avance importante de la industria coreana fue una decisión acordada por la sociedad coreana y por su Estado. Definir qué país queremos, si un país de primera línea o un país de pacotilla. Construir un sueño de unidad nacional.

Un saludo muy especial a todos ustedes, a los senadores Velasco y Bennedeti, con quienes me agrada compartir esta mañana. Por el camino debe venir el doctor Carlos Amaya, representante a la Cámara del Partido Verde, quien también respalda a la Coalición. A toda la dirección de la Coalición no al TLC con Corea, mis saludos muy especiales.

A estas alturas del debate ha quedado ya demostrado hasta la saciedad que Colombia no está en condiciones de competir con Corea. Corea es una potencia industrial, uno de los primeros países industriales del mundo. Eduardo Sarmiento hizo hoy una frase síntesis que, a mi juicio, deberíamos todos aprendérnosla de memoria. Se la comenté al senador Velasco, él la mencionó, también yo, y explica el fondo de por qué no somos competitivos con ellos en la industria y por qué si nos sometemos a la competencia vamos a ser derrotados. Como lo acaba de señalar Eduardo Sarmiento, ellos exhiben una productividad parecida a la norteamericana, de primera línea en el mundo. En buena medida se lo da su volumen de producción. Por ejemplo, producen 4,5 millones de vehículos, mientras que Colombia solo ensambla 180 mil. Entonces, la cantidad de riqueza creada por un trabajador en una hora es altísima, mientras que Colombia tiene una productividad del trabajo menor. Y en las cosas en que se defienden en la competencia global los países poco industrializados, los bajos salarios, resulta que en Corea, así sean salarios superiores a los nuestros, son bastante más bajos que los norteamericanos.

Entonces, cuando se junta en el adversario un nivel tan alto de productividad del trabajo con salarios relativamente bajos, lo que se monta es un competidor miedoso, con consecuencias nefastas para la industria nacional. No solo para la automotriz y la de autopartes, en eso hay una manipulación que están haciendo los partidarios del TLC con Corea. No, perjudicará a toda la industria, de mediano desarrollo tecnológico, como bien lo explicó Eduardo Sarmiento. La de alto no, pero es porque no la tenemos, pero la de mediano desarrollo, la automotriz, de autopartes, de electrodomésticos, la química, la de plásticos, etc., toda esa industria va a ser severamente golpeada por el Tratado.

Severamente golpeada ¿qué quiere decir? Que va a haber pérdidas en todos esos sectores, pérdidas en empresas grandes, medianas y pequeñas, que incluso podrían desaparecer. Quiero aquí enfatizar en que la industria genera una inmensa cantidad de encadenamientos que resultan afectados cuando se quiebran unos, puesto que se terminan quebrando muchos otros. Y al final y lo que es en la práctica más grave, se produce una pérdida de empleo industrial y de salarios para los trabajadores tremendamente dañina. Estoy hablando de empleos formales, normalmente mejor remunerados, porque la industria, por el hecho de tener una mayor productividad del trabajo, puede pagar salarios superiores. Un país que se especialice, por ejemplo, en coger el café grano por grano o echar pica y pala, no podrá ofrecerle a su pueblo condiciones salariales importantes.

¿Los TLC traen empleo?

Los amigos del TLC, dedicados a hacer demagogia, han resaltado mucho que se van a generar no sé cuántos empleos en el comercio de importación, y claro. Pero se les olvida que la producción interna genera los mismos empleos en el comercio, más los empleos de la producción. No nos vengan entonces con necedades a intentar engatusarnos cuando no tienen razón. Y se les ha ocurrido, a estos que no tienen ninguna consideración por el interés nacional, hacer ahora distinciones. ¡Se les alborotó el patriotismo! Y sindican a las ensambladoras que funcionan en el país y a algunas empresas de otros sectores que van a ser afectadas negativamente de ser del capital extranjero. Y efectivamente, va a haber empresas afectadas que son del capital extranjero, pero uno tendría que ser un cretino para aplaudir que en Colombia se cierren empresas, así sean del capital extranjero.

