Estamos ante un verdadero conflicto frontal entre las grandes corporaciones y los Estados. Éstos aparecen interferidos en sus decisiones fundamentales -políticas, económicas y militares- por organizaciones globales que no dependen de ningún Estado y que en la suma de sus actividades no responden ni están fiscalizadas por ningún Parlamento, por ninguna institución representativa del interés colectivo. En una palabra, es toda la estructura política del mundo la que está siendo socavada.

 

 

Grecia: Los pueblos de América Latina sentimos lo que ellos sienten ahora

 

Grecia resiste un agresivo proceso de ocupación y conquista por parte del Capital transnacional, como cabeza de playa de la ocupación de Europa. A pesar de las distorsiones mediáticas, el mundo sabe de la Resistencia del pueblo griego. Es difícil acceder a información directa que permita comprender de primera mano los hechos y la dinámica de esta realidad. Ello obstaculiza la posibilidad de hacer conciencia de que, mientras se impone una estrategia global de despojo desde centros de poder globalizados, resulta cada vez más necesario y a la vez difícil, integrar las resistencias de los pueblos. Contribuir a reconocer y resistir la guerra del capital contra los pueblos resulta una tarea indispensable y urgente. En este propósito, presentamos este texto cuyo corazón son voces de luchadores populares de la ciudad de Thessaloniki, precedidos por una memoria que nos recuerda la manera en que nuestros destinos están necesariamente tejidos por la dignidad y la resistencia. Testimonios surgidos de un diálogo entre Theodoros Karyotis, integrante de la Iniciativa 136 por la defensa de la empresa pública del agua en Thessaloniki; Kostas Marioglu, presidente del sindicato de trabajadores de la empresa pública del agua; Oscar y Marcela Olivera, compañeros que jugaron un rol importante en la defensa del agua y las luchas populares desde Bolivia; y Manuel Rozental y Vilma Almendra, integrantes de Pueblos en Camino.

 

“Ganamos para perder, para ganar” ese es el camino

 

“Estamos ante un verdadero conflicto frontal entre las grandes corporaciones y los Estados. Éstos aparecen interferidos en sus decisiones fundamentales -políticas, económicas y militares- por organizaciones globales que no dependen de ningún Estado y que en la suma de sus actividades no responden ni están fiscalizadas por ningún Parlamento, por ninguna institución representativa del interés colectivo. En una palabra, es toda la estructura política del mundo la que está siendo socavada.

 

Pero las grandes empresas transnacionales no sólo atentan contra los intereses genuinos de los países en desarrollo, sino que su acción avasalladora e incontrolada se da también en los países industrializados donde se asientan.” (http://www.abacq.net/imagineria/cronolo4.htm)

 

El 4 de diciembre de 1972, Salvador Allende advertía que ningún país estaba a salvo del nuevo imperialismo: el de las corporaciones transnacionales, el de la banca y el sector financiero. Conmueve y estremece escucharlo a través de los años(Intervención de Allende: http://www.youtube.com/watch?v=8-CbH8AD1O0 ). Verlo en la soledad de su presencia, ante la inminencia de la masacre, convocar a cada cual, a todos los pueblos, a reconocer un fascismo definitivo, supra y transnacional, cuyo experimento inicial se preparaba para imponerse sobre ese gobierno excepcional de Chile, eliminándolo. Algo más sabemos ahora: las “organizaciones globales que no dependen de ningún Estado”, someten a todos los Estados con su “acción avasalladora e incontrolada”. Es más, los estados y los gobiernos no son hoy lo que Allende soñaba y la Unidad Popular defendía. Por el contrario, son instrumentos naturales al servicio del despojo transnacional. Han sido ajustados para servir estos propósitos contra sus pueblos al punto que, se hace indispensable resistirlos para defender la dignidad y la soberanía. Hoy mismo, cumplen un mandato, sea el que sea su discurso: despojar a todos los pueblos del mundo; expropiar todos los territorios del planeta; explotar sin clemencia todas las riquezas y bienes; eliminar bajo cualquier pretexto y sin pretextos, toda oposición, estructura, institución, imaginación, vocación e ilusión que no corresponda con el único proyecto planetario de la codicia del Capital Transnacional. Ningún pueblo está a salvo del propósito en marcha de convertir todo el planeta, absolutamente todo, en un campo de trabajo, de prisioneros, de refugiados sin patria, de despojados, de exterminio. Cuantificados los excedentes y medida la escasez por los dueños del mundo, diseñan el terror, la propaganda, los acuerdos y leyes, que despojan y eliminan lo que les sobra y se apropian de lo que es común, colectivo y escaso, para acumular. Capaces de eliminar la vida toda muchas veces y de hacernos conscientes de su poder, proceden a imponernos una sola norma moral y ética de conducta y decisión: la del pragmatismo de arrodillarnos en gratitud ante el déspota que nos permite (tal vez) seguir con vida, a cambio de salvarnos cada cual a costa de lo que sea. La ética del capo del campo de exterminio (consciente o no), convertida en liderazgo; en trabajo remunerado, en modelo a ser emulado, en posibilidad única. La política transformada en todos los ámbitos, arriba y abajo, a la derecha y a la izquierda, no en hacer lo necesario, no en pensar con libertad y menos en levantar la dignidad, sino, en hacer lo posible, lo menos malo. Negarnos a reconocer, engañarnos para que no nos demos cuenta que el precio que pagamos por sobrevivir bajo las normas del patrón, es el de nuestras propias vidas. El de la vida toda.

