En el marco de la ‘V Semana por la Memoria’, los niños de la Orquesta de Instrumentos Andinos del Resguardo Huellas de Caloto, Cauca, rinden homenaje a los menores muertos por causa de la guerra. Uno de sus integrantes murió en agosto pasado víctima de una granada.

El 16 de agosto de este año, Sebastián dormía junto a su mamá abrazado a la barriga de cuatro meses de embarazo que traía a su hermano. Eran las 7:40 de la noche y el ruido de una moto se mezcló con el de un golpe seco en la mitad del cuarto. Ximena, la madre de Sebastián, se dio cuenta de que era una granada lo que acababa de entrar por la ventana y trató de salir corriendo con sus hijos.

 
El toldillo que los protegía de los mosquitos se enredó en sus cuerpos y en el afán de salir tropezaron. Los vecinos de Sebastián escucharon una explosión dentro de la casa y corrieron a auxiliarlos. Las heridas de Sebastián eran tan graves que murió de camino al hospital junto a su hermano que aún no llegaba al mundo y ya la violencia le quitaba la vida. Ximena, por su parte, quedó gravemente herida. El día de su entierro Sebastián cumpliría cinco años de edad.
 
Sus compañeros de la Orquesta de Instrumentos Andinos del Resguardo Huellas de Caloto lo recuerdan en medio de su presentación en el acto de lanzamiento de la V Semana por la Memoria, este martes en Bogotá. “Se fue dejando una tristeza tan grande que hasta la madre tierra lloró”, dice uno de sus compañeros al recordar que “esta guerra no era su culpa”.
 
La familia de Sebastián es muy pobre, su padre vive de recolectar tomate y maíz para un hermano, por lo que el Comité Internacional de la Cruz Roja decidió asumir los costos del sepelio de los dos niños, al que Ximena no pudo asistir por tener que recuperarse de las heridas y el dolor de perder a sus dos pequeños a mano de dos encapuchados en moto.
 
La abuela de los niños y un primo de ocho meses de edad, que también vivían con ellos, sufrieron heridas leves por las esquirlas de la granada y hoy viven en una vereda cercana. La casa de los Ul Secué quedó abandonada.
 
La historia de Sebastián y su hermano hacen parte de una dolorosa lista de por lo menos 13 niños que han muerto en los últimos años en el Cauca, en medio del fuego cruzado entre la guerrilla de las FARC y el Ejército. Minas en los caminos, esquirlas de petardos, balas perdidas y bombardeos se han llevado las vidas de niños indígenas que desde muy pequeños se oponen a la guerra: “No más, dice un compañero de Sebastián, porque los niños podamos vivir y crecer en paz, no más”.
 
Ante esta realidad el profesor Richard Escobar, músico de la Universidad del Valle, usa la música para “sacar a los niños de esa vivencia cotidiana del conflicto que desensibiliza y lleva, por ejemplo, al consumo de alucinógenos”.
 
Según el profesor Escobar, el arte constituye un camino que le permite a los niños “salir del estigma de vivir en la guerra y hacer parte de ella viendo combates y perdiendo sus sueños en un conflicto que les es ajeno”.
 
En los doce años que ha trabajado en el Cauca ha tenido que ver la crudeza de la guerra y su inclemencia con los pequeños. “Vi niños que por ejemplo tenían a su mamá herida en el piso y me gritaban profe ayúdeme, ayúdeme. Los seres humanos somos tan sensibles que estas cosas nos pueden llevar incluso a alejarnos de nuestra realidad. Ante estas cosas hay rencores que se anidan en los niños y terminan yéndose al Ejercito o la Guerrilla buscando “vengar” sus familiares muertos, es una cosa de no acabar”.
 
Por eso uno de los proyectos del ‘profe’, como le dicen los niños de la orquesta, es “ir construyendo el instituto de artes integradas para la comunidad, como una posibilidad para que los niños indígenas puedan soñar y vivir en paz igual que cualquier otro niño del país”.
 
Desde este martes y hasta el próximo 17 de octubre se presentarán iniciativas como la del profesor Richard en el marco de la Semana por la Memoria. Así mismo, se lanzarán cinco libros que recogen narrativas y memorias sobre el conflicto armado colombiano. En estos se retratarán casos como el de ‘El Placer’, donde los paramilitares convirtieron ese caserío del Putumayo en centro de comando militar; la resistencia indígena ante la guerra y su rechazo a la incursión armada en sus territorios; y sendos informes sobre la Ley de Justicia y Paz y la de Restitución de tierras.

Fuente: http://www.semana.com/nacion/musica-ninos-indigenas-recuerdan-muertos/185728-3.aspx