Hace algunas semanas regresamos nuevamente a Toribio para seguir aportando desde la magia del color y la promesa utópica a buscar caminos que devuelvan la armonía y tranquilidad de su gente. Esta vez la premisa era pintar un mural en la casa cural y hacer un homenaje a la memoria del nasa pal Álvaro Ulcue y su gran legado e intentar plasmar su pensamiento y sus sueños, ahora cuando se conmemoran los 30 años de su muerte.

“El cuerpo lo pueden matar pero el espíritu permanece en la comunidad” decía él y así es, puesto que su presencia se manifiesta en muchos aspectos de la vida del pueblo nasa, en la organización comunitaria, en la cultura, las cosmovisiones, la educación y en los procesos productivos de un pueblo que resiste con dignidad a pesar de los múltiples atropellos y golpes que sufren cada día por culpa de una tradicional exclusión social y de un conflicto armado que nunca han pedido ni les pertenece.

Un pueblo que camina y se moviliza permanentemente para hacer realidad el sueño de una sociedad justa e incluyente, donde haya respeto por la vida, la cultura, la autonomía, inspirado en los valores del legendario Juan Tama, el hijo de la estrella.

En un rombo figura importante de la cosmovisión nasa hacen presencia varios personajes como José de Allamano fundador de los misioneros de La Consolata (quienes varios de ellos como Antonio Bonanomi y Ezio Roatino vienen acompañando solidariamente desde hace muchos años), la madre Laura Montoya defensora de los indígenas junto a los líderes martirizados como Cristobal Secue, declarado Maestro de la Sabiduría por la Unesco, Salatiel Méndez y la muy conocida Reina que transita por las calles del pueblo.

Varias personas se sumaron a la idea de hacer un monumento en conmemoración a las víctimas de la chiva bomba del 9 de julio de 2011 que causo varias muertes, heridos y destrucción de muchas viviendas. El pesado eje trasero que voló por el aire hasta incrustarse en las paredes de la casa cural se convirtió ahora, en una escultura para simbolizar la vida que renace y un espiral de piedras lleva el nombre de algunos de los allí caídos.

Afuera otro mural se suma a las coloridas calles de Toribio y en él se representa la humillación y la esclavitud del feudalismo criollo pero también la vocación permanente de libertad y emancipación de un pueblo digno e indómito que no ha aceptado históricamente el sometimiento ni la servidumbre. También quedaron graficados simbólicamente algunos de los ricos matices culturales, las tradiciones y costumbres vivas y presentes en la cotidianidad de la gente que recrea sus saberes en los hilos del telar casero, celebra la vida con la música y comparte festivamente la comida de la olla común.

Esta iniciativa fue realizada gracias al empeño del padre Ezio Roatino, la colaboración permanente y oportuna de Jorge Gómez, de varios de los integrantes del Movimiento Juvenil Álvaro Ulcue como Carlos García, del Cecidic con Alberto Velazco y Somos. Gracias y reconocimientos a todos ellos!
 
Jafeth Gomez

En memoria de Alvaro Ulcue – Mural Casa Cural Toribio