 

Para quedarse con el agua, con la porción de la vida que les significa lucro, con el trabajo y la sangre, con el pensar y las memorias, con los saberes y los impulsos, no escatiman capacidades ni experiencias. Es la hora final de un orden total de y para algunos pocos. Sobramos si no nos han eliminado. Si no nos han reclutado para eliminar en su nombre. No cometerán esta vez los mismos errores del fascismo del pasado. La resistencia por ejemplo, debe ser, para este proyecto de exterminio, un factor del cálculo, un elemento a incorporarse en la ecuación del despojo. Más eficaz que aplastar las resistencias, para hacerlo; es manejarlas, aplicando lo que han aprendido al sofocarlas durante siglos.  Manejar la agenda, preservar los discursos incoherentes con las prácticas, para que lo inesperado, lo imponderable, lo colectivo incontenible y hermoso, lo tejido desde abajo y adentro, no tenga posibilidades o sea desechado en los propios procesos, por no caber en la estructura doctrinaria de lo establecido. Reforzar el orden, especialmente en la tarea de resistirlo. Resistencia, si, pero la controlable, de modo que hasta la creatividad quede inserta en el orden de las posibilidades, para que lo imposible e indispensable no suceda. Para que no nos podamos levantar hoy para llegar más allá de lo que imponen y derribar la historia de sus tiempos y sus lógicas. Resignarnos a la posibilidad de vivir y defender la vida solamente dentro de la jaula en la que nos han encerrado mientras la explotan hasta acabarla.

 

A partir del golpe militar de las transnacionales en Chile y hasta el día de hoy en Grecia, la agenda del “Consenso de Washington” avanza por todo el mundo. Bajo dicta-duras y dicta-blandas, nos impusieron el “ajuste estructural”, la inversión en infraestructura y el control social. Más de una vez sentimos, a partir de la Margaret Thatcher que no había alternativa (TINA: there is no alternative). Nos sumieron en la desesperación y en el afán diario de conseguir alguna migaja así no nos pagaran ni nos dejaran ir al baño o comer a cambio de un oficio en las cadenas de las grandes marcas. Nos derrotaron varias veces. Esa es la historia de los 70 y de los 80 en América Latina. Pero también es la otra historia, la de superar la derrota y salir, a la fuerza y con todo a no aceptarlos y a ser desde las calles. Los pueblos aparecen y se nombran a sí mismos. El emperador quedó desnudo en Cochabamba: “¡El agua es nuestra: CARAJO!”. Frente a frente las transnacionales y los pueblos. El intermediario servil del Estado a su servicio expone su vergüenza y se retira inútil. La palabra de Allende se vuelve camino en el pecho de los pueblos: “Cuando se siente el fervor de cientos de miles y miles de hombres y mujeres, apretándose en las calles y plazas para decir con decisión y esperanza: Estamos con ustedes, no cejen, ¡vencerán!, toda duda se disipa, toda angustia se desvanece. Son los pueblos, todos los pueblos al sur del río Bravo, que se yerguen para decir ¡basta!, ¡basta! a la dependencia, ¡basta! a las presiones, ¡basta! a las intervenciones; para afirmar el derecho soberano de todos los países en desarrollo a disponer libremente de sus recursos naturales.” Desde el Caracazo, pasando por el alzamiento Zapatista, las guerras de Bolivia, los levantamientos indígenas y populares del Ecuador, las marchas campesinas del Brasil, la avalancha en Haití, la resistencia y la Minga en Colombia, el “que se vayan todos” de la Argentina y miles, miles de luchas más, aún vivas, el fervor sentido y prometido por Allende era y es verdad. Realidad concreta. Camino.

