Desde el día jueves 16 de Mayo en la Vereda del Sesteadero, Municipio de Toribio – Cauca, la comunidad se declaró en Asamblea Permanente tras el asesinato del comunero Jhon Alexander Vitonás Yosando, de 14 años de edad, por parte de otros adolescentes reclutados por las milicias de las FARC.
Desde que encontraron el cuerpo del niño a las 11 de la noche del martes 14 de mayo, que cayó en un mar de sangre en la cocina de su casa por un tiro en la cabeza, las autoridades indígenas expresaron su horror y su indignación: “esto es la degradación total de la guerra, la pérdida tajante de la razón; y sus responsables los mandos medios y el Secretariado de las FARC; quienes pusieron en manos y el corazón de niños armas y pensamiento de muerte; antes que juguetes y vida” comunicaron las autoridades tradicionales del Proyecto Nasa (cabildos indígenas de Toribío, San Francisco y Tacueyó).
De inmediato las autoridades y la Guardia indígena se movilizaron para aclarar los hechos y capturar los presuntos culpables. Una vez más, la comunidad y la familia del joven se reunieron para devolver el pequeño cuerpo a su madre, la Tierra. Una vez más las lágrimas corrieron en las mejillas de las madres y padres de familia. Una vez más nuestros hijos perdieron un poco más de su inocencia, sintieron el sucio de la sangre y dejaron de maravillarse en el aprendizaje de la Vida para asustarse ante la sombra de la Muerte.
Mientras la comisión jurídica del cabildo de Toribio – Cauca investigaba los hechos, la comunidad estuvo reflexionando sobre las causas y las consecuencias de la guerra. Estas estrategias de terror y de guerra sirven a un plan de muerte y de despojo más grande, fomentado por el sistema capitalista actual, para sacar provecho de los territorios indígenas y dar paso a su explotación, desplazando a los que habitan, trabajan y cuidan la tierra. “Nosotros hemos dicho que a pesar de que hay una mesa de diálogo en La Habana, Cuba, ésta es entre la guerrilla y el Gobierno. Así se haya hablado desde la guerrilla sobre cese al fuego o de hostilidades, vemos que en el territorio del Cauca hay una disminución de hostigamientos contra la fuerza pública, más no contra la población indígena. Los milicianos nos siguen asesinando sistemáticamente. Por este motivo, consideramos que el proceso de diálogo para nosotros no está teniendo resultados mayores. En la práctica, estos diálogos no están siendo un alivio para nosotros. Mientras el Gobierno y las Farc dialogan, las comunidades indígenas estamos viviendo asesinatos selectivos o masacres. No estamos siendo beneficiados por el proceso de diálogo” analiza el Consejero Gabriel Pavi.
Sin embargo, las comunidades indígenas aspiran a la armonía y a la autonomía en sus territorios, por eso, el sábado 18 de mayo, en la asamblea de la Vereda del Sesteadero, varias conclusiones salieron de la reflexión que se desarrolló hasta las once de la noche con los miembros de la comunidad. Unas de esas fueron dirigidas a los mismos comuneros y comuneras, llamando la atención a los padres de familia y a los cabildos, para que estén atentos de los niños y de las niñas, frente al tema del reclutamiento forzado de los menores de edad, los cuales ven su inocencia aprovechada por los actores armados. Al respecto, Ana Delia, entrevistada por Radio Pa’yumat y Radio Nasa, nos decía: «Hoy en día es como que nos olvidamos un poco de los muchachos, los descuidamos, porque no sabemos a dónde van, hemos perdido esta autoridad en las familias, […] porque sabemos que ellos de una manera dependen mucho de nosotros, que nosotros los orientemos, que les hablemos, que les escuchemos, y también diría yo que no solamente la familia. Nosotros mirábamos también que tenemos que ver en este proceso todos, tanto autoridad, alcaldía, buenos programas que existen, estar mucho más pendiente [..] Eso es estar pendiente, es como llegar a la comunidad verdaderamente, mirando la necesidad que cada familia tiene, que cada niño tiene». Pues estos muchachos, ante la falta de oportunidades, se dejan llevar para los grupos armados, quienes les ofrecen “garantías de subsistencia”. La propaganda ideológica y consumista, otra estrategia de despojo, lleva a los jóvenes a aspirar a otras formas de vida, dictadas por el sistema capitalista. Estos mismos espacios de propaganda (en particular mediante la televisión) no dejan espacios de dialogo y de intercambio con los padres y las autoridades tradicionales. Además se pidió hacer el seguimiento al consumo de drogas en los jóvenes para erradicar la drogadicción y armonizar la comunidad.
