La comunidad indígena del resguardo de Toribío se concentró en la vereda el Tablazo, el pasado 7 de octubre. Alrededor de las semillas, artesanías, juegos, música, danzas y comida propia, se escucharon relatos de los que se han ido de este mundo terrenal. Se escucharon los procesos de vida de Salatiel Méndez y Álvaro Ulcué para conmemorar el día de la “raza” así como lo dijo el nasa pal Álvaro Ulcué hace más de 30 años en la comunidad del Tablazo. Este día también fue para compartir con los ‘mayorcitos’, ellas y ellos han aportado al proceso, y algunos han quedado olvidados.

 
 
La comunidad de Agua Blanca, llegó danzando con sus propios músicos, las mujeres, niños y mayores llegaron cargados de leña en sus espaldas y brazos, ya una costumbre, de llegar con algo que compartir al lugar que se está visitando.
 
 
 
Todo el lugar del Tablazo estaba bien organizado, los sitios donde iban las artesanías estaban listos para ser expuestos; los espacios para la gente tenían techo de hojas de cabuya para cubrirse del sol; en los puestos de comidas habían pasteles de mejicano – papa cidra – chachafruto, mote, trucha ahumada, sancocho de gallina, empanadas, papas aborrajadas, carne de cerdo, arracacha frita; los ‘mayorcitos’ habían llegado con semillas propias para compartir e intercambiar; gallinas, pollos, palomas, curies, chivos, terneros y bimbos fueron intercambiados.    
 
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Fortalecer las huertas tul, trabajar en minga, defender el territorio, seguir hablando el idioma propio, hacer uso de las plantas medicinales, cuidar los ojos de agua y las montañas fueron algunos de los sueños de Salatiel y del nasa pal Álvaro, por eso la comunidad sigue haciendo memoria y resistiendo al mundo capitalista donde todo tiene precio. A continuación les presentamos algunas palabras de la comunidad, recogidas en este encuentro.
 
 
 
 
“Pierde un minuto en la vida y no la vida en un minuto” Salatiel Mendez
 
 
Salatiel Méndez fue un defensor de la vida, así como lo es la guardia indígena, en momentos de conflicto armado la comunidad se reúne en sitios de asamblea permanente para librarse del peligro de las balas. “Salatiel siempre se enfrentaba a los grupos armados (ejército y guerrilla) les decía que el territorio era un lugar sagrado y tenía que estar libre de armas. Un día los soldados estaban comprando en las tiendas, pasaron unos minutos y se encendió el fuego, hirieron a unos soldados, la comunidad los llevó a la escuela y ahí le protegieron la vida. Salatiel decía que en momentos así toca defender la vida de quien sea, él no quería que los jóvenes se involucraran en los grupos armados”.
 
 
Salatiel decía: “Cuando yo trato de explicar, me toca repetir muchas veces, cien veces, mil veces…para que la gente me entienda. Se comprometió y promovió en su territorio la defensa de la vida, por eso se fortaleció la guardia para evitar que los jóvenes se fueran para los grupos armados. Defendiendo la vida y la Madre Tierra murió”. Él no solamente entendía las problemáticas que enfrentaba la comunidad al interior del resguardo, comprendía también las políticas de dominio globales y por eso fue un buen líder y por esa claridad política fue que lo desaparecieron así como nos han desaparecido a muchos líderes de norte del Cauca.
 
 
El liderazgo que Salatiel hacía en nombre de su comunidad, fue mal visto por la guerrilla y por eso fue asesinado el 3 de octubre del 2012, en el sitio de La Chivera del resguardo de Huellas. “La muerte de Salatiel fue una muerte anunciada, algunos líderes zonales y regionales tenían conocimiento de las amenazas pero no se hizo nada. Después del asesinato la familia nunca puso una demanda, nosotros no guardamos rencor, eso lo ponemos en manos de los mayores, en las manos de nuestros espíritus de la madre naturaleza. Serán ellos los que juzguen”.
 
Salatiel hizo mucho énfasis en fortalecer los cultivos propios y los programas económicos locales para no depender de las trasferencias que da el gobierno. Por eso venía liderando, dentro del Comité de Análisis del Tablazo, los proyectos: Centro de Investigación de la Cosmovisión Nasa, Producción, Etnoeducación y Centro de Atención en Casos de Desorden Natural o Conflicto Armado. 
 
“La educación debe ser equilibrada y en armonía”, “que la gente se capacite para servirle a la comunidad”, fueron mensajes que nos dejó el nasa Pal Álvaro Ulcué. “Salatiel no estaba de acuerdo que la profesionalización fuera al servicio de patrones o de multinacionales. Que no sea una educación de competencia que humille a su propia comunidad. Decía que los ricos con su ambición están acabando con la madre tierra y hoy los pobres tenemos que defenderla”.
 
El camino de Salatiel y el de Álvaro siguen en pie. Los que han dado la vida por este proceso siguen acompañándonos, no han podido acabar el camino de Salatiel. Cada vez se multiplicará, como la semilla de Álvaro. “No nos podrán acabar hasta que no se apague el sol”.
 
Tejido de Comunicación – ACIN