Las 13 mayores empresas mineras del país -agrupadas en el Sector de la Minería a Gran Escala- piden al Gobierno reglas de juego más claras para que pueda arrancar la locomotora minera.

 
“La locomotora minera va a todo vapor”, fue el mensaje que le envió ayer el presidente Juan Manuel Santos a las grandes empresas mineras del país, que están reunidas en Cartagena para celebrar su cumbre anual. Fue un mensaje lleno de un optimismo que el sector no parece compartir.
 
“A todo vapor van las intenciones de hacer minería, pero la minería no”, le dijo a La Silla Beatriz Uribe Restrepo, la presidenta de Mineros S.A. y de la junta directiva de la Andi. “Hay una declaración de buena voluntad del Gobierno sobre la importancia de la minería, pero no hay una verdadera política minera”.
 
De hecho, en el salón del Hotel Hilton de Cartagena donde se reunieron 500 personas reinaba un ambiente de preocupación. En gran parte, por la imagen negativa que tiene el sector en la opinión pública, que se ha visto reforzada en los últimos meses por el accidente de una barcaza cargada de carbón de la Drummond, la exploración de oro de Eco Oro -la antigua GreyStar- en el páramo de Santurbán, los rumores sobre la salida del país de CCX, la huelga en el Cerrejón y las condiciones de la prórroga al contrato de Cerro Matoso.
 
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El presidente Juan Manuel Santos dijo ayer que la minería “va a todo vapor” y prometió estabilidad jurídica al sector. Foto: Juan Pablo Pino
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
altEl Ministerio de Minas que dirige Federico Renjifo ha creado tres instituciones nuevas para conducir la locomotora minera. Foto: Juan Pablo Pino
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
altLas 13 empresas del gremio que dirige Claudia Jiménez le están pidiendo al Gobierno una política clara y duradera para la minería.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En parte, porque todo parece indicar que atrás quedó la bonanza de hace cuatro años, a raíz de la caída en los precios de materias primas como el carbón o el níquel, la crisis de la deuda soberana en Europa, la desaceleración de China y el auge del shale gas -encontrado en las rocas de esquisto– como fuente alternativa de combustible en Estados Unidos. Con este panorama, hay menos optimismo dentro de un sector que en 2011 aportó el 2,4 por ciento del PIB y el 23 por ciento de las exportaciones colombianas.
 
Y sobre todo, porque sienten que el país está muy lejos de países comparables como Chile o Perú, tanto en indicadores de extracción como en capacidad institucional para guiar la locomotora.
 
Encarrilando la locomotora
 
En términos generales, el gremio minero le está pidiendo a Santos y al ministro de Minas Federico Renjifo reglas de juego claras y sobre todo estables en el tiempo. Sus quejas son variadas: van desde las dificultades con la consulta previa y las CAR, las normas cambiantes sobre las licencias ambientales y los proyectos de ley en curso en el Congreso para aumentar su carga tributaria, hasta el hecho de que consideran más comunes los planes de choque que las soluciones de fondo para enfrentar los problemas que aquejan al sector.
 
“Necesitamos estabilidad jurídica porque los proyectos mineros son de largo plazo. Desde su inicio hasta que se logran cristalizar pasan siete u ocho años y uno como inversionista requiere que las condiciones con las que planteó el proyecto sean las que rigen cuando va a arrancar. Y eso no está sucediendo”, dice Beatriz Uribe.
 
Parte del problema, para el sector minero, es que las respuestas han sido más coyunturales que estructurales. “Tenemos una política pública reactiva frente a las crisis. Si hay un accidente en una mina de Amagá, se establece un plan de choque para la minería informal. Colapsa el catastro minero y se hace un plan de choque en el que se congelan las solicitudes, sin que dos años después se haya resuelto el problema. Tras un escándalo en el páramo de Santurbán, se establece un plan de choque para la creación de un parque y la delimitación del páramo. Necesitamos pasar de los planes de choque a una política de mediano y largo plazo”, le dijo a La Silla Claudia Jiménez, quien está al frente del Sector de la Minería a Gran Escala desde su fundación hace dos años.
 
