Desde el pasado 9 de febrero comuneras y comuneros indígenas Sikuani del Resguardo de Wacoyo en Puerto Gaitán Meta, se tomaron pacíficamente la empresa agropecuaria Fazenda ALIAR S.A, una alianza de capitales santandereanos y antioqueños, precisamente porque desde cuando comenzó la porcicultura a gran escala, vienen sufriendo múltiples enfermedades y muertes.
Recordemos que en el 2009 se dio el brote de gripa porcina en Veracruz, México. La primera víctima fue Edgar Hernández, niño indígena de esa comunidad. Antes de que comenzara esta epidemia ya esta comunidad y muchas otras habían realizado denuncias y acciones pacíficas como rechazo a infecciones y a la infestación causada por gigantescos lagos fétidos de excrementos de los cerdos industriales criados, como en el caso de los Llanos Orientales, con hormonas, concentrados y antibióticos.
Según la FAO “Para tratar de reducir la brecha cada vez más grande que los separa de los países del mundo desarrollado y alcanzar los niveles de competitividad que exige una economía globalizada, los países en desarrollo han tenido que recurrir a un uso intensivo y depredador de sus recursos naturales y a una mayor explotación de su mano de obra. En el contexto agrícola, los aspectos ambientales, como la calidad de los recursos naturales y la biodiversidad, representan un costo con frecuencia difícil de medir y, por lo tanto, no fácil de asumir. La ganadería, tanto la de pastoreo como la intensiva, con su impacto negativo en los bosques, la fertilidad de los suelos, la biodiversidad y la calidad de los recursos naturales, especialmente el agua, está lejos de ser una actividad sostenible2, aunque podría serlo si se manejara adecuadamente. Su impacto actual y potencial en México y en otros países prácticamente no ha sido estudiado.”
Tal como lo ilustró oportunamente un dramático reportaje de La Jornada de México el 12 de abril de 2009, la respuesta de la transnacional y del Estado mexicano fue reprimir a la comunidad indígena, proteger el lago de excrementos y fomentar la epidemia global. Toda la propaganda mediática señaló a las y los mexicanos como causantes de la epidemia, pero encubrieron que la provocó el agronegocio porcino en territorio indígena. No explicaron que la producción masiva de carne de cerdo realizada por transnacionales estadounidenses en territorio mexicano, habia sido la culpable de tantas muertes, pues el H1N1, es decir, el virus que causa la gripa porcina, provocó millones de víctimas en México y en el mundo entero. Pero tanto en México como en el mundo entero, no sólo se reprimió la protesta de las comunidades en defensa de su salud frente a la infestación ambiental del agronegocio, sino que se militarizaron estas mismas comunidades una vez se extendió la epidemia con el pretexto de proteger su salud. Es decir, los reprimen por denunciar daños ambientales y luego los reprimen de nuevo por haberse enfermado como consecuencia de la contaminación que denunciaron.
Al agronegocio y al capital transnacional no les bastó con fomentar la epidemia. Además, aprovecharon la misma como una oportunidad única para negocios rentables como el de las vacunas, entre muchos otros productos que generaron enormes ganancias. Se realizó un experimento global de propaganda y control social y se encubrió la verdadera epidemia: el agro negocio y la producción industrial de carnes. Hoy, queda en evidencia que nada se ha hecho para detener estas pestes originadas en procesos masivos y peligrosos de producción de alimentos sometidos a la lógica del desarrollo capitalista expansivo.
Tampoco informaron que desde el 2006 las y los pobladores de La Gloria, en Veracruz, se empezaron a quejar de las mismas enfermedades y muertes por las que hoy nuestros hermanos Sikuani se tomaron pacíficamente las instalaciones de la empresa agropecuaria Fazenda ALIAR S.A. Como dicen los Sikuani, desde cuando inició la producción porcina a gran escala ha brotado un olor insoportable, gran cantidad de moscas que nunca se habían visto en la comunidad e infecciones.
“La infestación de la Fazenda ha causado la muerte de 7 niños y mayores de la tercera edad. Eso es lo que denuncian las Autoridades Indígenas Sikuani. También se siguen presentando muchos enfermos con síntomas como diarrea, malestar general, cefaleas, fiebre, desnutrición, vómito, dolor abdominal, dolor óseo, afecciones en la salud ocular, deshidratación, entre otros.”
Según esta información recogida por la antropóloga Laura Calle, quien convive con la comunidad, las y los habitantes del resguardo atestiguan que todos estos males son causados por la contaminación ambiental provocada por la producción porcina de La Fazenda ALIAR S.A.
El gobernador indígena del Resguardo Wacoyo declaró que: “desde hace como cinco años hay problemas de salubridad y contaminación al medio ambiente y que cerca de 10 niños menores de un año y cuatro ancianos mayores han muerto por infecciones respiratorias a causa de la contaminación de malos olores y abundancia de moscas. Precisó además, que su comunidad ha venido sufriendo de enfermedades que hasta hace unos seis años no se veían en ese resguardo indígena y que son muy severas, especialmente con los niños y los ancianos.”
Contrariando toda evidencia, se lee en su página web, que ALIAR S.A. “es la unión de empresarios que comparten impulsar y promover el desarrollo, el cambio social, ambiental y productivo, dentro de un marco de ética, eco-eficiencia y de responsabilidad social, que contribuya a mejorar la calidad de vida de la gente”.