 

Pero es a la vez un camino duro que enseña la lección que no acabamos de aprender: las derrotas, los errores, las debilidades, son parte del camino esperado y deben reconocerse para poder seguir adelante. Cada paso pone en evidencia tanto el poder del modelo, como las contradicciones nuestras de las que se vale. Debemos asumir que así es y que así debe ser mientras vamos tejiendo nuestras agendas. Tras la efervescencia de la movilización y el levantamiento, viene la maniobra, la frustración, la trampa, el error. “Ganamos pero perdimos”, se dice en Bolivia. “Ganamos para perder, para ganar” ese es el camino. Derrotarlos es la oportunidad para descubrir nuestras debilidades y errores. Nos levantamos para resistir y transformar y ello impone levantarnos para entender cada vez más y mejor, por qué y cómo nos siguen derrotando. Saber cómo perdimos luego de ganar, es volver a levantarnos. Quienes niegan las contradicciones y nos impiden nombrar los errores, se han acomodado en un orden que no cambia. Asumen su lugar y pretenden acomodarse a nombre nuestro, dentro del régimen que hace falta transformar. Terminan repitiendo que es necesario el sacrificio y la miseria: de los de abajo. La explotación y el despojo. Han convertido el camino del opresor en el único posible, a nombre de la resistencia. Que se equivoquen, es inevitable. Como también lo es que el error no se convierta en nuestra ley y en el silencio y la división que nos imponen.

 

Las mismas estrategias de despojo llegan al “viejo continente”. Nos señalan y nos marcan en la piel y en el alma en oleada tras oleada de conquista hasta esta transnacional y neoliberal: Los primitivos, los atrasados, los culpables de nuestra propia miseria por nuestra inferioridad. Los desalmados. Los desechables. Los esclavos por naturaleza, por nuestra incapacidad, por la riqueza y la abundancia de nuestros territorios, que deberían pasar a mejores y más civilizadas manos. Los siervos perezosos y sanguinarios. Esta vez son los griegos. Serán los italianos, los irlandeses (otra vez), lo españoles. Ya llegaron con “paquetes de ayuda” para “salvar la economía” como nos los impusieron e imponen. El experimento al sur del río Bravo se ajusta al Viejo Continente. La “Cuna de la Civilización” ha sido sometida a una deuda impagable por los mismos que ahora la cobran a través de Memorandos (1 y 2), impuestos por la banca, el FMI y las transnacionales, a espaldas del pueblo para convertir a Grecia en colonia de banqueros y transnacionales. La magnitud del despojo, de la ocupación, es tan grande, que necesita ser encubierta como ayuda, como estrategia para “salvar la economía”, como mecanismo para superar el manejo irresponsable de las finanzas públicas, por parte de los propios irresponsables que ahora cobran desde el otro lado de la mesa. A Grecia no la están ayudando: la están eliminando. (Cronología de la crisis en Grecia: http://www.rtve.es/noticias/20120223/cronologia-crisis-grecia/329528.shtml )

 

Para hacerlo, necesitan cultivar la resignación de su pueblo y lo vienen haciendo. El pueblo griego no quiere pagar esta deuda que no es suya. No quiere que le roben su territorio. No acepta que lo despojen de sus bienes colectivos, de su historia, de su cultura. Hay quienes no se resignan y proponen. Hay quienes están haciendo lo posible, lo imposible, sin recursos y en medio de la resignación creciente. En sus propias palabras, que acá compartimos como testimonio y llamado nos dicen: “No estamos desesperados, seguimos luchando con la misma intensidad. Seguimos intentando cambiar de estrategias y encontrar maneras distintas de pasar nuestro mensaje. Es el momento oportuno de sumar otras capacidades y experiencias a nuestra lucha.”