Aquí hay un punto de deslinde con estos personajes. Quienes estamos en esta causa de No al TLC con Corea y contra otros TLC, como es mi caso, nunca nos hemos opuesto a que en Colombia haya inversión extranjera. Lo que hemos dicho es que cuándo, cómo y con qué características, y si es beneficiosa para el desarrollo del país, pues bienvenida. Yo sí prefiero que se ensamblen en Colombia automotores y otros bienes de tipo industrial a que se importen. Que no nos vengan con falsos nacionalismos a defender el aplastamiento de las empresas que operan en Colombia, así sean empresas del capital extranjero, porque no le conviene para nada al interés de la nación. Luego no nos vengan acá con argumentos deleznables.

Nada sustituye a la industria

Nos han dicho también que no importa que se pierda la industria. Los que abogan por los TLC no se atreven a afirmar que no le va a pasar nada la industria. Son manipuladores, pero no tanto. Entonces han sacado otro cuento. Que lo que perdamos en la industria lo vamos a ganar en el sector agropecuario. Hay que repetir aquí, y otra vez Eduardo Sarmiento actúa como maestro, pues si alguien ha jugado un papel importante en Colombia para aclarar estos asuntos de fondo ha sido él, que nada sustituye a la industria. Un país de las condiciones de Colombia sin desarrollo industrial estará condenado para siempre al subdesarrollo, ¡para siempre! Eso está en las primeras páginas de cualquier libro medianamente serio de economía. Si en Colombia no se practica esta política es porque hay otros intereses que no son los intereses nacionales.

Quienes quieren acabar la industria también aducen alegremente que vamos a tener bienes industriales más baratos. Y evidentemente, la globalización genera en muchos países bienes más baratos. Pero es que lo único en la vida de un país no es tener cosas baratas. Colombia puede estar llena de cosas baratas, pero los colombianos estamos ñatos de tener las narices pegadas en las vitrinas y de no poder comprar nada de lo que hay adentro, barato e importado de esos países, porque se ha destruido el empleo nacional.

La importancia de la industria ha sido demostrada por los países que han tenido éxito, entre ellos Corea, que defienden el agro, no solo por razones de seguridad alimentaria, porque uno debe hacer esfuerzos por producir su dieta básica, sino también por defender su industria. Estados Unidos y Europa subsidian el agro con cifras del orden de 80.000 millones de dólares. Estos neoliberales nativos, tan rústicos a la hora de argumentar, probablemente digan que son bobos en Estados Unidos, Europa, Japón, Corea y todo el mundo por subsidiar el agro. ¿Por qué lo hacen? Para no ser sometidos a las extorsiones que puedan imponerles las trasnacionales del comercio de alimentos de otros países. Pero esto guarda otro secreto. Es que cuando subsidian su agro, están subsidiando su industria. No puede haber una industria automotriz poderosa en Estados Unidos si no hay producción agropecuaria. No puede haber industria metalmecánica, ni de autopartes, ni petroquímica, ni química, ni las industrias del futuro, la genética y la biotecnología, que son desarrollo industrial, además de desarrollo agrario. Y estas, que son realidades que se pueden demostrar hasta la saciedad, no nos las van a embolatar. Digamos aquí otra cosa. Esos países industrialmente desarrollados son países donde la industria es subsidiada de todas las maneras. Aquí ya se contó el caso de la Boeing y de la industria aeroespacial europea. Ninguna de ellas, ni la Boeing de Estados Unidos, ni Airbus de los europeos, existiría sin los inmensos subsidios que les brinda el Estado.

¿Le vamos a exportar productos agropecuarios?

Nos han estado también insistiendo en que sí va a haber exportaciones agrarias. Ya he dicho que no remplazarían las pérdidas industriales, ¿pero sí va a haber de verdad exportaciones de productos agropecuarios? No, tampoco. Son cuentos. Aquí ya Luis Fernando Velasco lo dijo con claridad. Colombia hoy exporta a Corea café, carbón y chatarra metálica, en parte porque no hay desarrollo industrial. Si lo tuviéramos, no estaríamos exportando la chatarra sino que la estaríamos transformando internamente para generar más industria. Y para exportar carbón, café y chatarra no se necesita TLC con Corea. Ese país es importante importador de productos agrarios, es verdad; su territorio no le alcanza para producir todo lo que pueden consumir, pero Corea es fuerte productor de bienes agropecuarios. Allí hubo una transformación agraria profundísima después de la guerra para asegurarse de que las tierras se dedicaran a la producción y no a la especulación inmobiliaria y hoy son fuertes productores, pero además hay realidades que nos hacen imposible tener éxito como competidores.

