Los confesos vínculos del general ( r ) de la Policía Nacional, Mauricio Santoyo Velasco con los paramilitares, ante la justicia de los Estados Unidos, reconfirman un hecho que parece que no escandaliza a la opinión pública y al grueso de los colombianos: la penetración y cooptación del Estado por parte del paramilitarismo, a través de una fina red de relaciones de poder e intereses, entre oficiales de alta graduación de las fuerzas armadas, líderes paramilitares, políticos y clase dirigente empresarial.