 

No somos insensibles a este llamado. No lo son los de abajo, los que viven y dan la vida para la Madre Tierra y la libertad digna de los pueblos. Es una expresión de la lucha de “Dos continentes contra el neoliberalismo” (http://www.jornada.unam.mx/2012/02/24/opinion/021a1pol). De allí que sea Oscar Olivera, quien se levantara con su pueblo como vocero de la Guerra del Agua en Bolivia y desde allí, la Guerra por el Agua en el mundo entero, quien se haya acercado a Grecia, a escuchar la palabra de quienes desde allí resisten y son nosotras y nosotros. Porque en Bolivia y en las calles y campos de América Latina, la lucha de los pueblos es de todas y todos. Cuando desde Grecia nos convocan, no nos piden ayuda, sino que nos unamos a la misma lucha desde el mismo lugar, abajo y adentro, a resistir y transformar. Nunca más un mundo sin sus pueblos. En esa perspectiva, se van tejiendo los caminos que necesitan de todas las capacidades y esfuerzos para que no nos sometan ni exterminen unos pocos insaciables y enfermos. En Grecia, quienes resisten, la están pasando muy mal y esta hora definitiva no puede ser un problema que no nos toque. Así como, cuando la Coordinadora del Agua derrotó a las transnacionales a nombre de todos los pueblos del mundo, el resultado de la lucha del pueblo griego define ahora mismo, nuestro destino y la resistencia frente al fascismo del capital.

 

Oscar Olivera lo sabe y asume una vocería de tejedor, acercando el llamado de los defensores del agua en Grecia, a la conciencia de los pueblos de nuestro continente y del mundo:

 

“Muchos de nuestros pueblos ya han pasado por esto. Lo que está pasando en Grecia con el agua es lo mismo que pasó aquí en Bolivia en 1985. Era una  política de shock, atacados por todos lados, desconcierto total, miedo, resignación. Entonces podemos entender lo que está pasando y también aportar cómo se fue estableciendo de a poco un proceso de  resistencia pese a todas las dificultades. Recuerdo que en el 1985 decíamos y ¿ahora qué hacemos? Llorábamos, estábamos en la clandestinidad los dirigentes,  apresaban a medio mundo, nos confinaban. Realmente era terrible. Estábamos destruidos en una situación terrible. Esto ha pasado y le sigue pasando a hermanos de otras partes.

 

Esos mecanismos de privatización no le resuelven a la gente nada, por el contrario, van a ahondar más la crisis. Lo que están pasando en Grecia, lo pasamos nosotros, claro, bajo otras circunstancias. Seguramente el sistema ya tiene planes para que no ocurra lo que pasó aquí en Bolivia con los procesos de articulación, de resistencia y de victorias.

 

Sentimos lo que ellos sienten ahora, por eso les damos esperanzas de que no se ha perdido todo y que vamos a recuperar la fuerza, la fortaleza, la capacidad de unirnos de organizarnos otra vez. Creo que esto es importante para los hermanos y hermanas de Grecia.”

 

(A continuación, una síntesis textual de lo planteado por Theo y Costas)

 

Testimonios: La resignación cultivada y el despojo, desafíos de la resistencia en Grecia

 

La situación en Grecia ahora mismo se parece muchísimo a la imagen que teníamos nosotros de toda la situación en América Latina, con un ataque frontal a los derechos de la gente y a todo lo que es público.  Justamente, hace un par de semanas el parlamento griego ratificó el Memorando 2, convenio informal entre el gobierno, el FMI y la UE, en el que se toman medidas drásticas para pagar el préstamo. Este acuerdo contempla la privatización de las empresas de agua en Atenas y en Thessaloniki, las dos ciudades más importantes de Grecia. Además incluye una lista increíble de recortes, de privatizaciones y de retrocesos en derechos económicos, políticos y laborales. Es un ataque jamás antes visto en tan poco tiempo contra toda la sociedad griega. Frente a esta situación hubo una serie de manifestaciones muy fuertes de protesta a las que se respondió con una represión brutal, porque no toleran ningún tipo de disidencia, aunque casi un 80% de la gente está en contra de estas medidas.

