Han pasado ya 15 años de la primera versión del Foro Mundial del Agua y 20 de la Declaración de Río. Durante esos años el Consejo Mundial del Agua liderado por empresas como Veolia, Suez, Coca Cola, Monsanto y otras grandes transnacionales han desarrollado una visión muy sofisticada del agua, una visión que está fundamentada en el concepto de que el agua es un bien mercantil necesario para la vida y la ecología, funcional a los derechos humanos y a la sobrevivencia, por lo tanto… un gran negocio.

 

En todo ese tiempo, en lugar de mejorar el cuidado de las fuentes y acuíferos en todo el mundo la situación ha empeorado sustancialmente. Los equilibrios ecológicos necesarios para la supervivencia y la fluidez del ciclo hidrológico se han quebrado como nunca antes, debido a los procesos de agroindustria a gran escala, contaminación minera y proyectos de energía basados en la construcción de enormes hidroeléctricas, entre algunas de sus causas. Por su parte, las empresas están buscando cada vez mas ganarle terreno a la gestión pública y se siguen dando debates entre gestores públicos versus empresarios y diplomáticos corporativistas que intentan convencernos de que el papel de los privados es inevitablemente necesario para la gestión del agua. En estos debates y acuerdos de gobernanza global del agua pretende deslegitimar la gestión pública y fortalecer el concepto que fue desarrollado por el Consenso de Washington: el desarrollo y el cumplimiento de los objetivos del Milenio sólo serán posibles si existe una fuerte inversión privada, por lo tanto el desarrollo, los derechos humanos y los equilibrios ecológicos están librados a la suerte del mercado.

 

Este principio ha permitido construir un sistema especulativo de alto vuelo que ahora viene a reforzarse con el desarrollo de la economía verde que es más de lo mismo, pero pensado para crear mercados especulativos con un tinte verde añadido para dar la sensación de que se está protegiendo el planeta y con la intención, esta vez sí, de mercantilizarlo todo; no sólo el agua que tomamos y hasta el aire que respiramos sino inclusive el futuro del planeta. Aunque parezca ciencia ficción esto es posible así como ha sido posible que desde este Foro se hayan impulsado soluciones técnicas y corporativas escandalosas hace unos años y que ahora ya están puestas en práctica.

 

En La Haya, el Foro Mundial del Agua de 2003 se propuso incentivar la creación de semillas transgénicas para “ahorrar agua” bajo del diagnóstico de que es la agricultura la que mayor agua usa en el mundo. Por entonces los activistas del agua reclamaron que esta solución se podía constituir en un crimen que podría afectar la salud de todo el mundo y activaron campañas para evitar las semillas transgénicas e incluir el principio precautorio sobre estas tecnologías. Hoy, las semillas transgénicas son parte del comercio mundial de alimentos y sus tecnologías e insumos; en esta semana Argentina se ha enorgullecido de presentar al mundo el patentamiento de una nueva semilla transgénica capaz de “ahorrar” agua en la producción de trigo, maíz y soya a nivel mundial.

 

Las cosas van mal porque han dejado las decisiones mas importantes sobre la vida y sobre el planeta a las corporaciones y a los gobiernos poderosos y desarrollistas que asentados bajo el principio de que todo se compra, se paga, se vende o se repara pagando, han llevado hasta los límites la imposibilidad de construir una sociedad solidaria, cuidadosa del medio ambiente y sobre todo respetuosa de un bien sagrado para la vida como es el Agua.

 

El Foro Mundial del Agua se ha negado sistemáticamente a apoyar en sus declaraciones el Derecho Humano al Agua y al Saneamiento. En el Foro Mundial del Agua de México en 2006 fueron apenas 4 los países que firmaron una declaración por minoría exigiendo el derecho humano al agua entre ellos Uruguay y Bolivia. Sin embargo en las NNUU hace dos años no hubo ni un solo voto en contra de la Resolución 64/292 declarando el Derecho Humano al Agua y el Saneamiento, los países que se oponías sólo pudieron abstenerse de votar pero no explicitar su negativa a un evidente consenso generado desde los pueblos y desde los países que saben que este es un derecho inalienable para la humanidad.

 

¿Cómo es posible que sistemáticamente el FMA se niegue a este derecho y que en las NNUU se haya aprobado sin oposición hace dos años? ¿Siendo que son los mismos países los que forman parte de las declaraciones ministeriales por un lado y de las Resoluciones y Conferencias por el otro? ¿Por qué es que ahora que luego de ese paso tan importante en el sistema multilateral de las Naciones Unidas, el FMA no recupera el logro y más bien busca retroceder y aminorar las posibilidades de implementación del derecho humano al agua derivándolo a los procesos de privatización? Es más, ahora el FMA está decididamente enfocado a incluir el agua en “todas sus dimensiones económicas, sociales y ambientales en un marco de gobernanza, financiamiento y cooperación”… como afirma su declaración emitida ayer y forzada a pesar de la protesta de algunos países.

 

Mientras tanto, miles, sino millones de experiencias e iniciativas de gestión social y solidaria, experiencias exitosas de gestión publica están dirigidas a significar el agua como un bien común, un bien no mercantil para la vida.

 

Las políticas y visiones promovidas por el Foro Mundial del Agua no están a la altura de los desafíos que plantea y el planeta y la humanidad y por el contrario están condenando la gestión del agua a su manejo por los poderes corporativos incapaces de priorizar la vida, preocupados mas bien de cómo seguir extrayendo ganancias hasta de donde no hay, desde sistemas financieros, especulativos y sistemas de litigios corporativos cobijados en las instituciones financieras internacionales.

 

Considerando el extremo agotamiento de los recursos y el desbalance ecológico producido en el planeta es indispensable que la gobernabilidad del agua debe quedar fuera de las manos del Consejo Mundial del Agua y ser construida desde los consensos de los ciudadanos, de los pueblos y del interés público. Por ello es que los Movimientos sociales en Marsella están proponiendo que sean las NNUU las que convoquen a un Foro Global del Agua que posibilite escuchar las voces de la gente para pensar en el agua como un bien para la vida. Las organizaciones sociales están pidiendo que se refuercen los sistemas locales y que se contribuya a un ejercicio de la vigilancia social para asegurar que su maneo sea social, democrático y solidario.

 

Se dice no sin razón que “Miles han vivido sin amor, ninguno sin agua” (Auden). Nosotros añadimos desde este Foro…” sin amor, sin empatía ni solidaridad, será imposible asegurar que el agua llegue limpia y pura para todos…”

 

– Elizabeth Peredo es psicóloga social, escritora y activista por el agua, la cultura y contra el racismo.

Escrito para FAME, Marsella, 2012

 

Elizabeth Peredo Beltrán