Así se tituló la exposición hecha por Carlos Gaviria en el pasado 26 de marzo en el Centro Cultural de Cali. Me siento en la obligación de aclarar que es éste un ejercicio sesgado que pretende recoger algunas de las ideas que expresó el profesor Gaviria en su didáctica intervención. Ideas que a mi parecer versan sobre debates claves en el camino de la unidad de la izquierda colombiana.

 
Por César Castañeda. 
Comunidad Sirirí.
 
Marco de la discusión.
 
“No nos preguntan qué menú queremos, sino
con qué salsa lo vamos a acompañar.”
 
1. Las elites colombianas nunca han permitido que se desarrolle una sociedad democrática en nuestro país, es decir, la democracia colombiana es una quimera… una simulación.
 
2. El bipartidismo, de haber existido, jamás habría permitido la existencia del Frente Nacional. El hecho de que tradicionalmente hayan existido dos partidos políticos, no quiere decir que en Colombia se haya presentado el bipartidismo. Esa idea es imprecisa. Lo que si ha existido en Colombia es partidos tradicionales. Liberales y conservadores no son históricamente antagónicos. Prueba de ello es que durante el Frente Nacional fueron denominador común la exclusión política de las masas, el modelo económico al servicio de unas pocas familias, el genocidio de la izquierda y la depredación de las rentas públicas. Como en el “gatopardismo”, todo cambiaba para seguir siendo igual.
 
3. El abstencionismo como característica de la apócrifa democracia colombiana, es una prueba más de que en los procesos electorales no hay nada en juego.
 
Algunas valoraciones “políticamente incorrectas” sobre las razones
de la actual situación del Polo.
 
1. Es inocultable que avanza una arremetida del establecimiento colombiano contra el PDA, arremetida que se ha encarnizado fundamentalmente contra los componentes más avanzados del Polo.
 
2. La construcción del Ideario de Unidad, aunque tuvo la virtud de ser confeccionada por las diferentes tendencias del partido, nunca logró que estas mismas tendencias alcanzaran el suficiente sentido de pertenencia con el PDA. “El Ideario de Unidad es tan básico que cualquier demócrata estaría de acuerdo con él”.
 
3. A pesar de que la diversidad ideológica y las tendencias son el activo más importante del PDA, éstas últimas tienen formas organizativas mucho más fuertes que las del mismo partido. La militancia es entendida primero -y ante todo- hacia la propia tendencia, no hacia el Polo.
 
4. El Polo no fue capaz de desmarcarse de alcaldías que no eran propias. Samuel Moreno gobernó con el liberalismo, con el uribismo y con Cambio Radical. Nosotros no gobernamos con él, sin embargo “nos quedamos con el pecado y sin el género”.
 
5. El Polo se quedó en discusiones bizantinas y luchas internas -que no son de fondo- entre las tendencias cuando lo que había que hacer era capitalizar los buenos resultados y la confianza que la gente había depositado en la izquierda.
 
6. El dogmatismo terminó por romper importantes avances unitarios que había logrado el partido. Se incurrió en la practica de satanizar a los contradictores, se llegó a afirmar que Petro era de derecha y eso no le hizo ningún bien al partido.
 
La Unidad Nacional y la oposición.
 
1. Basta de engaños, Uribe y Santos son copartidarios de un mismo proyecto: fortalecer el statu quo.
 
2. Santos se diferencia de Uribe en el estilo.
 
3. La Ley de restitución de tierras (proyecto bandera del gobierno nacional) es una iniciativa buena en general, pero no debe olvidarse que que su alcance no es otro que devolverle las tierras robadas a sus legítimos dueños. No se trata entonces de una ley de reforma agraria, ese tema sigue pendiente.
 
4. La política se hace porque hay lucha de ideas… todas las colectividades afirman pretender lo mejor para la humanidad, la política surge entonces porque las formas de lograr objetivos comunes es diferente. En ese sentido, la política es la lucha por el poder.
 
5. La oposición es necesaria en cualquier sociedad ya sea democrática o una simulación de ella. La oposición no es atravesarse a todo, hay que rescatar lo rescatable, y criticar lo que merece ser criticado.
 
6. El compromiso del Polo es grande porque la izquierda colombiana tiene como principal tarea la lucha por los débiles y en Colombia hay muchos.
 
7. Es más difícil hacerle oposición a Santo porque Santos es mucho más sutil que Uribe. Hoy la oposición también tiene que ser mucho más fina.
 
¿Cómo avanzar?
 
1. Es necesario romper las tendencias, pero no en el sentido filosófico, sino en el organizativo. Hay que anteponer los intereses del partido a los de las tendencias.
 
2. Hay que defender la unidad como a la vida, por encima de todo.
 
3. No podemos permitir que se satanice a ninguna tendencia, incluso las que ahora no están. Con los Progresistas hay más cosas que nos unen y hay muchos de ellos que piensan lo mismo. En algún momento se harán alianzas con ellos y ojalá la reunificación.
 
4. El gran reto de la izquierda colombiana es contribuir en la construcción de una sociedad democrática renunciando al uso de las armas para lograrlo.
 
5. El Polo hay que continuarlo como proyecto de oposición. El Polo es rescatable.
 
El fin de la intervención del profesor Gaviria dejó en mi un halo de pesimismo sobre el futuro del Polo. Aunque no tengo militancia en dicho partido, rompí por primera vez el abstencionismo para votar por candidatos de esa colectividad -ningún otro partido ha recibido mis votos- creo que eso me da el derecho de opinar. 
 
Pero el pesimismo no lo provocó el septuagenario catedrático que mientras hacía una radiografía tan lamentable del partido arengaba con meridiana lucidez por la unidad y el rescate del partido, la necesidad de construir una Colombia democrática y denunciando las fallas y mezquindades de las tendencias (no menos del 70% del auditorio). No, el pesimismo vino del comportamiento del auditorio, de la frialdad con la que los párvulos de las tendencias asumían las críticas del otrora candidato presidencial. 
 
El pesimismo viene de imaginarme si es realmente posible que el Moir deje de considerarse la organización “dirigente” de la izquierda colombiana, o que el PCC deje de autoproclamarse la vanguardia, o que los progresistas superen el mesianismo.
 
Para terminar dos preguntas que me parecen pertinentes.
 
¿Será que las izquierdas colombianas alcanzaremos algún día la madurez política que nos permita desarrollar identidades ideológicas sin necesidad de congregarnos en sectas? 
 
¿Será posible a fin de cuentas que en el Polo se pueda lograr el gran sueño de la UNIDAD de las izquierdas?