La escasez de agua emerge cada vez más como uno de los principales problemas del siglo XXI, si se tiene en cuenta que mil millones de personas están afectadas por la falta del vital líquido y la cifra aumenta anualmente.
El cambio climático, la mala gestión y distribución de los recursos, la rápida urbanización y la contaminación constituyen hoy una amenaza significativa para las fuentes hídricas.
Así lo advirtió un informe de la Organización de Naciones Unidas presentado en el VI Foro Mundial del Agua, que se celebró recientemente en la ciudad francesa de Marsella.
Aunque la Asamblea General de la ONU reconoció en el 2010 su acceso como un derecho humano, aún existen grandes grupos con serias dificultades para alcanzar este beneficio, sobre todo en los países pobres.
Unos dos mil 400 millones de personas no disfrutan de un saneamiento adecuado, lo cual provoca cada año más de tres millones de muertes por enfermedades asociadas al consumo de líquidos contaminados.
De esas víctimas, el 90 por ciento tiene menos de 14 años y la mayoría vive en países pobres, denunció Alain Boinet, director general de la organización Solidarités International.
Hoy enfermedades asociadas al consumo inadecuado, como la diarrea, el cólera o la hepatitis dejan más muertes que las guerras o el Sida, dijo.
Citó como ejemplo el caso reciente de Haití, donde después del terremoto una epidemia de cólera ocasionó siete mil víctimas mortales y contaminó a más de 500 mil personas.
Aunque ninguna zona se libra de la presión sobre los recursos hídricos, hay lugares donde la situación es mucho más grave. En África Subsahariana, por ejemplo, más de una tercera parte de sus habitantes, vive en un entorno pobre de agua.
Por otra parte, Asia y el Pacífico, donde se aloja el 60 por ciento de la población mundial, no posee más que el 36 por ciento de ese recurso.
A los problemas ya mencionados, se une uno más reciente: la creciente privatización de este producto.
La venta de agua embotellada se ha convertido en un gran negocio que, entre los años 1970 y 2000, creció en más de 80 veces.
En un foro alternativo al encuentro de Marsella, convocado por la sociedad civil, miles de participantes alertaron sobre la creciente mercantilización y la sobreexplotación de los mantos acuíferos por parte de las transnacionales.
Un grupo de delegados del estado mexicano de Chiapas denunció los intentos de la Coca Cola de apropiarse de los principales manantiales ubicados en esa región.
De igual manera, chilenos encabezados por el obispo de Aysén, Luis Infanti, reiteraron la oposición de los habitantes de la Patagonia al megaproyecto de una gran represa que obligaría a los pobladores a abandonar tierras de uso agrícola.
El encuentro de Marsella constituyó una etapa más en la preparación de la Conferencia de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible Río+20, que tendrá lugar en Brasil del 20 al 22 de junio.
Veinte años después de la Cumbre de la Tierra, Río de Janeiro volverá a convocar a representantes de los gobiernos, la sociedad civil y las organizaciones internacionales para analizar los retos ambientales, entre ellos el problema del agua.
María Fernanda Espinoza, ministra coordinadora de Patrimonio Natural y Cultural de Ecuador, declaró que los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) coordinan acciones para llevar una posición conjunta a ese encuentro.
Una de las propuestas en examen es la necesidad de una declaración universal de los derechos de la naturaleza, tema analizado en la primera reunión de ministros de medioambiente de la CELAC celebrada en febrero en Quito.
"En nuestros países el desarrollo convencional, basado en la economía neoliberal, lo único que ha traído es la destrucción ambiental, la inequidad social, la concentración de la riqueza y el sobreconsumo de las elites", dijo Espinoza a Prensa Latina.
Ecuador aboga por una nueva arquitectura financiera, por aplicar un impuesto a las transacciones financieras internacionales y al consumo de petróleo por parte de las economías industrializadas, para crear un fondo destinado al desarrollo sostenible y el saneamiento.
La atmósfera, el agua, la biodiversidad son bienes comunes y la responsabilidad de cuidarlos y mantenerlos es de la totalidad del planeta, dijo la funcionaria durante una reciente visita a Francia.
Analizar y buscar soluciones a la crisis del agua es uno de los grandes desafíos de este siglo, porque este es un recurso clave para el desarrollo sostenible, la lucha contra la pobreza, la protección del medioambiente y sobre todo para la preservación de la paz.
Por Carmen Esquivel Sarría
Jefa de la corresponsalía de Prensa Latina en Francia.
06 de abril de 2012, 01:31
Em/car
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