En Santander de Quilichao existen cerca de 9 frentes de trabajo en los que se  practica intensamente la minería ilegal, la mayoría localizados entre la vereda  Quinamayó, sobre la margen izquierda y derecha del rio aguas-abajo, y la vereda  San Antonio.

También, hay frentes en la vereda Mandivá y 2 para ser más exactos  en el corregimiento de Mondomo. En estos 9 frentes se ocupan más de 5000  personas, la mayoría afrodescendientes, y más de 50 máquinas retroexcavadoras  que remueven tierra 24 horas y hacen en tan solo una hora el trabajo de 1000  hombres. Algunos frentes, como el de la vereda el Palmar llevan más de un año  operando de manera ininterrumpida, y otros, no superan los 5 o 6 meses. Por regla  general y de seguridad se tiene que, cada cierto tiempo; no más de 6 meses, se  levanta un frente y se traslada a otro, y luego, a otro, y a otro, en un juego de ruleta  para evadir quizás los ejercicios de control de las autoridades. También hay 7 sitios  de exploración minera entre la vereda el Palmar aguas- abajo hasta los límites con la vereda San Antonio, 3 en Mandivá y 1 en Mondomo.

Por lo general un frente lo conforman varios socios que se articulan y organizan  para explotar pedazos de un mismo predio los cuales todos a su vez en la mayoría  de los casos obedecen a una cabeza mayor; a un jefe o al dueño de la mina. Cada  uno de estos pedazos está a cargo de un capataz que también hace las veces de administrador; en su condición, la desconfianza es para unos lo que la vida significa para otros. En la mayoría de los casos también cuentan estos frentes con relacionistas públicos que se encargan no solo de hacer el puente con particulares para la compra de predios o proponer mediante engaños a los propietarios, campesinos todos y afrodescendientes en su mayoría, las tales uniones  temporales; “al partir”, sino que además, traman enlaces con algunos miembros de la fuerza pública para asegurar por un lado el control de la zona con información privilegiada y por el otro, el transporte ilegal de oro y de dinero. Por ello, en muchas ocasiones cuando el ejército en su ejercicio de acciones de control hace presencia en estas zonas, que apropósito casi nunca sucede no obstante existir una base militar a tan solo 15 minutos, en las minas solo encuentran hoyos profundos y mineros. Según un miembro del Consejo Comunitario del Zanjón del Garrapatero que nos pidió mantener su nombre en reserva, “Pareciera que aquí todos trabajan en llave y en secreto.”

 La minería ilegal en Santander, según un alto oficial del ejército, se encuentra asociado en la mayoría de los casos a grupos al margen de la ley, en especial las BACRIM.

No obstante este desalentador panorama la respuesta de la institucionalidad ha sido, el silencio.

Por Jaime Soto Palma
Periodista Investigador