 

Infortunadamente con el pueblo griego jugaron la estrategia de dividir y conquistar. Están cultivando desde hace muchos años un ambiente de todos contra todos. Que tenemos que estar en contra de todos nuestros conciudadanos e identificar los grupos que son más privilegiados que otros, o que tienen mayor o peor remuneración que los demás. Cultivaron también que nos sintamos envidiosos de ellos y que no miremos el capital que orquesta toda esta situación. Con esta estrategia han conseguido reducir varios sueldos ahora mismo y un gran porcentaje de la población ya vive bajo el umbral de la pobreza.  Ahora, una vez cultivada esta situación, llega el momento de hacer las privatizaciones, porque han logrado que a la gente ya no le quede mucho ánimo para resistir. La gente está resignada, está vencida. Lo que está pasando no tiene justificación, pues están vendiendo empresas que son solventes y aportan beneficios, los cuales irán a las empresas privadas y no a las arcas públicas, que por lo menos podrían beneficiar a los ciudadanos.

 

Quienes estamos al tanto de la situación en América Latina tenemos clarísimo que nuestro país tiene un paralelismo increíble con la historia de la agresión neoliberal. Somos el país europeo que más se parece en todos los aspectos: los regímenes autoritarios que vivimos, incluso cosas cómicas, como los amoríos  de nuestros políticos que son iguales a los amoríos de los dictadores de allá. Tenemos mucho paralelismo con Argentina, pues ellos tuvieron recientemente la misma situación con el FMI y creemos que fue un experimento que pasó por allá antes de llegar a nosotros. Estamos en una situación tan complicada que hasta tendríamos que decir: ojalá fuéramos Argentina en el 2001¡, porque la crisis social y política que se ha generado en Grecia es muchísimo más grave y vamos a tardar mucho más en recuperar nuestras vidas.

 

Con este segundo memorando todo lo que existe bajo el sol, toda Grecia está sometida a un ataque letal. Todos los derechos sociales están en riesgo. Hay recortes de salarios, de pensiones, y de empleos en el sector público y privado. Miles de empresas cierran cada día. La economía se está haciendo cada vez más pequeña. En fin, es una pérdida de derechos y de libertades. Entonces no es sólo el agua, es la vida misma la que está amenazada.

 

En ese contexto, nuestro mayor enemigo es la resignación y el cinismo de la gente. Eso es lo que enfrentamos delante nuestro. No nos dicen que las iniciativas o planes de resistencia y autonomía que proponemos frente a la privatización del agua son incorrectas o no sirven, sino que sienten que es inútil resistir. Que, pase lo que pase, el gobierno se va a salir con la suya.  Es un cinismo y una resignación cultivada desde el poder por los medios de comunicación, que nos están presentando siempre este falso dilema: bancarrota total o pasamos estas medidas de despojo. Sin entender que con estos acuerdos firmados lo venden todo y despojan la vida de la gente.  Es una sin salida.

 

La Iniciativa Popular Cooperativa del Gobierno Ciudadano

 

Esta agresión nos significa un cambio de estrategia y una intensificación de nuestra lucha y resistencia en la defensa de la vida. Nosotros somos una iniciativa ciudadana de Thessaloniki. Una iniciativa que incorpora y reconoce muchos elementos que provienen de dentro del propio proceso popular, tales como la presión política para hacer ver lo absurdo que es entregar el agua a empresas multinacionales privadas, cuando hay un fuerte movimiento ciudadano dispuesto a gestionar el agua. Pero nuestro compromiso no se reduce a una presión política, se trata de la movilización concreta hacia una utopía que surge de la experiencia y el saber desde abajo que ha madurado en su decisión de quitar de en medio a un Estado que ha demostrado ser inútil para defender los bienes públicos y los derechos de los ciudadanos. La desconfianza hacia el Estado es la razón por la cual, la “Iniciativa 136” busca crear un modelo radicalmente distinto al del “público-estatal”, y generar nuevos actores de decisión política y gestión que vengan de la sociedad, basados en la participación ciudadana. Llamamos nuestro modelo “público-social”, y resaltamos los valores de democracia directa, justicia social, solidaridad. Los movimientos latinoamericanos y especialmente el movimiento que luchó por el agua en Cochabamba son un claro referente para nosotros.

