Memoria Y Camino del Tejido de Comunicación

“Una vez más nos reúne el atroz accionar de esta maldita guerra, hoy en el resguardo indígena de Toribío en la vereda del Sesteadero se ha apagado la vida del niño JHON ALEXANDER VITONÁS YOSANDO; quien tenía escasos catorce años, sus homicidas fueron otros dos adolescentes; esto es la degradación total de la guerra, la pérdida tajante de la razón; y sus responsables los mandos medios y el Secretariado de las FARC; quienes pusieron en manos y el corazón de niños armas y pensamiento de muerte; antes que juguetes y vida”, comunicado emitido el 17 de mayo de 2013, por el Proyecto Nasa (AUTORIDADES TRADICIONALES DE LOS CABILDOS INDIGENAS DE TORIBIO, TACUEYO Y SAN FRANCISCO). 

 

Ante este asesinato y los últimos acontecimientos ocurridos en las comunidades de Toribío – Cauca, la autoridad tradicional del resguardo se ha declarado en Asamblea Permanente durante los días 16, 17 y 18 de mayo en la Institución Educativa – de la vereda el Sesteadero. Y este domingo 19 de mayo se realizará la Asamblea Comunitaria para tomar decisiones colectivas frente a este último hecho.

 

Como podemos observar en nuestro día a día, las FARC y el Estado siguen asesinando en el territorio colombiano, específicamente comuneras y comuneros de nuestro pueblo Nasa en el norte del Cauca. De un lado, las FARC niegan su responsabilidad con nuestras víctimas, mientras nos acusan de ser informantes de los militares, y de otro lado, también los militares asesinan pero se “excusan” diciendo que son “errores militares”. Ambos asesinan, someten y persiguen mientras negocian lo que ellos denominan un acuerdo de paz, que en realidad es, en el mejor de los casos, un cese al fuego entre ellos, incluida la repartición de territorios y espacios geoestratégicos y político-electorales. Las FARC asesinan ahora, al parecer, para controlar pueblos y territorios, seguramente su botín de guerra en el proceso de Paz y para ganar su lugar en el paraíso ilusorio de la Colombia del “libre comercio”. El Estado compra votos y asesina para controlar al servicio de élites la parte que no controlan las FARC. El cese al fuego que debe firmarse, no puede ser bajo la condición de someternos al “libre comercio”, pero no es en esa mesa de negociación donde los pueblos nos levantamos contra el modelo, ni quienes negocian nos representan en la lucha de los pueblos por la paz con soberanía. En este marco, las transnacionales financieras y extractivistas ganan con el terror y ganarán también con la paz del despojo bajo el TLC, pero los colombianos y colombianas perdemos TODO.

 

El cese al fuego definitivo permanente entre las Farc y el Estado son imprescindibles. Pero la paz desde arriba de los señores de la guerra, no es otra cosa que el sometimiento de nuestra lucha y de todos los demás procesos que fomentan consciencia y autonomía, pues resultan intolerables para la paz bajo el Libre Comercio. Mientras tanto, el modelo económico lleva al país a la ruina. Los cafeteros lo demostraron. La industria se arruina, el agro se acaba. Queda la minería que destruye todo y la especulación financiera que no deja nada y despoja. Bajo el TLC, todo el país, incluidos gremios, industriales y pueblo, se arruinan. Si la confusión y  la manipulación de la mano del terror, la propaganda, la cooptación, no se consolidan, estallarán pueblos, jueces, camioneros, agricultores, estudiantes, trabajadores, industriales…No nos dejan otra alternativa

 

Las primeras lecciones del TLC con EE.UU nos dejan claro que cuando este descalabro total de la economía hunda del todo al país en la miseria y las transnacionales financieras y extractivistas lo expropien todo, sus socios nacionales, las élites (de siempre y las nuevas), acuerden a través de la paz o de la guerra la repartición del botín que entregan bajo el TLC para enriquecerse personalmente, estaremos en la Colombia que se nos impone. Con dueños y sin Pueblos. Con la ruina que trae el TLC se descarrilan las locomotoras del modelo al que se inserta Colombia con la paz del TLC. En otras palabras, el proceso de paz con el modelo blindado, nos impone treparnos rápido a las locomotoras de un tren que se descarrila. Sin embargo, el cese al fuego nos exige el camino de la paz sin el sometimiento al modelo. 

 

Es hora de reconocer esto y no dejarnos arrasar ni montarnos en el tren que está a punto de derrumbarse. Hoy necesitamos encaminar nuestros procesos, movimientos, organizaciones y acciones para resistir al modelo, para impedir una “paz” que reparta el botín, para exigir la firma de un cese al fuego sin más víctimas y para defender la autonomía. Tenemos que empezar por entender el Modelo, entender la Paz del Modelo. De todos modos, nos están asesinando.

 

Jhon Alexander Vitonás y Leonardo Escorcia Muñoz, los mataron mientras hablan de “paz”. YA BASTA!!!

 

Tejido de Comunicación – ACIN