Carta al Estado y a la sociedad colombiana y al mundo – junio 4 de 2012. Desde que éramos niños y niñas oíamos hablar de historias espeluznantes, de cuerpos heridos, desmembrados, abusados y dejados a la cuenta del más absoluto olvido. Las imágenes pasaban por nuestra cabeza alimentando nuestros sueños más terroríficos, las sombras que nos perseguían, las voces, los gritos. Pero se fueron haciendo tan frecuentes que aprendimos a convivir con ellas, con imágenes y con cuerpos desfigurados por la acción humana.