Entrevista Lourdes Castro, responsable oficina del Grupo SUR y representante de Alop, Aprodev,Cifca y Oidhaco.

 
-¿Los acuerdos comerciales entre la UE y los diferentes países de América Latina qué representan y qué aspectos cree que podrían ser mejorados al respecto de cómo se están ratificando?
 
-Las asociaciones que represento hemos hecho un trabajo de incidencia política a lo largo de estos años desde que comenzaron estas negociaciones comerciales y justamente en todo este tiempo hicimos muchas propuestas de cómo considerábamos que estos acuerdos podían tener otro enfoque y otros contenidos para realmente contribuir a un comercio justo y sostenible. Sin embargo, nuestras voces no fueron escuchadas durante las negociaciones y ya no se puede modificar una coma de estas negociaciones.
 
Ni tan siquiera el Parlamento Europeo tampoco puede incluir ningún cambio en el momento de ratificar. Nosotros vamos a plantear al parlamento una campaña intentando que los eurodiputados no ratifiquen estos acuerdos pensando en que no ratificarlos amplía el debate que no hubo sobre quienes se benefician de estos acuerdos. Nosotros no estamos en contra del comercio sino que consideramos que hay que hacer los acuerdos de otra manera: reconociendo las asimetrías, teniendo en cuenta impactos sociales, ambientales y derechos humanos, teniendo en cuenta la participación de distintos sectores, grandes y pequeños productores, sectores sociales, etc. Estos acuerdos comprometen mucho más que los productos que se intercambian sino también una concepción de desarrollo e imponen unas condiciones para el futuro de las sociedades. La falta de transparencia y la opacidad de las negociaciones ha sido una característica de estos acuerdos.
 
-Dice que estos acuerdos se han hecho con opacidad pero, ¿usted cree que un rechazo del Parlamento Europeo haría plantear a los Estados Miembros y a las instituciones europeas un cambio de planteamientos para escuchar sus demandas?
 
-Si los acuerdos no se ratifican, sería un fracaso por estos cinco años de negociaciones y tendrían que plantearse que algo está fallando. Cambiarles la lógica es muy difícil pero sería una derrota que debería llevarlos a hacer una reflexión sobre qué falló y sus implicaciones. Esto podría abrir una ventana de oportunidad para repensar un poco como se negocia.
 
-¿A quién benefician estos acuerdos comerciales?
 
-Tal como están concebidos estos acuerdos comerciales benefician a unos pocos de cada lado, fundamentalmente los ganadores son un puñado de empresas europeas que van a tener más ventajas en términos jurídicos, para acceder a compras gubernamentales y quizás algunos sectores económicos de los países del sur van a ganar pero en condiciones de consolidar el carácter primario exportador de nuestras economías que tampoco implica un gran beneficio económico.
 
-Y en estos tiempos de crisis, aún peor…
 
-¡Exacto! En términos de crisis, los beneficios no servirán a la población europea, ni van a proporcionar un aumento de empleo ni en Europa ni en América Latina. Estos acuerdos no van a revertir en la calidad de vida de los europeos ni de los países latinoamericanos sino en la precarización del empleo en muchos países.
 
-¿Qué tipos de controles existen en este tipo de acuerdos para evitar esta precarización?
 
-Se supone que estos acuerdos tienen un capítulo que se orienta a que ciertos convenios laborales y socio ambientales tengan que cumplirse. Pero a diferencia de otros capítulos del acuerdo, que están sometidos al mecanismo de control de controversias –es decir, que si se incumple se recibe una sanción-, el capítol de comercio sostenible y desarrollo tiene un enfoque corporativo, es decir de cooperación mutua, pero no está sometido a ninguna sanción si hay alguna sanción.
 
-Y como ONGs, ¿qué es lo que ustedes piden?
 
-Nosotros abogamos por otra arquitectura de estos acuerdos, que contemplen una visión más amplia sobre el modelo de desarrollo; donde nos repensemos los límites que nos impone el planeta, si el paradigma liberalización y crecimiento es igual a desarrollo, sobre necesidades concretas y diferenciadas de pueblos indígenas y afrodescendientes; es decir, no decir que nos tratamos entre iguales cuando por un lado hay un gigante económico de 27 países y por el otro son países en desarrollo con niveles de desigualdad social y de pobreza muy grandes que negocian prácticamente por separado. Consideramos que todo eso hay que repensarlo para que realmente lleve a un beneficio mutuo, no sólo para unos pocos, sino para todos los ciudadanos.
 
-¿Cree usted que la Unión Europea ve América Latina como unos nuevos “chinos”?
 
-Yo creo que sí. La lógica de la Unión Europea va en una estrategia de competencia global, es decir, como la UE necesita asegurar nuevos mercados para seguir siendo el gigante comercial que es ante nuevos actores emergentes que le puedan disputar su posición en el mercado mundial. Estos acuerdos son una ficha que entra dentro de esta estrategia. Para mí, esta dualidad entre la Europa de una visión de valores y principios y una Europa comercial, aquí se decanta claramente para fortalecer su rol como gigante comercial.
 
-España siempre había tenido un papel de país puente entre la UE y América Latina. ¿Qué papel ha tenido España en la consecución de estos acuerdos?
 
-España era uno de los más interesados en que las negociaciones acabaran lo más rápido posible, para nadie es un secreto toda la inversión española en Latinoamérica. El poder consolidar mayores ventajas en términos de inversión y de establecimiento para las empresas españolas en Latinoamérica era un objetivo muy importante para España, por eso puso el acelerador para que éstas negociaciones acabaran rápidamente. Es más el interés del empresariado español, con intereses muy fuertes en Latinoamérica, que el interés que España tiene para consolidar otro tipo de relaciones ya que si existe una región que puede compartir toda esta herencia común y valores que pregona la Unión Europea es América Latina en términos de poderse repensar conjuntamente hacia dónde vamos.
 
-¿Ve esto como un nuevo colonialismo?
 
-De alguna manera sí.