Los pueblos del mundo asistimos horrorizados, avergonzados e impotentes, a un nuevo episodio a escala ampliada del sistemático y planificado exterminio del pueblo palestino por parte del terrorífico Estado de Israel. Crímenes de lesa humanidad, masacres, genocidios, holocausto, pueden ser calificativos en el campo del debate sobre cómo caracterizar el “drama humano más grave de nuestra historia contemporánea”, así calificado por el historiador Ricardo Sánchez Ángel.
Porque ha ocurrido durante décadas, de manera sistemática, por la brutalidad de las acciones criminales como los bombardeos a un centro de discapacitados, las escuelas de la ONU y hospitales y por la sofisticación de las armas israelíes cada vez más demoledoras y mortíferas. Pero también por la complicidad de los Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea (UE), la complacencia de gobiernos árabes, la indolencia e impotencia de la ONU y la desidia de los gobiernos de la mayoría de los países mundo.
Está en curso una nueva invasión a Palestina, otra vez en la franja de Gaza. Las fuerzas armadas israelíes atacan a la población por tierra, mar y aire, con bombas racimo y de fósforo blanco (armas prohibidas por el derecho internacional), causando miles de muertos y decenas de miles de heridos, principalmente de indefensos niños, mujeres, ancianos y en general de la población civil. Millones de palestinos y palestinas anochecen refugiados en escuelas, hospitales y centros de reunión, con la incierta esperanza de amanecer vivos. No hay palabras para calificar el asesinato colectivo de todo el pueblo palestino, verdadero propósito del sionismo israelí que ha convertido la franja de Gaza en un inmenso horno crematorio a cielo abierto y en un gran campo de concentración, sometiendo a la población vejámenes solo comparables con los que el fascismo emprendió contra el pueblo judío; esta vez con métodos más sofisticados, pero con el mismo resultado: miles de cuerpos calcinados por esas bombas racimo con uranio empobrecido y fósforo blanco de última tecnología, suministradas por el Departamento de Estado Norteamericano.
La campaña de exterminio es acompañada de la guerra mediática desatada por los medios masivos de comunicación, que no solo informan lo que a Israel y al imperio les conviene, sino que desinforman, justifican y glorifican subliminalmente los bombardeos del ejército israelí, en la hoy denominada “operación borde protector”, como acciones de defensa contra el llamado terrorismo de Hamas, organización mayoritaria y legítima que ejerce el gobierno palestino. De esta manera los medios, el gobierno de Israel, los Estados Unidos y Unión Europea, maquillan esta infamia que no es otra cosa que un crimen de lesa humanidad.
La heroica resistencia del pueblo palestino simboliza hoy la milenaria lucha de David contra Goliat, en que con rústicos cohetes caseros enfrentan la poderosa y tenebrosa máquina de guerra, incluso nuclear, con que el ejército Israelí invade la franja de Gaza y masacra el pueblo palestino que carece de ejército para defenderse. Declaramos que no se justifica el bombardeo con rústicos misiles, ni las acciones de suicidio para matar civiles israelíes porque, además de ineficaces, resultan estratégicamente inútiles.
No se puede vivir y sobrevivir sólo de heroísmo. El admirable pueblo palestino requiere que su justa y legítima causa sea asumida con dignidad, altivez y contundencia por todas las gentes sencillas del mundo. Debe ser una movilización tan amplia, sostenida y contundente que obligue a los genocidas a cesar en su exterminio, y coloque la causa palestina en el lugar que le corresponde: por una nación laica, moderna, democrática y partícipe de la comunidad internacional, de la que ha sido excluida -sólo tolerada como paria-, a la que se le conceden solo migajas de ayuda humanitaria. Ayuda que pretende disfrazar ante la opinión internacional la gravedad de lo que ocurre.
El maquillaje de la defensa con que Israel disfraza la invasión de la franja de Gaza, con sus poderosos ejércitos y armas genocidas, oculta las verdaderas intenciones del régimen sionista que pretende exterminar la población palestina con sus operaciones de asesinatos masivos, invisibilizar el pueblo palestino confinando parte de la población en campos de concentración, expulsar población de su territorio, despojar al pueblo de su tierra, anexar y ocupar territorio. Este es la verdadera razón por la cual desde 1947 el pueblo palestino, obligado por resolución de la ONU, a ceder el 54% del territorio a Israel, ha sido sometido a un paulatino y violento despojo, el cual se ha acelerado a partir la guerra árabe-israelí de 1948, donde Israel, además de imponerse militarmente, se apropia del 78% del territorio, confinando a los palestinos al restante 22%.
