Tejedores y Tejedoras de Comunicación recorrimos durante una semana (16 al 20 de septiembre) todas las veredas del resguardo indígena de San Francisco, municipio de Toribío. En el caminar de montaña a montaña recogimos el sentir y la palabra de las comunidades de base que nos recibieron y nos compartieron algunas problemáticas que los afectan, pero también las resistencias que ejercen para seguir defendiendo el territorio.

 
El Naranjo, El Berlín, El Mayo, Ullucos, La Pila, Natalá, La Betulia, Puente Quemado, Caloto Nuevo, Santa Rita, La Estrella, El Molino, Flayó, La Primicia, Quinamayó y el casco urbano, fueron las veredas que caminamos de la mano de la Guardia Indígena del resguardo. Toda vez que hubo oportunidad, llegamos durante el día a compartir con las y los estudiantes de las escuelas y colegios, y al caer la noche, el intercambio se hizo con la comunidad en general. 
 
Nuestra herramienta de trabajo durante las visitas fueron los documentales, pues en los últimos 10 anhos hemos visto que más allá de discursos largos y ladrilludos, las imágenes, las fotografías, la música, los murales y entre otros, son herramientas más impactantes que no sólo convocan a la palabra, sino que generan más participación con las comunidades. Aunque en varios lugares no hay energia eléctrica, nunca faltó la planta eléctrica y la energía de la comunidad atraída por documentales como “Y siguen llegando por el Oro“, “9.70“, “Los trece pueblos“, “Dignidad Campesina“, “La Abuela Grillo” y entre otros.
 
Imágenes que no solo conmovieron, por la crueldad que siempre los malos gobiernos han usado frente a los reclamos, propuestas y resistencias de los pueblos, sino que convocaron a hablar de sus problemas y de los dolores del territorio. Varios comuneros y comuneras de la vereda El Berlín manifestaron que se necesita más consciencia y más unidad para defender el cerro, porque allí viven tres ojos de agua muy importantes que son los que surten al municipio de Toribío. Que para ellos es claro que la dispusta por ese cerro es precisamente el control de los bienes comunes que para ellos son la vida, mientras que para las transnacionales son mercancía.
 
Compartieron la preocupación grande que tienen por el incremento de los cultivos ilícitos, por el impacto de los TLC por el constante conflicto entre los actores armados, y en especial, por la privatización de las semillas. Crimen que no les cabe en la cabeza, porque sembrar y guadar semillas para la proxima siembra, no es una rutina, es una práctica milenaria que los identifica como hijos e hijas de la Madre Tierra.Es una relación que tejen precisamente para cultivar la vida. Por eso, también en Santa Rita, dijeron que aunque gracias a la movilización campesina se logró la congelación de la resolución 9.70, debemos seguir en pie de lucha para no permitir que por otras vías privaticen la vida.
 
Aunque en varias veredas del resguado indígena de San Francisco, aún no hay explotación minera que los afecte, la comunidad sabe por qué pese a que hablan de Paz desde La Habana, la guerra no sale de los territorios. Y es precisamente porque esos territorios están pedidos en concesión para la explotación de oro. Así como lo está casi el 50 por ciento del territorio nacional.
 
Por eso, los presidentes de las Juntas de Acción Comunal, los coordinadores de Guardia, la comunidad en general agradecen la visita de las y los tejedores de comunicación, porque los documentales y los intercambios que motivan desde las bases, son muy importantes para hablar de los verdaderos temas estructurales que los afectan en sus territorios. Por eso, invitan a que los sigamos visitando, para que sigamos compartiendo y abriendo esos espacios de reflexión necesarios entender mejor el Proyecto de Muerte y para seguir tejiendo colectivamente palabra y acción para defender la vida.
 
Tejido de Comunicación – ACIN