Si hubieran escuchado a los indígenas de La Gloria en Veracruz en vez de darle la primera página a los voceros transnacionales de la codicia, la epidemia global de gripa porcina, seguramente se habría evitado. Pero encubrir una vez impone seguirlo haciendo y los lagos de excrementos protegidos siguen inundando tierras e infectando pueblos a lo largo del planeta.
Según informa el diario El Tiempo: “Fue necesario una vía de hecho para que los indígenas sikuani del resguardo wacoyo lograran ser escuchados y se les planteara una solución a los malos olores y la contaminación de las porquerizas donde la firma La Fazenda, del grupo Aliar, cría y ceba cerdos industrialmente.”
Al parecer, las marraneras de La Fazenda se van en 4 meses de territorio Sikuani, aunque no se ha obtenido una versión de los voceros de esta empresa y la experiencia con este tipo de conflictos muestra que tienden a hacerse promesas que no se cumplen para superar coyunturas particulares y defender los intereses de quienes infestan para acumular.
El gobierno colombiano insiste en entregar en concesión grandes territorios para las producción y cría a gran escala, que como ésta. Así como la granja transnacional en La Gloria no fue un problema únicamente para la comunidad que lo denunció, La Fazenda ALIAR S.A. no es un problema únicamente para los Sikuani. Peor aún es que empresas como ésta y cientos más sigan engañándonos con la complicidad de los Estados y de los medios, aseverando que vienen a beneficiarnos.
No podemos dejar al pueblo Sikuani solo en esta justa lucha. Así como no debíamos dejar solo al pueblo indígena en La Gloria. Tenemos la necesidad y la obligación por nuestra propia salud y por la salud de la Madre Tierra, de impedir que proyectos como éstos sigan desarrollándose. Para prevenir y liberarnos de pestes como éstas, resulta indispensable desenmascarar y detener la lógica peligrosa y malsana de quienes promueven y se benefician del agronegocio transnacional y de la producción masiva contaminante y escuchar a quienes saben de los ritmos de la Madre Tierra y conviven con ella.
La defensa pacífica del territorio y de la salud del pueblo Sikuani, pone sobre la mesa (de nuevo) el inevitable conflicto que se viene dando en los Llanos Orientales, por la conquista que avanza desde grandes capitales del agronegocio nacional y transnacional sobre esta nueva frontera.
Investigando sobre el tema, se encuentran muchas cosas muy urgentes. Una de ellas es este gráfico de La Silla Vacía que ilustra la Invasión de los Llanos Orientales en curso y la transformación de esa frontera en un amplio territorio de despojo, destrucción y acumulación para beneficio de los grandes capitales.
La conquista no solo avanza en los Llanos Orientales con estos consorcios económicos fomentados por el Estado y protegidos por los medios. Avanza con las locomotoras del gobierno actual, con la minería, la palma africana, la caña de azúcar, los hidrocarburos, las concesiones de parques y territorios a empresas turísticas, la construcción de represas hidroeléctricas y los megaproyectos de infraestructura . Avanza con la implementación de los TLC. Los Sikuani resisten, precisamente, el avance de esta Conquista.
Apoyados en acciones pacíficas de hecho, procesos indígenas y populares han logrado que el derecho a la Consulta Previa frente a proyectos e iniciativas que afecten sus vidas y territorios, se haya convertido en uno de los instrumentos constitucionales y legales más efectivos para detener, precisamente, el avance de proyectos destructivos que se promueven a nombre del desarrollo. Consciente de la justicia de la consulta previa y de su eficiencia creciente en derecho, el Gobierno colombiano se viene “lanza en ristre” contra la misma. Una bien orquestada y masiva campaña mediática que tiene como protagonistas a los Ministros del gabinete Santos, denuncian que la consulta previa amenaza con paralizar el desarrollo del país. Distorsionando la verdad y encubriendo los efectos nefastos de estas iniciativas de desarrollo, generan temor en la ciudadanía.
Aseverando que respetan el mecanismo de consulta previa, proponen “modernizar” el procedimiento y realizarlo por internet, interactuando preferencialmente con voceros y representantes de comunidades que tengan acceso a estos medios y que interlocutan con el gobierno. Le niegan por principio, la participación a las comunidades, así como el carácter vinculante a la consulta, de modo que, desde la perspectiva del Ministro de Agricultura, la única obligación del Estado para utilizar arsénico en cultivos de palma africana o conceder territorios a la producción de carnes que infestan, es informar previamente a las comunidades afectadas y proceder con el proyecto.
La lucha de los Sikuani señala dos conclusiones urgentes para la convivencia, y la defensa de los territorios y pueblos: Es imperativo que las comunidades y los pueblos tengan una consciencia clara del carácter destructivo y de la amenaza del proyecto que impulsan los grupos económicos, lo medios y el Estado; y además que de la protección del carácter vinculante de la consulta previa, apoyada en acciones directas de las comunidades y pueblos, depende hoy la pervivencia y el futuro de Colombia.
Galería fotográfica: Afectaciones de la empresa agropecuaria Fazenda ALIAR http://www.nasaacin.org/ galeria-de-fografias/category/ 109-pueblo-indgena-sikuani- meta-2013
Por: Pueblos en Camino y Tejido de Comunicación – ACIN
tejidocomunicacion@gmail.com
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