Para este gremio, que agrupa a las 13 mayores empresas mineras del país, es imperativo que muchos de estos temas sean reglamentados de manera definitiva. Así que le propusieron al Gobierno de Santos crear un Conpes que contemple estos problemas y otras necesidades como la coordinación entre las instituciones o la formación de técnicos que la industria requiere.
 
Esto evitaría no sólo los cambios a mitad de camino, sino la sola amenaza de que puedan ocurrir, que según ellos resulta igualmente perjudicial para las empresas.
 
“El gobierno tiene que asegurar que haya un ambiente que permita no sólo la inversión -que es por naturaleza a largo plazo- sino que la institucionalidad del Gobierno también vaya de la mano de los más altos estándares internacionales”, le dijo a La Silla León Teicher, ex presidente de Carbones del Cerrejón y miembro del consejo directivo del gremio. Teicher hace también autocrítica, insistiendo en que el gremio es consciente de que las empresas que lo integran deben hacer ajustes para alcanzar estándares cada vez más exigentes.
 
altLa prórroga del contrato de Cerro Matoso fue una prueba de fuego para las nuevas instituciones mineras, según su presidente Ricardo Escobar.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
altPara León Teicher, ex presidente de Carbones del Cerrejón, otro problema del sector es la rotación de los funcionarios del Gobierno en temas mineros.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
altLas condiciones al plantear un proyecto están siendo cambiadas a lo largo del camino, señala Beatriz Uribe Restrepo, presidenta de Mineros S.A.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
“La naturaleza a largo plazo de este negocio requiere que el Estado en su totalidad -no sólo el ejecutivo, sino también el legislativo y los organismos de control- empiecen a verlo también como un proceso de largo plazo”, le dijo a La Silla Ricardo Escobar, el presidente de Cerro Matoso. 
 
“Yo personalmente creo que el sector necesita cosas muy básicas, no sofisticadas. No necesitamos un Código de Minas nuevo sino una mayor armonía entre las reglas que ya existen, incluyendo las de consulta previa y manejo ambiental. Necesitamos un código que no sea archivado, sino que esté vivo”, añade.
 
La joven institucionalidad minera
El gremio minero ve con muy buenos ojos algunas de las reformas y de las nuevas instituciones que se han venido creando en los últimos dos años, aunque advierte que su juventud todavía les impide cumplir adecuadamente con todas las funciones que se les ha atribuido.
 
“Necesitamos que esa institucionalidad acompañe rápido al sector. Nos da la impresión de que la velocidad de la industria es mucho mayor que la capacidad del Estado de acompañarla”, dice Jiménez. “El Gobierno debe trazar una política de mediano y largo plazo que le explique al país por qué la minería es una de las locomotoras que jalonarán el desarrollo y que acompañe el impulso de la industria”.
 
Para muchos en el gremio, uno de los problemas graves es el nivel de rotación al interior de las instituciones. En dos años y medio que lleva el gobierno de Santos, el sector minero ha tenido tres ministros de Minas y Energía, dos viceministros de Minas y dos directoras de la Agencia Nacional de Minería. A eso se le deben sumar los tres ministros que han pasado por la cartera de Ambiente y los otros tres en la de Interior, que rige la consulta previa.
 
“Eso nos da 27 posibles combinaciones sólo con los ministros”, señala León Teicher. “Cuando hay una rotación frecuente de las personas que manejan los ministerios y las agencias, es muy difícil que esa institucionalidad se fortalezca. De manera que le pedimos al Gobierno que, en la medida de lo posible, evite esa rotación”.
 
Aún así, en general dentro del gremio se sienten contentos con el trabajo que vienen haciendo funcionarios como Renjifo y la directora de la agencia minera, María Constanza García. “Hemos sido testigos de primera banca de esta nueva institucionalidad. La conclusión de nuestro contrato fue una prueba de fuego para estas nuevas instituciones y es muy importante subrayar la madurez y el profesionalismo que han logrado tan rápidamente. Hay que apoyarlos y tenerles paciencia, pero para mí van por buen camino”, dice Ricardo Escobar.
 
En todo caso, resulta evidente que como mínimo se necesita mayor diálogo entre las grandes empresas mineras, los pequeños mineros, las comunidades locales y el Gobierno si se quiere que la minería finalmente agarre vuelo. Y para que se convierta en la locomotora de desarrollo que prometió Santos durante su campaña presidencial.