De todos los países de América Latina, Bolivia ha demostrado ser el que cuenta con la mayor fuerza de los movimientos indígenas y populares. Nadie puede olvidar el valor, la capacidad organizativa y la consciencia de los pueblos que se levantaron en las guerras del agua, del gas, contra el paquete del modelo neo-liberal y otras. 

 
Especialmente hoy, en Europa, mientras los procesos de austeridad y ajuste estructural se vienen promoviendo e imponiendo en Italia, Grecia, España, Irlanda, Portugal y otros países. En el momento mismo en que en Grecia y en Francia las elecciones se definieron en gran medida por la agenda económica, resuena en la memoria la agenda de Octubre que levanto a los oscuros, a los de abajo, a todo un pueblo y no solo logró parar ese proceso de despojo, sino que, además, eligió un gobierno, el de Morales, para continuar con esa agenda. 
 
Pero el tiempo pasa y los hechos no permanecen en los sueños. El entusiasmo del mundo frente a la lucha popular de Bolivia, se trasladó en la imagen pública, al gobierno de Morales y García Linera. A todas y todos nos gustaría que ese proceso se hubiera convertido en un gobierno ejemplar que lo ejecutara. Los hechos hablan de otra manera. Se levantó el pueblo contra el gasolinazo. Evo tuvo que retroceder. Se levantó el pueblo contra la carretera que surcaba el TIPNIS. Evo dijo que iba a retroceder, pero sigue insistiendo en esa ruta. Se convocó un evento internacional para la defensa de la Madre Tierra y el pueblo tuvo que organizar una mesa aparte para poder abordar, más allá del discurso oficial, la lucha por la defensa de la Madre Tierra. Al parecer, el discurso no concuerda con las políticas. La imagen internacional, no se corresponde con la verdad. La derecha se aprovecha de los desaciertos del gobierno, dentro y fuera del mismo, para generar inestabilidad. El gobierno se aprovecha de la inestabilidad generada por la derecha y del cansancio y la ira del pueblo por sus desaciertos y por su abandono de la agenda popular, para convocar una solidaridad sectaria: o están con nosotros, los revolucionarios, o están contra nosotros y son de la derecha. 
 
Bolivia está al borde de un estallido y no parece haber nadie que reconozca la única salida justa y sana: la agenda de los pueblos. Retomar esa agenda sería la única forma de impedir que estalle una guerra de todos contra todos por mil motivos diversos en la que, como siempre, la sangre que corra sea la del pueblo y los beneficiarios sean los explotadores, la élites, las transnacionales que ya fueron derrotadas. No se trata hoy de movilizar al mundo contra Evo-García Linera. Se trata de volver a movilizar la solidaridad con la agenda y la lucha popular. Apoyar la dirección desde abajo. Si el gobierno abandonó el rumbo, que lo retome. Si la derecha está aprovechando esto, que se le pueda denunciar y resistir en defensa del pueblo. Creer lo que no es verdad, ha sido el pecado capital de las izquierdas realmente existentes desde el comienzo del siglo pasado. Apoyar las ilusiones propias a nombre de la doctrina y las razones por encima de las verdades de la realidad no hace bien a nadie. 
 
Por lo menos que se investigue la verdad. Pero el punto de partida que se requiere no es estar a favor o en contra de EVO, sino, con urgencia, volver a estar a favor de ese pueblo y de su agenda, la de Octubre, la del gas, la del agua, la de un gobierno desde abajo y de abajo que respete el “mandar Obedeciendo”. De esta verdad puede depender no solo el futuro de Bolivia, sino, el de todas y todos los pueblos del mundo en lucha por la dignidad y contra el despojo. ¿No vale la pena el pueblo de Bolivia como prioridad? Si la respuesta es afirmativa, hay que devolverle la palabra ahora! No nos sigan empujando a estar a favor o en contra del Gobierno: ahí nos quieren los que aprovechan esta manipulación para avanzar su proyecto de desequilibrio, inestabilidad y despojo. Ahora, como siempre y más que nunca, no se trata de defender el gobierno, sino de  defender al pueblo y su agenda y de exigir que todos, incluido el gobierno, la respeten. Eso es lo contrario de lo que sucede. El mundo entero se alínea con o contra Evo. Ese es el camino más cierto hacia el desastre. En Bolivia, el camino de los pueblos dio un mandato al gobierno. Tiene la capacidad de hacer su mandato y su camino. El triunfo de la derecha contra el pueblo consiste, exactamente en poner a todas y todos contra el pueblo a través de ese con o contra Evo.
 
Es urgente escuchar voces y testimonios que den fe de esa palabra de los pueblos y ayuden a devolverle a los de abajo su dignidad, su unidad, su capacidad ejemplar, su memoria, su experiencia y el respeto que se merecen. Los están empujando al abismo y a la guerra con la ayuda activa de quienes niegan su existencia y exigen sumarse a uno de los dos bandos sin pueblos. Esto no es fácil, pero, afortunadamente, ahí está la agenda como referente, frente a la cual, hablan los hechos. El Gobierno Popular de Bolivia debe ser de su pueblo. Lo demás, es manipulación, chantaje, mentira, provocación y despojo, venga de donde venga.
 
Manuel Rozental
Para Pueblos en Camino: Tejiendo autonomías entre pueblos y procesos