El día 14 de Marzo de 2013, en el Resguardo de Munchique Los Tigres, Municipio de Santander de Quilichao, se realizó una Minga de Control Territorial sobre el tema de la minería artesanal, la cual se viene implantando en el territorio del Resguardo desde hace dos años. 

 
Hicieron presencia los comuneros, comuneras y personales de los Resguardos de Munchique Los Tigres, Nasakiwe y Canoas, quienes se habían pronunciado por el “No a la minería”. Pero ese tema “no es de ahora”, nos cuenta Poino Ulcué, Gobernador de Munchique Los Tigres, pues las actividades mineras ya se vinieron desarrollando en el municipio, particularmente en el resguardo de Canoas donde se realizaron varias acciones en contra de la minería en estos últimos años.
 
En Canoas, detrás de la minería artesanal llegaron las multinacionales, las retro-excavadoras remplazaron los picos y molinos, y los socavones dieron el paso a los hoyos de las minas a cielo abierto, donde la gente venía a recoger las migajas de oro que negaban los gigantes de acero en sus festines de rocas. El mercurio y el cianuro empezaron a correr en los arroyos y los ríos, junto al agua. La comunidad se enfermó. “En Canoas avanzó mucho el tema minero” lamenta el Gobernador, “ya empezaban a entrar armas para cuidar las minas” añade. La fiebre del oro se propagó al Resguardo de Munchique, haciendo daños ambientales en el Cerro Munchique, sitio sagrado declarado reserva natural. La comunidad está bastante preocupada ya que de este cerro nacen las fuentes de agua que bajan, vía un acueducto, hasta las demás veredas del territorio. “Sale barro de la llave” comenta un comunero.
 
En Munchique los Tigres, el 7 de Enero la comunidad se sentó a reflexionar y tomar decisiones sobre el tema de la minería. Se sabía que algunas personas habían cavando socavones para sacar las rocas que contenían el precioso mineral. Compraron o alquilaron molinos y de las rocas que sacaron extrajeron el polvo de oro. La comunidad constató el daño y decidió poner fin a estas nuevas actividades, dando un plazo de 2 meses a los mineros para que taparan los socavones y vendieran los molinos.
 

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Este jueves 14 de marzo, la Minga convocó a la comunidad para recorrer el territorio y controlar la ejecución de la sentencia proclamada por la comunidad. Más de 1200 personas, repartidas en dos comisiones, subieron las lomas, buscando los huecos en la tierra anaranjada hacia el oriente y hacia el occidente. No tardaron en encontrarse con zanjas medio-tapadas, desertadas por los trabajadores, de las cuales se contabilizaron alrededor de veintidós. “El daño ya es bastante, porque son unas profundidades entre 200, 300 metros y son socavones que no tienen ninguna protección para la gente” comenta el gobernador indígena. La comunidad se hizo cargo en tapar con tierra los socavones que no estaban tapados todavía. Para el Cabildo el balance de la minga es positivo pues no solamente se trata de controlar el cumplimiento de las decisiones de la Asamblea por los mineros, sino que también se busca concientizar a la comunidad sobre los problemas ambientales y sociales que trae la explotación minera en el territorio.
 
En efecto, la minería, así sea artesanal, genera un daño ambiental irrevocable en los territorios. Como es el consumo excesivo del agua; la contaminación y el desvío de las aguas subterráneas; la acumulación de la tierra infértil encima de la tierra enriquecida por los cultivos y los bosques, y, tarde o temprano, se llega a echar químicos en el proceso de extracción, contaminando la integridad del territorio y de los seres que lo habitan. Los ingresos generados por el oro también provocan tensiones entre los comuneros y conflictos sociales internos a la comunidad, entre mineros y los que se oponen al saqueo de los minerales. Dándose cuenta de la presencia de yacimientos de oro, las mineras a media escala y las multinacionales no se demoran en establecerse en el territorio, trayendo más daños y más guerra.
 
En los potreros de Munchique los Tigres, su selva húmeda y sus cultivos verdosos todavía se siente la tranquilidad de un cotidiano salvo del tintineo de las armas. ¿Pero qué pasará cuando lleguen las empresas mineras y, tras de ellas, los actores armados para defenderlas y controlar el territorio?
 
La meta de esa minga es que no se llegue a ese punto, que se conserve la quietud del lugar y que se ahorren las energías para proyectos que beneficien a la comunidad en general. Los comuneros y comuneras están decididos a no dejar la minería apoderarse de la madre Tierra: “el error de nosotros es que hacemos un recorrido, una minga en un día, pero no se da seguimiento, entonces la gente vuelve y destapa los socavones, entonces eso es lo que no queremos, entonces dar un seguimiento al proceso, no como resguardo sino que eso es un proceso de todo un territorio. Se está haciendo un trabajo de coordinación al nivel zonal y regional.” explicó el Gobernador.
 
Al finalizar la actividad, la comunidad descansa alrededor de un mote, preparado por las comuneras desde temprano. Sin embargo la jornada no ha terminado. Se sienten las tensiones, los comuneros echan chistes, pero se escucha el tono amargo de los que vieron sus socavones tapados junto con sus proyecciones de negocios, los mineros, y las voces preocupadas de los que no quieren que se vuelva a sacar el oro, sangre de la Madre Tierra.
 
