Fortaleza, sabiduría y unidad para defender a la Madre Tierra, la vida, el agua y los derechos de nuestros pueblos indígenas, lograr políticas públicas y avanzar en nuestros procesos, fueron pedidos a Dachi Nave (Nuestra Madre) y Dachi Zeze (Nuestro Padre) en la ceremonia espiritual que dio hoy inicio al II Taller de Preparación hacia Río+20: Glaciares, Agua y Biodiversidad, desarrollado en Lima por la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI).

La ceremonia espiritual estuvo a cargo de Alberto Achito, indígena Embera, dirigente de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC). A viva voz, los participantes de Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia, expresaron también que no querían división, violencia, exterminio de nuestros pueblos, maltrato a la Madre Tierra, despojo territorial.
 
El objetivo del Encuentro es articular propuestas para la defensa de los glaciares y la biodiversidad de los Andes, a fin de llevarlas a la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20. Participan expertos en el tema de la sociedad civil, el Estado y organismos internacionales.
 
Luego de la ceremonia espiritual, Miguel Palacín Quispe, Coordinador General de la CAOI, dio la bienvenida a los participantes y subrayó la importancia de prepararnos y construir propuestas para lograr incidir como pueblos indígenas en los acuerdos que se adoptarán en río+20, enfatizando que las comunidades indígenas andinas tenemos conocimientos y prácticas que contribuyen sustancialmente a disminuir la vulnerabilidad frente al cambio climático.
 
CAOI propone entregar la custodia de los glaciares a las comunidades indígenas
 
La promulgación de una ley que entregue a las comunidades indígenas la custodia de los glaciares, lagunas y cabeceras de cuenca fue propuesta hoy por Miguel Palacín Quispe, Coordinador General de la CAOI, durante el desarrollo del II Encuentro Preparatorio hacia Río+20: Glaciares, Agua y Biodiversidad, que se desarrolla en Lima.
 
Fue la término de la exposición de Ricardo Jesús Gómez López, de la Unidad de Glaciología y Recursos Hídricos, Autoridad Nacional del Agua, Ministerio de Agricultura (con sede en Huaraz), quien hizo una evaluación de la desglaciación en Perú y el impacto para las poblaciones andinas.
 
Miguel Palacín puso como ejemplo el repoblamiento de las vicuñas a partir de su entrega en custodia a las comunidades indígenas, antes de lo cual los cazadores furtivos habían diezmado a este valioso camélido andino.
 
Gómez López señaló que el estudio de los glaciares no permite conocer el sistema hidrológico, son sensores del clima y por tanto del cambio climático y los riesgos naturales. Ello permite la planificación del uso del agua y del suministro de energía eléctrica, así como la prevención de desastres.
 
Los glaciares, dijo, son suministradores de agua. Y desde la década del setenta sufren un acelerado retroceso, cambios en su longitud, superficie y volumen. Esto trae como consecuencia la irregularidad en el comportamiento del recurso hídrico, cambia el calendario agrícola y provoca escasez  de agua.
 
Entre las propuestas para mitigar los impactos de la desglaciación, el expositor mencionó la gestión integrada de las cuencas hidrográficas, la optimización del uso del agua, la alternancia de cultivos y profundizar las investigaciones y el monitoreo.
 
El Coordinador General de la CAOI recordó que entre Argentina y Lima está el nevado Pascual Lama, donde se han retirado los casquetes de agua para hacer minería. En Ancash hay también actividades mineras en los glaciares. En Argentina se trabajó una Ley de Glaciares, lo cual también debe ser promovido en el Perú y todos los países andinos.
 
Gómez López calificó de muy importante la propuesta de aprobar y promulgar una ley de protección de los glaciares. Anotó que las  mineras que existían antes de la creación del Parque Nacional Huascarán siguen operando, citando el caso de Quebrada Honda. Y subrayó que el tema de fondo es el cambio climático y hay que trabajar en el tema de adaptación con las comunidades indígenas.
 
No habrá cambios reales desde la lógica capitalista
·         Acuerdos de Río+20 deben incorporar la diversidad de pensamientos y culturas.
 
“¿Queremos un parche o un cambio real? Cualquier propuesta dentro del sistema capitalista mantendrá o agravará el problema. Hay que construir nuestras propias propuestas de cambio”, plantearon con toda claridad los participantes en el II Encuentro Preparatorio hacia Río+20: Glaciares, Agua y Biodiversidad, que la CAOI desarrolla en Lima.
 
Señalaron que en las discusiones de los temas de agenda de Río+20 –desarrollo sostenible y economía verde- se impone un pensamiento único. Y los pueblos indígenas tenemos un pensamiento distinto, un vínculo con la naturaleza. Otros pueblos tienen pensamientos diferentes. Hay que incorporar esta diversidad al debate, a los acuerdos.
 
Recordaron que el desarrollo sostenible es un tema de discusión desde hace veinte años, cuando en Río’92 se plantearon los tres pilares: ambiental, social y económico. En Johannesburgo (Río+10) se entregó la responsabilidad de los Estados a las corporaciones multinacionales, cuando se empezó a hablar de responsabilidad social y ambiental de las empresas y de autorregulación.
 
Los pueblos indígenas hemos planteado un cuarto pilar, el pilar cultural. Pero la cultura no es solo folclor. Tenemos mucho más, un pensamiento distinto, un vínculo con la naturaleza, subrayaron los participantes, líderes indígenas de Bolivia, Ecuador, Colombia y Perú.
 
Indicaron que se crean términos y no se ve el fondo del problema. Porque se persiste en el mismo marco del sistema. El despilfarro es entendido como el derecho de los poderosos en desmedro nuestro y luego tenemos que comprar tecnología para mitigar sus desastres. Los Estados se quedan en el diagnóstico. No diseñan políticas públicas. Hay investigaciones, pero no políticas públicas para enfrentar los impactos del cambio climático, menos para los sectores más afectados que son las comunidades.
 
Insistieron en que todas las crisis tienen su origen en el modelo de desarrollo y están provocando la caída de los paradigmas occidentales. Por eso el mundo vuelve los ojos a los paradigmas de los pueblos indígenas: el buen vivir. Frente al consumismo, levantamos los Derechos de la Madre Tierra, planteamos reconocernos todos como hijos de la naturaleza, dejar de verla como un objeto de uso. Frente a la competencia, levantamos  la reciprocidad. Ese es el modelo que proponemos como alternativa. Los instrumentos internacionales ya reconocen el derecho al desarrollo con identidad cultural.
 
Debemos tener claros los principios sobre las cuales vamos a plantear nuestras propuestas. No se pueden resolver los problemas desde la lógica que los creó, desde la obsesión del crecimiento económico. Ese es el gran aporte del movimiento indígena.
 
Se habla de economía verde, de minería responsable, que pueden constituirse en nuevas amenazas. Es un maquillaje para continuar con la misma política de crecimiento económico que no toma en cuenta que los recursos son limitados.
 
Los pueblos indígenas hemos tenido una cosmovisión de ecosistema desde hace miles de años, sabemos desde hace miles de años que todo se relaciona y lo que afecta a uno afecta a todos. Occidente separa agua, bosques, etc. Los pueblos indígenas sabemos algo que Occidente apenas empieza a descubrir: que se trata de un todo integral, que necesita una respuesta integral.