Primero. Los primeros vendedores de productos agrarios a Corea son nada menos que China, Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos, la gran potencia agrícola del mundo. Les voy a dar un detalle interesante, porque ahí hay debate. Hace unos días se hizo un evento en Barranquilla, al que se llamó Seminario Internacional del Sector Cárnico Bovino, enfocado a ver cómo se exportaba a Corea y a cualquier parte. En ese evento estuvo el doctor Gustavo Castro Guerrero, exministro de Agricultura y una de las personas que más saben del tema. Él me dio, y con su autorización las mencionó aquí, las notas que tomó en el evento y qué fue lo que se discutió y qué fue lo que se aclaró. Lo primero que nos dice, y ya lo aclaró aquí Armando Benedetti, es que Colombia ha hecho acuerdos con 42 países en los últimos años, algunos tipo TLC y otros no, porque no todo acuerdo internacional es un TLC, y aprovecho para aclarar de paso que yo no me opongo a que haya acuerdos internacionales, no estamos por el aislamiento de Colombia, sino a los TLC, una forma específica de acuerdo comercial. Pues bien, 42 acuerdos de distinto tipo ha hecho Colombia en los últimos años y afirma Gustavo Castro Guerrero que en razón de esos acuerdos no hemos exportado ni un litro de leche ni una libra de carne a ninguno de los 42 países. Esto es bueno que se sepa.

En el evento se examinaron las posibilidades de exportar carne de Colombia a Corea, porque se habla que vamos a haber grandes exportaciones de carne. Al señor Richard Brown, director de un centro de consultoría supremamente importante en Inglaterra, se le preguntó qué posibilidades había y contestó, textualmente, entre comillas: “Corea es muy sensible, muy sensible, muy sensible a las enfermedades”. Lo repitió tres veces. Y Colombia es un país con problemas de enfermedades en el sector de la ganadería, de aftosa y de otros tipos. Y agregó que en el caso de Estados Unidos, que tiene problemas con la enfermedad de las vacas locas, los coreanos se echaron siete años en lograr algún acuerdo con Estados Unidos y pusieron exigencias de edad de los vacunos supremamente altas para impedir en la práctica que Estados Unidos pudiera entrarles a su arbitrio. Hubo todo un control en ese sentido.

Estuvo también el señor Javier Martínez del Valle, argentino, director de la Asociación de Productores Exportadores de Argentina, y le preguntaron por qué Argentina no le exporta carne a Corea, y ustedes todos saben que Argentina es un gran productor y exportador de carne. Dijo: “No existe precedente de un país con vacunación contra aftosa que pueda exportar a ese país”. Colombia es libre de aftosa pero por vacunación. Y agregó: “Argentina ni lo intenta” (venderle carne a Corea). Y le preguntaron también a una señora Juliana Salles, del BID, experta en comercio internacional, sobre las posibilidades de exportar y la señora reveló: “Se dice –no existen pruebas– que Estados Unidos tiene un convenio de exclusividad con el mercado de carnes de Corea”. O sea, un acuerdo por debajo de la mesa para reservarle ese mercado a Estados Unidos. Porque, digamos otra cosa, y es que el libre comercio de libre no tiene nada, y no es solo comercio. Pero además está lleno de acuerdos secretos, de pactos, de maniobras, de trapisondas, de trucos, dependiendo de los intereses nacionales de cada país. Entonces que no nos digan que Colombia va a inundar el mercado coreano de bienes agropecuarios, aun si los tuviera, porque, también digámoslo con franqueza, Colombia no cuenta con producción cárnica para exportarle en grande ni a Corea ni a nadie, cosa que no me alegra, pero que es la realidad.

Moir