El pasado 28 de febrero se dio inicio a una nueva etapa del proceso de creación audiovisual con jóvenes rurales, una apuesta que comenzó el Área de Comunicaciones de la Asociación Campesina de Antioquia en el año 2008.

 
Mientras más ojos vean, mientras más bocas narren…
Encuentro de la Escuela de Creación Documental en Medellín y San Francisco, 27 de febrero al 5 de marzo de 2013.
 
 
“El proceso de la Escuela de Creación Documental, más que parecernos o verlo desde afuera, es un ejercicio que nos compromete por lo que venimos diciendo desde hace rato, mientras más ojos vean, más bocas narren, más oídos escuchen y entre todos construyamos aquello que se llama ´información´ entorno a la realidad, en cualquier campo, puede ser fotografía, video, música, yo creo que ese abanico de posibilidades es lo que más se acerca a eso que podemos llamar realidad y transformación”.
José Miguel Restrepo ´Joche´.
 
El pasado 28 de febrero se dio inicio a una nueva etapa del proceso de creación audiovisual con jóvenes rurales, una apuesta que comenzó el Área de Comunicaciones de la Asociación Campesina de Antioquia en el año 2008. En la ciudad de Medellín se encontraron jóvenes provenientes de diversas regiones del país, algunos que han venido desde tiempo atrás en el proceso y otras personas que apenas se acercan a la Escuela, en esta nueva etapa se busca consolidar el trabajo con los grupos ya existentes y motivar la conformación de colectivos de trabajo documental en otras comunidades que han conocido la propuesta y han manifestado su interés por hacer uso de las herramientas que ofrece el lenguaje audiovisual para la expresión y la creación.
 
A pesar de los bloqueos en las carreteras, a causa del paro de los productores de café, lograron llegar alrededor de 30 personas provenientes de 6 municipios del departamento de Antioquia y de 3 comunidades de otras regiones del país. Del norte del departamento del Cauca, de la región del Catatumbo y de la cuenca del rio Cacarica, en el Atrato chocoano. Del occidente antioqueño y la región del Urabá llegaron jóvenes de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, de la Comunidad de Vida y Trabajo La Balsita, en Dabeiba, y del corregimiento Nutibara, en el municipio de Frontino. También llegaron los jóvenes que conforman grupos de trabajo audiovisual en el oriente antioqueño (Argelia, San Vicente y San Francisco) y dos jóvenes de Ituango, municipio del norte de Antioquia, que asistieron para conocer la propuesta de la Escuela y compartirla en sus comunidades y así motivar su participación en el proceso.
 
→ “Me ha gustado mucho la escuela, todos los documentales que han hecho son muy bonitos y eso me motiva también porque a mí me gustan las cámaras, me motiva hacer algo por mi comunidad, espero aprender todo lo que se pueda y muchas gracias por recibirnos aquí, de verdad que estamos muy contentos de poder estar”. Janis Orejuela, Comunidad de Autodeterminación, Vida y Dignidad del Cacarica, Chocó.
 
En el encuentro se enfatizó en el documental como medio de expresión y de creación, realizando lecturas entorno a distintas maneras de entenderlo y asumirlo por muchos realizadores a lo largo de la historia, y a las múltiples propuestas que emergen desde todos los rincones del planeta. Este recorrido por las distintas miradas documentales comenzó con un repaso por el trabajo de Producciones El Retorno, del Área de Comunicaciones de la Asociación Campesina de Antioquia, que ha documentado desde hace 10 años las historias de muchas de las comunidades presentes en el encuentro. Imágenes y sonidos del Cacarica, del corregimiento El Aro en Ituango, de los jóvenes de La Balsita en el año 2004, de los asentamientos y comunas en la ciudad de Medellín, de San Francisco, de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, de las movilizaciones de los pueblos indígenas en el sur del país, etc.
 
→ “De mi parte, del pueblo nasa del Cauca, me voy muy contento. Para mí fue una sorpresa, me llevo una experiencia en toda la parte técnica y comunitaria, como decimos nosotros no estamos trabajando solos, hay otros pueblos que queremos cambiar la situación de este país y trabajar por la comunidad. Y aterrizando todo esto a nivel de lo audiovisual, queremos también el cambio porque a veces nos transforman las mentes los medios masivos, los medios comerciales”, Génaro Trochez, Tejido de Comunicación de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, ACIN.
 
