Aún se desconoce el número exacto de desaparecidos de la comuna 13. Durante cuatro días, el 16 de octubre de 2002, comenzó la primera operación militar de gran escala en Medellín para atacar a la guerrilla. Su consecuencia: posicionó a las Auc y dejó decenas de desaparecidos.

 
“Es claro que Murillo Bejarano decide poner en funcionamiento una máquina de guerra – Bloque Cacique Nutibara – y contrata peones del terror – comandantes y patrulleros – a quienes con división del trabajo, los envía a hacer la guerra y a realizar crímenes de lesa humanidad”, aseveró la Fiscal 13 Especializada de Medellín al acusar en el 2005 a Diego Fernando Murillo Bejarano, alias ‘Don Berna’, de los delitos de desaparición forzada, homicidio agravado y desplazamiento forzado cometidos entre los años 2002 y 2004 en la comuna 13 de Medellín.
 
Y justamente fue esa “máquina de guerra” la que se incorporó, según este jefe paramilitar, a miembros de las Fuerzas Militares y de la Policía que adelantaron los operativos entre el 16 y el 19 de octubre de 2002 contra las milicias urbanas de los Comandos Armados del Pueblo (Cap), el Eln y las Farc, asentadas en buena parte de los 23 barrios que conforman la comuna 13 y desde donde adelantaban sus acciones insurgentes, entre ellas secuestros, extorsiones y atentados dinamiteros.
 
La Operación Orión fue adelantada por tropas de la IV Brigada, comandada por el entonces general Mario Montoya, en conjunto con el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), fuerzas especiales de la Policía Nacional y la Fiscalía. Se calcula que participaron cerca de mil hombres que ingresaron por tierra y aire  a los barrios El Salado, Independencias I, II y III y Nuevos Conquistadores. A esas fuerzas se sumaron paramilitares del Bloque Cacique Nutibara de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc)
 
Esa articulación de fuerzas legales e ilegales para atacar posiciones de facciones urbanas de las guerrillas fue descrita y explicada por alias ‘Don Berna’ al juez Richard M. Berman, de la Corte Federal del Distrito Sur de New York, en Estados Unidos, que lo procesó por delitos asociados al narcotráfico y lo condenó a 31 años de cárcel.
 
A través de un escrito fechado el 27 de febrero de 2009, el ex paramilitar le expuso al Juez dos ámbitos de relaciones con la legalidad; de un lado, con sectores económicos, y de otro, con la Policía y el Ejército. En el primer aspecto dijo que el Bloque Cacique Nutibara fue financiado, entre otras fuentes, “por las contribuciones de ricos hombres de negocios, empresas y propietarios de hoteles, autobuses, y por los impuestos sobre las grandes empresas”.
 
En cuanto a los vínculos con la Fuerza Pública, alias ‘Don Berna’ explicó que la ocupación de la comuna 13, durante la Operación Orión, contó con la participación del Bloque Cacique Nutibara, pues, según él, “la comunidad y los organismos de seguridad del Estado les pidieron ayuda para librar la zona de la guerrilla”. Y a renglón seguido indicó que “Las fuerzas de autodefensa del Bcn (bloque Cacique Nutibara) llegaron a la Comuna 13 como parte de la alianza con la Cuarta Brigada del Ejército, incluyendo a los generales Mario Montoya, del Ejército, y Leonardo Gallego, de la Policía”
 
El ex jefe paramilitar indicó, además, que al Bloque Cacique Nutibara le fue asignada una unidad antisecuestro del Gaula para que “asistiera a sus hombres en los esfuerzos conjuntos durante la Operación Orión”, y precisó que la coordinación con los militares y los policías para desalojar de la zona a las milicias insurgentes estuvo bajo la responsabilidad de un hombre conocido con el alias de ‘King Kong’. Por estas declaraciones, Montoya fue llamado a rendir versión libre ante la Corte Suprema de Justicia en diciembre de 2011, sin que hasta el momento se conozcan resultados al respecto.
 
Pero alias ‘Don Berna’ no ha sido el único en hacer referencia a los vínculos con sectores de la Fuerza Pública para adelantar la Operación Orión. Varios años antes de que el confeso narcotraficante diera su versión de los hechos, un desmovilizado que integró el Bloque Cacique le explicó a investigadores de la Fiscalía General de la Nación, en mayo del 2004, lo ocurrido: “Recibimos ayuda, legalmente, de todas las entidades. Cuando ellos iban a entrar nosotros nos replegábamos [….] Para ser sinceros, la policía toda trabaja con uno. Por ejemplo, ellos detenían a un miliciano y se lo entregaban a las Auc”.
 