La conciencia de los judíos aparece como trágica. De ser un pueblo sin sociedad ni Estado, errante y sumido en la existencia de guetos, víctimas del exterminio en los campos de concentración nazi y en los gulags estalinistas, han pasado a erigir un Estado que niega a los palestinos su vida, su territorio y su derecho a existir como sociedad y como Estado. Esta realidad se retrata de manera dramática en reciente declaración del rabino Mijael Even David, que en su denuncia a Israel exclama horrorizado: “Nunca la paz se vio más lejana. Nunca estuve tan avergonzado de ser israelí. Nunca estuve tan avergonzado de ser Judío”.
Las horas y los días cuentan en la suerte de Palestina. Su territorio está ocupado y controlado. Su pueblo está siendo asesinado en forma permanente, sometido al hambre, la censura total y el terror psicológico. Está en curso la separación de Gaza y Cisjordania.
La política guerrerista de Israel aparece como la reedición de “la solución final” de Adolfo Hitler: exterminio, exterminio, exterminio. Israel es el único Estado en el mundo que no tiene fronteras internacionales declaradas porque el anexionismo territorial es su objetivo.
Sin embargo, hoy Palestina está menos aislado gracias a las redes sociales y medios de comunicación alternativos como TELESUR, que contrarrestan en parte la guerra mediática y la desinformación de los grandes medios de comunicación al servicio de Israel, Estados Unidos y sus aliados. En el mundo crece la conciencia de que Palestina está siendo invadida y su pueblo condenado al exterminio y sometido al genocidio. Millones de seres humanos en el mundo repudian estas criminales agresiones de Israel y se movilizan en solidaridad y en favor de la justa causa palestina. Miles de judíos se movilizan en Tel-Aviv y Jerusalén exigiendo que Israel cese en su campaña de aniquilamiento del pueblo palestino.
Por su parte gobiernos progresistas y revolucionarios entre los que se cuentan Cuba, Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Brasil y Uruguay, condenaron las acciones militares de Israel y los asesinatos colectivos del pueblo Palestino; algunos gobiernos llamaron a sus embajadores en Israel. La cumbre de UNASUR en Caracas aprobó declaración condenando masacre del pueblo Palestino y llamó a una salida de paz negociada.
Condenable en cambio la actitud del gobierno de Juan Manuel santos, que servil a los intereses norteamericanos guarda silencio cómplice o balbucea timoratas declaraciones sobre “el conflicto” en una clara actitud de abandono a las propuestas de Alfonso López Pumarejo, que siendo representante de Colombia ante las Naciones Unidas en 1947 defendió la creación “de un solo Estado y dos pueblos y naciones con pluralismo y democracia”. Especialmente, el tercer proyecto del subcomité, donde propone un Estado democrático unitario.
La ONU nuevamente se ha pronunciado y aprobado resolución condenando la ocupación de Gaza y los bombardeos indiscriminados que produjeron la muerte de miles de civiles y la destrucción de escuelas y hospitales. Pero hay que decirlo sin ambages: de todas las declaraciones y condenas contra la violencia de Israel y en favor de la causa palestina, producidas por las Naciones Unidas desde 1967, ninguna ha sido aceptada ni acatada por Israel y la gran mayoría de las mismas han sido vetadas por los Estados Unidos. Por el contrario, la presencia de la ONU en Gaza ha sido boicoteada: hospitales, escuelas y centros de alimentación han sido bombardeados por el ejército israelí. La conducta del señor Kerry, vocero de los Estados Unidos es repudiable. Su intervención como supuesto mediador ha sido en favor de Israel al justificar el genocidio del pueblo palestino invocando el derecho de Israel de “defenderse de la agresión terrorista de Hamas”. Los miles de muertos civiles por la terrorífica intervención del estado de Israel en Gaza son el precio que cobran por la defensa de los intereses de Israel y de los intereses de Estados Unidos en la zona.
Los/as socialistas nos unimos al torrente mundial que moviliza millones de gentes en favor de la justa causa palestina, para exigir que Israel salga de la franja de Gaza y ponga fin a la ocupación de territorio Palestino. La paz en Palestina requiere superar la hipocresía occidental, devolver los territorios ocupados desde 1948, la reparación y el retorno de los exiliados y el reconocimiento de los palestinos a su autodeterminación. Reivindicamos el derecho de Israel a tener su propio Estado; pero al mismo tiempo declaramos que tal derecho no puede ser garantizado sobre el despojo, la masacre y el exterminio del pueblo Palestino. Y menos de negarle el mismo derecho al pueblo Palestino.
Red Socialista de Colombia, Coordinación Nacional.
Agosto 1º de 2014.
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