Durante la tarde del jueves 28 de febrero contamos con la presencia de la documentalista Marta Hincapié Uribe, quien abordó su propuesta de documental de creación y conversó con los asistentes sobre los proyectos documentales que algunos están desarrollando o tienen en mente realizar. El diálogo con Marta finalizó con la proyección de su documental Los demonios sueltos, un retrato audiovisual de su madre María Teresa Uribe, socióloga, docente e investigadora de la Universidad de Antioquia.
 
 
→ “Como dicen, cada vez uno se va enamorando más del proceso, le va gustando más y se va arriesgando más con él”. David Nava Zuluaga, San Francisco, oriente antioqueño.
 
→ “Para el nuevo documental es muy importante lo que nos contaron los talleristas, lo que ellos han hecho, su experiencia”. Luz Dionys Manco Moreno, Comunidad de Vida y Trabajo La Balsita, Dabeiba.
 
Camilo Botero, realizador antioqueño, también compartió con los jóvenes su experiencia audiovisual y sus propuestas narrativas, proyectó sus trabajos Vía Láctea Km 13, 16 memorias y un adelanto de su más reciente documental La Gorgona, historias fugadas. Camilo habló de las posibilidades del montaje en el proceso creativo y animó a los nuevos realizadores a comprometerse con trabajos que los enamoren y en los cuales puedan expresarse de manera honesta y libre.
Al iniciar la tarde del viernes 1 de marzo el grupo de trabajo se trasladó hasta la vereda San Isidro, en el municipio de San Francisco, ubicado en el oriente antioqueño, aproximadamente a 3 horas de Medellín.
 
Allí, en las instalaciones del Centro Educativo Rural -CER, se dio continuidad al trabajo por grupos: talleres introductorios para los nuevos integrantes, proyecciones de cortos documentales, ejercicios de cámara, sonido y edición. Los jóvenes se alojaron en las viviendas de las familias campesinas que los acogieron y compartieron con ellos la cotidianidad de la vida en la vereda. Muchos trajeron productos de su región para la alimentación durante el encuentro, como plátano, frijol, cebolla, café, yuca, panela, arroz y verduras.
 
El grupo de San Francisco, uno de los pioneros en el proceso de la Escuela Documental, compartió las historias de su región y se encargó de todo el asunto logístico para la realización de las actividades, acompañados por dos jóvenes estudiantes de bachillerato rural que realizan sus prácticas sociales apoyando el trabajo de la Escuela en las veredas de este municipio.
 
Justamente el sábado 2 de marzo, en la cancha de la escuela, se celebró un año del Cine Club Ojo al Cine, espacio organizado y convocado por el grupo audiovisual de San Francisco que ha realizado, desde el 3 de marzo de 2012, 26 proyecciones en 5 veredas y en el casco urbano del municipio. Logrando motivar el encuentro, el esparcimiento comunitario y la difusión de realidades diversas a través de las películas y documentales que se proyectan para los niños y la comunidad en general.
 
El grupo de teatro Huellas, integrado por jóvenes de la vereda El Pajuí de San Francisco, presentó su obra El Yerbatero y abrió la jornada cultural que continuó con las canciones de los jóvenes del Cacarica que cuentan la historia de su comunidad, desplazada durante la Operación Génesis en 1997. Don Evaristo, un campesino de 70 años de edad, saludó a los visitantes y les narró cómo llegó la violencia a su vereda y todos los sufrimientos que les ha causado. Por su territorio han pasado todos los actores armados en distintas épocas y todos se han ensañado contra los campesinos, desde la presencia de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional -ELN, los posteriores operativos conjuntos de militares y paramilitares y la llegada de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -FARC, que desde finales de los 90´s también pretendieron ejercer un fuerte control sobre este territorio.
 