 

Queremos encontrar maneras de gestionar todo desde la sociedad. Gestionar nuestros asuntos, pero también nuestros bienes comunes. Esta iniciativa, en el imaginario colectivo tiene un fuerte significado. Hay mucho apoyo ciudadano, pues están hartos de la situación política en Grecia. Entonces nos basamos en este sentir colectivo y en lo novedoso de la sociedad, que desea sacar a las instituciones corruptas, como las transnacionales y los estados y asumir control directo sobre lo público y lo político: sobre la vida misma.

 

Desde que se anunció la privatización de la empresa de agua el verano pasado, formamos una alianza entre el sindicato de trabajadores de la empresa, círculos académicos progresistas con nuevas ideas que promueven economía social y solidaria y movimientos ciudadanos en pro de una democracia directa y del control y manejo autónomo de la empresa (y de los bienes y recursos públicos y comunes en general) por parte de los ciudadanos organizados. Empresas públicas ciudadanas como alternativa a la crisis y al afán de lucro.

 

Nuestra propuesta es  parar la privatización por cualquier medio.

 

Si falla esta estrategia de control ciudadano directo y siguen adelante con el plan de privatización a través de una subasta pública para vender la empresa a la transnacional que aparezca como el mejor postor, nos presentamos a la subasta en la licitación pública como ciudadanos, promoviendo cooperativas barriales en toda la ciudad. Reunimos el dinero nosotros y nos presentamos a la subasta para competir allí contra las transnacionales y sus intereses de lucro.

 

Tenemos el apoyo de ayuntamientos y de los concejos municipales de Thessaloniki que se han pronunciado a nuestro favor. Hemos empezado a crear las primeras cooperativas con estatutos internos y de forma legal. Estamos ahora en el proceso de hacer un llamamiento a la gente para que participe. Cuando estas cooperativas tengan suficientes miembros serán las accionistas de la nueva empresa social que gestione el agua de la ciudad. No serán los ciudadanos los accionistas sino las cooperativas. Esto significa que nadie podrá especular con su participación en la empresa. Las acciones serán intransferibles y nadie podrá comprar influencias. El modelo que aplicaremos será: “un medidor (contador) de agua-un voto!!!”. Entonces cada persona que tenga el medidor de agua tendrá un voto en la toma de decisiones a nivel local en las cooperativas.  Asimismo, la empresa necesitará establecer un consejo de directores, pues no todo puede ser gestionado de manera práctica por los ciudadanos. Esto sería imposible. Hay gente clave que sabe muchísimo más sobre la gestión del agua que los ciudadanos de a pie y que necesitan del respaldo y reconocimiento de la ciudadanía. Queremos garantizar control ciudadano sobre el consejo de directores. Los ciudadanos tienen que decidir.

 

Es muy importante lograr todo lo que nos hemos propuesto en la defensa de los bienes comunes  y en especial del agua, pero a la vez es complicado. La Iniciativa en la que estamos involucrados, tiene fuerza y sentido; suena muy bonito. Pero en la práctica, enfrentamos muchas dificultades que nos cortan las alas y por ello, tal como fue el caso de las luchas contra el modelo neoliberal en América Latina, necesitamos de apoyo solidario para mantener la fuerza y superar los desafíos.