La comunidad está herida. La mina trajo división. Los que empezaron a cavar en las entrañas de la tierra aun no son extraños, son gente de la comunidad, son gente pobre como los demás, buscando como sostenerse, engañados por los sueños mentirosos del modelo extractivista. Engañados por la ilusión de abundancia generada por el oro, cayeron en las trampas elaborabas por el capital transnacional junto con el gobierno y su locomotora minera. Los mismos que llegaron a pisar los cultivos de papa con sus máquinas, para trazar carreteras con el fin de sacar el metal que les permite acumular capital y estabilizar su moneda en el mercado mundial.
 
“Es por la falta de dinero que la gente se pone a hacer estas producciones subterráneas, para buscar el modo de sustento. Porque aquí más que todo es que la pobreza existe mucho. Trabajo eso es lo que no se ve. Porque si la plata se conseguiría de otra manera la gente no se pondría a exponer la vida, a gastar el tiempito allí.” nos contaba un mayorcito en el recorrido de la mañana.
 
En la asamblea el debate sobre la minería estuvo muy participativo. El cumplimiento de las decisiones de la comunidad no fue muy efectivo y la mayoría de los presentes quieren que se entreguen las herramientas y que se tapen los huecos para siempre. Las autoridades invitan a la gente para que den sus opiniones, ya que la comunidad es la que decide, la que orienta. “Yo jamás pensé que en nuestro territorio llegase a ocurrir está situación” expresa un comunero de la asamblea, “nosotros no somos pobres, sufrimos de pobreza mental, analicemos, porque mire nosotros tenemos cabeza para pensar, tenemos nuestras manos para trabajar, tenemos pies para caminar, entonces le hacemos daño a nuestra madre tierra. Los que están trabajando en esa situación pienso que están pensando en el presente, hay que mirar desde otro punto de vista. ¿Y por qué digo que están pensando en el presente? Porque cuando yo veo esta situación, de que “yo veo ese tesoro”, de que “para mí eso es rentable”, estoy pensando en el presente pero no estoy pensando en la generación que viene detrás mío. ¿Mis hijos, mis nietos, mis bisnietos, cual será el futuro de ellos? ¿Lo han pensado?”
 
Los mismos mineros son conscientes de los daños, pero no quieren matar la gallina de los huevos de oro, uno de ellos explica: “tenemos que ir planteando como se evalúan nuestros derechos, la igualdad, nosotros exigimos igualdad, pero los que están arriba son los que reciben los grandes recursos, y los que estamos abajo son los que recibimos un poquito del gallinazo, entonces si vamos realmente hablar del problema, tenemos que hablar de igualdad.” Y con una claridad con la cual tampoco se convence a si mismo de dejar la minería añade: “hemos aprendido del capitalismo del gobierno”.
 
Sin embargo, para una docente del Resguardo, la comunidad no puede vacilar en su determinación de decir “No a la minería”: “A mí me duele lo que vi hoy. Porque este es lo que nosotros tenemos, los que tienen tierra, […] los que tienen por favor cuídenla”. Y advierte: “El Estado llega, digamos que ustedes siguen excavando, el estado llega y dice “no eso no es de Ustedes, eso es del Estado. Aquí donde pisamos, aquí donde podemos sembrar,  es de nosotros y nosotros lo hemos peleado, muchos quedaron sin manos, sin ojos, sin pies, sin familia, sin padres, sin madres muchas veces. Luchamos y hemos luchado por este territorio. […] porque del piso así abajo [el subsuelo] pertenece al estado”. Recuerda la lucha ancestral de los pueblos indígenas por la liberación de la Madre Tierra y el valor espiritual del territorio para las comunidades. Pero el Gobierno sigue colonizando los territorios con sus leyes y su sed de apropiación de las riquezas naturales, y mirando así al futuro dice: “nosotros estamos socavando y abrimos las puestas para que el gobierno venga con toda su maquinaria y los extranjeros a sacar… ¿Quiénes somos los responsables? Aquí no es el punto solamente de los mineros, eso es de los adultos, de los niños, los que vienen… porque ¿para dónde nos vamos? ¿Nos vamos a dejar sacar? No podemos compañeros. Todos somos responsables.”
 
Esa lucha contra la minería también hace parte de una resistencia ancestral contra el despojo. Una lucha contra un modelo capitalista mundial que pretende transformar las riquezas naturales en recursos e involucrar a los pobres para empobrecerlos todavía más.
 
Para los comuneros y comuneras del Proyecto YU´LUX – Plan de Vida de los tres resguardos de Munchique, Canoas y Cabildo Urbano, es un desafío preservar el territorio, y no solo es para ellos, es el desafío de todos los pueblos del mundo. En la Asamblea se escucharon muchas propuestas para lograr esa meta. Finalmente se dio un plazo de cinco días a los mineros para vender sus máquinas. La comunidad, las autoridades y los Mayores estarán pendientes de que estas palabras y decisiones se hagan realidad.
 
Tejido de Comunicación – ACIN