 
En San Francisco, en una de las épocas más álgidas de la guerra, se reportó el desplazamiento forzado de más de la mitad de su población, además llegó a ser considerado uno de los municipios con más altos niveles de pobreza en el departamento de Antioquia y en donde más minas antipersonales habían sido sembradas en los caminos veredales como estrategia de guerra utilizada por los actores armados. Aún hay veredas deshabitadas completamente y otras en las que los campesinos han ido retornando de a poco para sembrar su comida e ir recuperando su territorio. Quienes han retornado han buscado la manera de restablecer la tradición productiva de la región, algunos han vuelto a sembrar sus huertas y han tratado de organizarse de nuevo para abrir tiendas comunitarias y buscar la comercialización de sus productos. Han sido muchos los obstáculos, y a la falta de una voluntad política real y concreta por parte del Estado se suman los intereses económicos que persiguen explotar la riqueza en bosques y recursos naturales de este municipio, también proyectos de generación de energía que buscan represar las aguas de los caudalosos ríos que descienden desde el altiplano del oriente antioqueño y que pasan por estas tierras buscando su desembocadura en el Magdalena Medio.
 
Muchas de estas problemáticas se repiten en la mayoría de los territorios desde donde vienen los integrantes de la Escuela, y precisamente la importancia de estos encuentros tan diversos es que posibilitan el intercambio de experiencias, de miradas, de estrategias y de propuestas que han nacido desde las comunidades y que hoy se continúan tejiendo en muchas de ellas. Y ha sido a través de la música, el teatro y, en este caso, del documental, que muchos de los jóvenes de las comunidades han podido sumergirse en su propia historia, buscando respuestas, indagando sobre el pasado y expresando sus opiniones, sus puntos de vista, sus maneras de mirar y entender el mundo que los rodea.
 
→ “Se han aprovechado las horas de talleres, las horas para el juego y otras de recocha, hemos sacado tiempo para todo y muy bueno haber hecho eso, muy vacano que nos pusieron a dormir intercalados y no solo grupos de un mismo lugar solos, así tiene uno mucho más que contar, de los pueblos de uno, cosas de uno, porque son personas de otros lados. Es muy bueno participar en los encuentros, aprender nuevas cosas, llevar cosas buenas para las comunidades y mirar si sí nos gusta estar en la Escuela y esperamos que los que estemos sigamos adelante”. José Roviro López, Comunidad de Paz de San José de Apartadó.
 
 
José Miguel Restrepo, Joche, quien ya conocía el proceso de la Escuela desde hace varios años, estuvo en el encuentro y propuso un ejercicio de cámara por grupos de trabajo, los cuales documentaron a distintas horas del día la cotidianidad en la vereda. Para muchos era el primer contacto con las cámaras y durante los ejercicios estuvieron acompañados por algunos de los realizadores que ya han participado en el proceso, ellos también harán talleres prácticos de cámara y grabación con los nuevos grupos que propongan historias para ser documentadas en sus propios territorios. Se realizaron breves prácticas de edición y montaje con el material documentado por los grupos en los ejercicios de cámara, también se proyectaron ejercicios similares realizados en encuentros anteriores e informes audiovisuales sobre los cineclubs en Argelia y Dabeiba. Paralelamente se realizaron ejercicios prácticos de registro sonoro, con los micrófonos y herramientas con las que cuenta la Escuela y que están siendo utilizados por los grupos que avanzan en la documentación de un nuevo trabajo sobre la memoria y el territorio. Así, este proceso se convierte también en un permanente laboratorio audiovisual que impulsa la creación, el compartir de experiencias, de técnicas, de habilidades y capacidades entre sus integrantes.
 
→ “En sí todo lo que fue la temática y el cronograma estuvo bien repartido, las actividades estuvieron muy interesantes, los talleristas nos dejaron cosas nuevas para ir a aplicar ahorita en lo que estamos grabando del nuevo documental, con estas nuevas herramientas que tenemos llevamos más claras las ideas, vamos a empezar a trabajar en ellas y la idea es que todos lo hagamos”. María Raquel Soto, del grupo audiovisual del municipio de Argelia, oriente antioqueño.
 