 

Por ejemplo, frente a nuestra capacidad, respaldo y claridad encontramos que no tenemos financiación. Ahora mismo, nuestros comunicados de prensa con argumentos y razones sólidas, son ignorados totalmente, pues los medios de comunicación tienen una línea clara para fomentar la resignación ciudadana a la privatización: insisten en que esta es la única manera de ayudar al país a salir de la crisis y de la deuda. Esto es una mentira enorme porque, por ejemplo, la deuda de Grecia es de (alrededor de) 400 mil millones de euros, mientras esta empresa la van a vender por sólo 50 millones. De modo que es una excusa tonta decir que esta venta y privatización, va a favorecer la economía del país. Por esto necesitamos una campaña muy grande para incidir en medios de comunicación. Ahora estamos acudiendo a nuestros conocidos en varios medios, incluso populares, que quieren ayudarnos sin tener que pagarles. Sorprendentemente son muchos los que en los medios comerciales, desobedecen a sus jefes, pero ante la magnitud de la propaganda, esto no es suficiente. Estamos gestionando recursos activamente, sin obtener aún respuestas concretas, y,  aunque este apoyo llegue, ahora el tiempo es corto, porque el gobierno quiere proceder con la licitación pública en mayo.

 

Nos quedan menos de tres meses para hacer oír nuestra voz. No estamos desesperados, seguimos luchando con la misma intensidad. Seguimos intentando cambiar de estrategias y encontrar maneras distintas de pasar nuestro mensaje. Es el momento oportuno de sumar otras capacidades y experiencias a nuestra lucha.

 

Ante estos desafíos, una de las estrategias que hemos estado desarrollando con las cooperativas, es el de las pre-inscripciones, es decir, en vez de que  la gente se inscriba formalmente a las cooperativas, manifiesta su compromiso e interés preinscribiendo sus datos personales, de modo que estas listas se convierten en un medio ciudadano de presión política.

 

También realizamos acciones directas. Por ejemplo, cuando vinieron los expertos del FMI a hacer una evaluación de la empresa, ocupamos, junto con los trabajadores de la empresa, las oficinas centrales para que no pudieran entrar. Esto lo cubrieron los medios de comunicación. En ese aspecto funcionó, pero en definitiva no afectó mucho la situación, porque de todos modos se reunieron los del FMI con los jefes de la empresa, aunque se vieron obligados a hacerlo en un hotel. Esta y otras acciones directas son maneras de quitarles un poco de legitimidad y de manifestarles que estamos aquí y que vamos a defender esto.

 

“A los pueblos del mundo: este atropello contra el nuestro, no es un asunto solamente de Grecia”

 

Queremos resaltar algo: decirle a los pueblos del mundo que este atropello contra el nuestro, no es un asunto solamente de Grecia, porque la máquina de propaganda europea está intentando convencerles de que Grecia se merece esta situación porque estaba viviendo con dinero prestado. Porque “son unos vagos que no trabajan lo suficiente, que no son productivos”. “Porque han sido incapaces de manejar su economía y por eso hay que rescatarlos con medidas drásticas”. Entonces debemos aclarar que esto es falso. Es solamente un pretexto, una excusa para robarse nuestro país y culparnos del robo y que después de Grecia, le va a llegar el turno a todos los países del norte europeo. El capitalismo enfrenta su crisis a través de este nuevo modelo de ocupación, diseñado desde el propio norte. Avanza sobre Grecia y otros países, pero ocupará todos los países, incluido, por supuesto el norte que es el centro desde donde hoy se toman todas estas decisiones.

 

Llamamos a los  movimientos de América Latina a que apoyen y se sumen a nuestra lucha. Nosotros los tenemos como claros ejemplos de las resistencias. Aunque hay muchos paralelismos entre Grecia y América Latina, acá están siguiendo otro modelo de agresión, porque, a diferencia de muchos contextos latinoamericanos, este es un país que se consideraba industrializado y hubo el tiempo para desarrollar una clase media popular. Luego se trata de realizar un nuevo experimento de ocupación para las condiciones particulares de economías industrializadas. El capitalismo depredador, está ahora comiendo sus propias carnes.

 

Necesitamos acceder a conocimiento, información directa que nos ilustre respecto de las diversas formas en que los pueblos de América Latina se enfrentaron a estas situaciones en el pasado, porque consideramos que sus experiencias son muy valiosas. Nos podrían ayudar a pensar conjuntamente cómo escapar de la situación que vivimos ahora mismo, pues nos estamos enfrentando a algo nuevo, que no teníamos previsto como movimientos sociales hasta hace apenas un par de años.

 

– Pueblos en Camino

Febrero 28 de 2012

Thessaloniki, Cochabamba, Campbellton.

http://www.alainet.org/active/53201