Por eso, por otra parte se decidió aplicar remedio a los responsables del asesinato de Jhon Alexander Vitonás Yosando, tanto materiales como intelectuales, así como los cómplices con el reclutamiento de menores de edad. Estos mandatos de la comunidad fueron la orientación para la audiencia pública que se desarrolló el día 19 de mayo, en la misma vereda del Sesteadero, con la participación de más de dos mil personas. En esta audiencia pública hicieron presencia las autoridades indígenas del Cabildo de San Francisco, Cabildo de Tacueyó, Cabildo de Toribio, Cabildo de Jambaló, la Consejería de la ACIN y un representante de la ONIC.
La comisión jurídica investigó y encontró evidencias contundentes contra dos menores de edad, responsables materiales e intelectuales del asesinato, así como pruebas de complicidad de otras tres personas. La guardia indígena se encargó de la captura de los acusados y de la seguridad del evento para el buen desarrollo de la aplicación del remedio. José Alfredo y Pablo Emilio, los dos adolescentes de 14 años, acusados del asesinato, son los que acompañaron a Jhon Alexander a su casa y que lo mataron mientras él soplaba el fogón. José Alfredo, tal como lo reconoció frente a la Asamblea, fue el que disparó. Pablo Emilio fue acusado de convidar a los jóvenes y fue reconocido como autor intelectual del asesinato planeado para eliminar a Jhon Alexander quien se negaba a ingresar las milicias. La comunidad tiene que buscar solucionar y proporcionar remedio, para que esa situación no se siga dando en el territorio. Por eso mismo los comuneros reunidos decidieron castigar a los dos jóvenes con 10 años de “patio prestado” para José Alfredo y 20 años de “patio prestado” para Pablo Emilio. Serán llevados para un espacio prestado en una institución carcelaria, donde permanecerán bajo la supervisión del Cabildo, con derechos y normas especiales según el principio de autonomía indígena, y no serán entregados ni a la fiscalía ni a ninguna institución del Estado. También se tendrá en cuenta que son menores de edad y después de recibir su “remedio”, que puedan volver a la comunidad. Al joven Inocencio, quien fue a recoger el arma que los otros dos jóvenes dejaron botada en la cocina, la comunidad decidió remediarlo con 20 fuetazos, lo mismo que se proporcionó a Seferiano y Piqui, dos comuneros cómplices de estos hechos desarmonizadores del territorio, aceptaron el remedio y se comprometieron a trabajar con la comunidad. Las armas que se encontraron cuando se estaba investigando el asesinato de Jhon Alexander, se decomisaron y fueron destruidas en la asamblea comunitaria.
La asamblea dejó claro que la aplicación de justicia propia es para remediar a las personas que desarmonizan la comunidad, en el ejercicio de la autonomía. Hacer justicia de manera tradicional y autónoma, respetando los usos y costumbres de las comunidades. Ana Delia nos comparte una reflexión, recomendando que “estemos muy pendiente de nuestra comunidad, nuestros hijos, cada día fortalezcamos nuestra unidad, fortalezcamos nuestros principios como Nasas. Porque como lo decía en la reflexión, hagamos esa práctica de remedio desde las mamás, desde el estómago, desde la engendración, hagamos esa práctica cuando ya el niño vaya creciendo y que nosotros tengamos que corregirlo”.
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