Semana.com habló en exclusiva con Osamu Yoshida, experto en conversaciones de paz. Hizo un paralelo entre los conflictos en Asia con el de Colombia.
Esta semana se reanudarán las conversaciones entre el gobierno y las Farc en Cuba. Paralelamente, la Universidad Icesi de Cali invitó al experto en procesos de paz, Osamu Yoshida, para que hablara sobre el tema.
El profesor Yoshida es de la Universidad de Hiroshima y, actualmente, está a cargo de un centro de excelencia creado por el gobierno de Japón con la participación de la Agencia Internacional de Cooperación Japonesa (JICA, por sus siglas en inglés).
Semana.com conversó con Yoshida sobre diferentes temas de conflicto y pos-conflicto a propósito de su visita a Colombia.
SEMANA: ¿Cuál es la principal diferencia entre los conflictos asiáticos y los latinoamericanos?
Osamu Yoshida: La razón primordial de las disputas en Asia son las diferencias étnicas, mientras que en América Latina, por lo que sé, el problema está en la brecha socioeconómica. En Filipinas, por ejemplo, lo que generaba conflicto era el desacuerdo entre musulmanes y cristianos y la disputa de dominios entre ambos; pues uno de los procesos más graves del conflicto es la tierra.
En ese caso, el gobierno apoyaba a los cristianos y no a los musulmanes porque el concepto de posesión de tierra que tenían aquellos era más moderno que el de estos. Por eso, el gobierno filipino facilitó las condiciones para que se despojara a los musulmanes.
Semana.com: Partiendo de esas experiencias que usted conoce en otros países, como Filipinas, ¿cuáles serían los consejos básicos para un proceso de paz como el que están realizando las FARC y el gobierno ?
O.Y.: Antes, debo aclarar que me especializo en conflictos asiáticos y no tengo mucho conocimiento sobre los de América Latina. Sin embargo, puedo observar que el problema de Colombia se explica desde las situaciones económicas y la desigualdad que afronta este país.
Al partir de esa base, la sugerencia básica para cualquier proceso de paz es que todos los grupos sociales se integren a las conversaciones; no sólo los directamente involucrados, sino también los que se ven afectados.
Semana.com: Pero, ¿cómo se puede lograr esto?
O.Y.: En Filipinas, por ejemplo, los grupos directamente involucrados en el conflicto tuvieron que reconocer que ninguna de las partes, a las que yo llamo accionistas, podía quedar por fuera del proceso. Así que cada sector comenzó a persuadir a la gente que era afín a sus ideas para que participaran en las conversaciones.
La clave es que todos participen, incluso si no están directamente involucrados en el conflicto.
Semana.com: Además de la participación de todos los accionistas, ¿qué otro consejo sería útil para el proceso de paz en Colombia?
O.Y.: Al hablar de todas las partes, también se incluye a los grupos indígenas. Es muy importante la dignidad de estos pueblos; y con dignidad me refiero a que se les respete y se les permita mantener el sistema propio bajo el cual se rigen.
Semana.com: Suponiendo que estos consejos se siguieran y que el proceso de paz se lograra, ¿cómo se llegaría a un pos-conflicto exitoso?
O.Y.: La clave para lograr el éxito es educar a la comunidad dominante que, por lo general, no tiene una comprensión correcta sobre el conflicto. Esa falta de entendimiento puede frustar un proceso de paz. Además, existe otra parte a la que le temen que, en este caso, son las FARC.
Todo lo anterior genera que esa comunidad dominante crea que debe solucionar el conflicto por otros medios, como los militares.
Semana.com: Pero, ¿a qué se refiere con grupos dominantes? ¿Son grupos políticos o personas naturales?
O.Y.: Son ambos pero los grupos o élites de poder son un grupo más fácil de educar que la gente porque ellos participan directamente del proceso político, mientras que la formación de la mayoría, de las personas del común, depende de los medios de comunicación.
En este sentido, como la comunidad dominante no tiene un entendimiento completo sobre lo que es el conflicto, esas ideas erróneas los hace oponerse a él. Ahí, esa mayoría tiene un veto político que, dentro de una democracia, podría frenar al gobierno.
Además, las élites políticas que se oponen a los procesos de paz se aprovechan de ese veto que da la gente para acabar con las conversaciones.
Semana.com: ¿cómo se puede educar a las personas que hacen parte del grupo dominante?
O.Y.: Lo primero es que los grupos de élite política, entre todos ellos, lleguen a un acuerdo sobre los procesos de paz y así generar el ambiente propicio que se necesita para educar a la mayoría.
Además, el rol de los medios de comunicación tiene que ir de la mano con el de las élites. Ambos deben empezar a mostrar una historia común de los diferentes grupos sociales en Colombia. No sólo se debe contar la historia de los grupos políticos sino una más incluyente donde estén todos los sectores del territorio colombiano.
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