Comienzan a desaparecer
 
Pese a que las autoridades civiles, militares y de policía fueron insistentes en aclarar que la comuna 13 había sido recuperada por el Estado, las denuncias ciudadanas, que fueron recogidas por organizaciones no gubernamentales nacionales y extranjeras, advirtieron que el efecto concreto de la Operación Orión fue el posicionamiento de las Auc en la zona.
 
altEn el sitio La Arenera fueron enterrados decenas de víctimas de las Auc. Foto: VerdadAbierta.com. Muestra de ello fueron los testimonios que recogió Amnistía Internacional y divulgó en un informe elaborado en el año 2005. “Mediante indagaciones realizadas en la comuna 13, el Bloque Cacique Nutibara está realizando una campaña de sensibilización con la población civil con el fin de proponerles alianzas con ellos como una forma de garantizarle la no llegada de grupos de milicias a la comuna”, dice uno de los apartes. Y a juzgar por los testimonios de las comunidades, las reuniones convocadas por los paramilitares, días después de finalizada la Operación Orión, fueron frecuentes:
 
“El 13 de noviembre, los paramilitares convocaron a los habitantes de Las Independencias a una reunión en la que, según los informes, hicieron referencia a sus vínculos con la policía y advirtieron de que las personas que tuvieran lazos con la guerrilla debían abandonar la zona”, se lee en el informe de Amnistía Internacional.
 
Los testimonios entregados a la justicia colombiana y norteamericana, que no dejan duda del accionar de las Auc en la comuna 13, contrastan con la versión que daba, a comienzos de diciembre del 2002, el entonces comandante de la IV Brigada del Ejército, general Mario Montoya: “Descarto totalmente esa posibilidad. Dentro de la comuna es improbable que haya autodefensas”, le dijo a la prensa.
 
Pero las Auc sí estaban y tan solo dos semanas después de concluida la Operación Orión comenzó el despliegue de la “máquina de guerra” del Bloque Cacique Nutibara contra todos aquellos pobladores y pobladoras de la comuna 13 que hubiesen tenido algún tipo de nexo con las guerrillas y desataron una cruenta persecución que concluía con la desaparición de las víctimas. En diversos expedientes judiciales hay declaraciones de reinsertados de esta estructura armada ilegal que describen varios mecanismos de presión que aplicaron en aquel sector de la ciudad.
 
“En la comuna 13 el medio de desaparición que utilizábamos era la fosa. A la gente la picábamos con machetes o cuchillos”, narró Jorge, quien, como paramilitar, participó en las operaciones de recuperación de los barrios de esa comuna a finales de 2002. A través de sus declaraciones y las de varios más, se conoció de un hombre conocido con el alias de ‘El Calvo’, quien comandó la unidad de contraguerrilla del bloque Cacique Nutibara en la comuna 13 durante los años 2002 y 2003 y se destacaba por tener especial predilección por el descuartizamiento de las víctimas.
 
De acuerdo con la versión de otro desmovilizado dada a la Fiscalía en Medellín, la orden que tenían tras capturar a alguna persona que calificara como miliciana de la subversión o auxiliadora “era cogerla, y si daba información se dejaba en la organización y si no se mandaba matar. Esa orden venía de los altos mandos, de los Castaño, y en el Cacique del comandante Adolfo Paz. Y la orden era seguir con la misma política de las desapariciones”.
 
La articulación de las Auc con la Fuerza Pública continuó luego de finalizada la Operación Orión y esta vez buscaba identificar a quienes podrían ser milicianos de la guerrilla, colaboradores, informantes o auxiliadores. La estrategia fue simpe: se instalaban retenes de la Policía o el Ejército, retenían a algunos jóvenes y los paseaban por los barrios.
 
Fuentes consultadas por VerdadAbierta.com explicaron que los detenidos los conducían por las calles “y los llevaban caminando, a la vista de todo el mundo, por algunas zonas donde estaban ubicados los paramilitares, luego los soltaban, pero ya estaban fichados, así que a las pocas horas los cogían las Auc y los desaparecían”.
 
