Santos no puede lavarse las manos. El mismo 20 de julio, día en que se instala la nueva legislatura, el senador Jorge Enrique Robledo le propondrá a la plenaria del Senado aprobar un debate de control político de balance sobre las diferentes responsabilidades en el trámite de la reforma a la justicia.

Robledo señaló que, además del obvio papel de los congresistas de la Unidad Nacional, el gobierno es responsable del proyecto de acto legislativo que pretendía privatizar la justicia, eliminar la autonomía de la rama judicial y concentrar aún más el poder en el Ejecutivo, mediante un trámite repudiado en forma unánime por la opinión pública.

 El congresista del Polo insistió en que la regresiva propuesta no apareció en la conciliación, sino que fue un árbol que nació torcido desde la Casa de Nariño y que fue rechazado de principio a fin por la bancada del Polo Democrático en ambas cámaras. Se puede comprobar, dijo además, que el presidente de la República volcó todo su poder para que la iniciativa fuera aprobada.

“Tiene profundas razones, entonces —concluyó el senador del Polo—, que causara tanta indignación ciudadana ver a Santos, como Poncio Pilatos, lavándose las manos por la aprobación final de la reforma, echándoles toda la culpa a sus congresistas y pasándose por la faja la Constitución que juró cumplir”, hecho que Robledo calificó como de extrema gravedad.

MOIR