 
Durante la mañana del domingo 3 de marzo, el fotógrafo Jesús Abad Colorado estuvo en el encuentro y narró sus historias como reportero gráfico en el caminar por muchas de las comunidades de donde llegaron quienes lo escuchaban atentamente. Proyectó fotos de su trabajo en los más diversos lugares del país, mientras recalcaba en la importancia del respeto, de mirar con los dos ojos, de escuchar con el corazón, de ser honestos y sinceros con las personas y las historias que documentamos. Jesús Abad insistió además en la necesidad de construir memoria en un país como el nuestro, y en la importancia que este proceso lo puedan hacer los mismos jóvenes de las comunidades. Es la segunda ocasión que este fotógrafo acompaña, con su mirada y sus reflexiones, el proceso de la Escuela de Creación Documental. Jesús Abad está convencido que en este país se necesita no solamente de un trabajo de memoria sino de un trabajo donde se cuenten cosas muy bonitas que desarrollan las comunidades, valora mucho la importancia del trabajo de la Escuela por: “…todo lo que se puede lograr desde esos testimonios, no desde las grandes productoras, desde los grandes medios de comunicación, sino desde estos medios alternativos que están contando la historia que van tejiendo las comunidades día a día, es así como creo yo que se hace otro tipo de trabajo comunicativo, distinto, de cara a las comunidades, con ellas, a pie, y no desde el poder que dan los medios. Ya es la segunda vez que yo estoy con ustedes y para mí de verdad que, después de pasar por tantos lugares a los que yo asisto con grandes periodistas, venir aquí a estar con los muchachos del Cauca, de San José de Apartadó, del Catatumbo, del oriente antioqueño, de Ituango… eso me llena es de satisfacción y hay muchas posibilidades de construir en este país con personas como ustedes y con proyectos de comunicación como el de Producciones El Retorno”.
 
Los jóvenes de los grupos regionales conformaron un equipo dinamizador que se reunió con los demás para construir el cronograma de grabaciones para este año y las historias que serán documentadas, también para motivar los cine clubs en otras comunidades y analizar nuevas películas para ser proyectadas en estos espacios. La tarde del domingo se proyectó, para quienes llegaron por primera vez al proceso, el documental colectivo Cuando voy a la escuela, que cuenta la historia de un día de clases en la vida de 6 niños y que fue grabado en Argelia, San Francisco, Dabeiba y la Comunidad de Paz de San José de Apartadó. Durante el encuentro también estuvieron presentes dos jóvenes del colectivo audiovisual K-minantes, proyectaron sus cortos documentales y compartieron su experiencia en varias regiones del país, sus métodos de trabajo y sus miradas sobre las distintas realidades.
 
Ya el lunes 4 de marzo, antes que los niños iniciaran sus clases, salimos de la vereda San Isidro por la carretera que conduce al casco urbano del municipio, caminando y escuchando las historias de quienes viven en este territorio. Al llegar a San Francisco salimos para Pailania, una vereda del municipio de Cocorná, allí nos reunimos todos los participantes del encuentro y, a la orilla del río Santo Domingo, cada uno aportó una reflexión final sobre los 5 días de trabajo.
 
En cada encuentro de este proceso se abre la ventana a un nuevo universo, se generan inquietudes creativas, se indaga sobre distintas posibilidades narrativas, estéticas y técnicas. Cada uno de los asistentes se va con la curiosidad y la motivación por encontrar una manera de narrar sus historias, por ir tejiendo su propio camino y construyendo su mirada para invitar a otros a asomarse y asombrarse.
 
 
César Darío Daza, de la vereda El Pajuí, quien hace parte del proceso de la Escuela desde marzo de 2011, intervino para agradecer a todos por su presencia y por el compartir con las comunidades: “Para el grupo de San Francisco es una oportunidad muy especial, poderlos tener a todos los de la Escuela y poder estar en nuestras comunidades para nosotros ha sido muy importante. Lo decía pensando en lo del sábado, la participación de la gente y ver cómo llegan de otras regiones, y al compartir con ellos son experiencias que se quedan y de verdad que ellos se sienten muy agradecidos y contentos cuando llegan personas de otros lados y quieren conocerlos. Cada región nos aporta algo muy bonito para nosotros como personas y para las comunidades en general porque todos estamos compartiendo las mismas experiencias pero de distinta manera, todos somos campesinos y todos estamos aquí por trabajar por nuestras comunidades y permanecer allá donde estamos. Agradecerles a todos y yo siempre me voy contento, cada uno en su mente sabe si le gusta o le encanta y cada uno lo va demostrando y con el tiempo se van dando las cosas, y al que lo no le guste no le de miedo decirlo que eso es normal. Este es un espacio muy bonito, el trabajo es muy importante y compartir con ustedes ha sido excelente en la tierra de San Francisco, entonces muchas gracias y bienvenidos siempre”.
 
Por: Área de Comunicaciones – Asociación Campesina de Antioquia – ACA / Tejido de Comunicación de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca – ACIN.