Carlos Estrada Ramírez, un ex paramilitar que abandonó las filas del Bloque Héroes de Granada,  le describió a la Fiscalía General de la Nación el 18 de mayo de 2004 la manera cómo actuaron en la comuna 13 una vez finalizó la Operación Orión.
 
“En el mes de noviembre y diciembre de 2002, sacamos mucha gente, sacamos gente en cantidad de Belencito, de La Gabriela, sacamos mucha gente en esos meses. Sacamos unos supuestamente estudiantes del colegio de San Javier, de allá sacamos los otros tres pelados, y ya lo que fue enero y febrero de 2003 comenzamos a sacar gente de El Salado, La Divisa”, relató Estrada Ramírez.
 
Este ex paramilitar le explicó a la Fiscalía que a los milicianos los sacaban de sus casas “unas veces a sangre y fuego, otros era que ya los teníamos ubicados en las casas, los amarrábamos, nos los llevábamos y los matábamos por allá”. Y agregó: “teníamos infiltrados en la organización de las mismas milicias y esos daban dedo, entonces nosotros íbamos en carros y los sacábamos, los matábamos y los enterrábamos”.
 
Estrada Ramírez también hizo alusión a alias ‘El Calvo’, de quien dijo que “en un 50% era el descuartizador, yo lo vi descuartizando en El Morro, La Arenera y Vallejuelos. Él Descuartizaba con cuchillo. Él era comandante y le gustaba descuartizar, era poco lo que le dejaba al personal”, le dijo un desmovilizado a la Fiscalía.
 
¿Cuántos son y dónde están? 
 
Tal como lo confesó Estada Ramírez, “en el mes de noviembre y diciembre sacamos mucha gente” y “los matábamos y los enterrábamos”. Lo que aún no se sabe es cuántos son los desaparecidos de la comuna 13, puesto que las acciones de las Auc contra supuestos milicianos y auxiliadores se prolongaron hasta mediados del 2005. Estimativos conservadores hablan de 70 víctimas, otros hacen referencia a 150.
 
altFamiliares de desaparecidos reclamana acciones concretas de las autoridades. Foto: VerdadAbierta.com. Lo que sí confirman los desmovilizados en sus confesiones ante la justicia es que uno de los sitios de entierro de sus víctimas fue un lugar conocido como La Arenera, ubicado en la parte alta de la comuna, contra la montaña y desde esa época un deposito de escombros.
 
Desde hace varios años, un conjunto de organizaciones no gubernamentales defensoras de derechos humanos y familiares de desaparecidos de la comuna 13 impulsan la campaña “Escarbando la Verdad, Desenterrando la Justicia” a través de la cual le exigen a diversas instancias estatales que se frene el deposito de escombros en el sitio para trabajar en la exploración y exhumación de los cuerpos que habría allí enterrados. Sin embargo, sus esfuerzos han resultado infructuosos.
 
Para reiterar sus peticiones , las organizaciones de derechos humanos conformaron una Comisión de Internacional de Esclarecimiento integrada por expertos nacionales e internacionales en el tema de los derechos humanos, quienes visitarán la comuna 13 y se entrevistarán con familiares de víctimas y autoridades, con el fin de tener un panorama lo más completo posible de lo ocurrido allí y lo que se ha venido haciendo durante diez años en términos de justicia, verdad, reparación y no repetición.
 
Los integrantes de la Comisión son Hellen Mack Chang, presidenta de la Fundación Myrna Mack de Guatemala; Luz Marina Monzón Cifuentes, de Colombia, experta en litigio ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos; Santiago Corcuera Cabezut, de México, especialista en el tema de desapariciones forzadas; Michael Reed Hurtado, de Colombia, investigador y profesor universitario de derecho y sociología de la violencia; Carlos Fazio Varela, de Uruguay, reconocido defensor de los derechos humanos; y Elías Guillermo Levi de Argentina, experto en el tema de genocidio y derechos humanos.
 
Al final de cuatro días de trabajo, esta Comisión presentará un informe preliminar sobre lo observado y escuchado que le aporte al debate de la verdad acerca de unos de las intervenciones estatales y paraestatales más cruentas de la historia reciente del conflicto armado urbano, y pueda convertirse en un mecanismo de presión para que las autoridades locales y nacionales actúen de manera eficaz en la búsqueda de los desaparecidos.