Las organizaciones indígenas y de afrodescendientes del norte del Cauca han rechazado el brutal ataque realizado por las Farc en la vereda de Esperanza – Timba del municipio de Buenos Aires. La ACIN en su comunicado del 16 de abril condena el hecho que califica como un asesinato y denuncia la ola de asesinatos de civiles que se ha desatado en esta región y que tiene su más reciente desarrollo en el secuestro y ejecución de comuneros en Agua Bonita.

 
La Asociación de Cabildos del Norte del Cauca hace una detallada relación de hechos que ilustra la situación que se viene presentando en los municipios de Suarez y Buenos Aires:
 
Hechos:
 
1. El día 14 de abril del año 2015, en el reguardo Cerro Tijeras, vereda Agua Bonita corregimiento de los Robles municipio de Suarez –Cauca-, desaparecieron dos comuneros miembros de una misma familia responden a los nombres de Berney y Wilson Trochez, que hasta el momento se desconoce su paradero. Ante esta situación la comunidad en compañía de los Kiwe Thegnas (guardia indígena) y la autoridad tradicional adelantan labores de búsqueda en todo el territorio y población aledaña.
 
2. El día 15 de abril de los corrientes, personas desconocidas vestidas de civil y portando armas de largo alcance, sacaron de manera violenta de su casa de habitación, ubicada en la vereda Agua Bonita a los comuneros Mario German Valencia Vallejo, Belisario Trochez Ordoñez y Cristian David Trochez, quienes posteriormente fueron subidos a dos camionetas que partieron con rumbo desconocido. Siendo aproximadamente las 3:30 p.m., vecinos del lugar informaron la presencia de tres cuerpos abandonados a orillas de la carretera en la vereda Guadualito. Al momento de ser encontrados los comuneros presentaban impactos de bala en la cabeza.
 
Estos crímenes contra personas pertenecientes a comunidades indígenas, se suman a los recientes hechos de violencia que se vienen presentando en la región.
 
Antecedentes:
 
– El día 21 de marzo del año 2015, un grupo de militares que se identificaron como miembros de la Policía Antinarcóticos y del Ejército Nacional, arribaron por vía área a las veredas las Minas y el Placer pertenecientes al municipio de Buenos Aires Cauca. Según información de las comunidades, el número de militares se componía aproximadamente de 300 efectivos. Ante esta situación, las comunidades se reúnen y le preguntan a los militares sobre el motivo de su presencia, a lo cual ellos responden que se trataba de operativos para la erradicación de cultivos de uso ilícito y para garantizar seguridad a la comisión del gobierno nacional que vienen a instalar mesas de trabajo con las comunidades indígenas que habitan este territorio.
 
– El día 19 de marzo del año 2015, un pelotón del Ejército Nacional se instala en el polideportivo ubicado en la vereda la Esperanza, corregimiento de Timba, municipio de Buenos Aires Cauca, obstaculizando las actividades lúdicas y de recreación de esta comunidad.
 
– El día 24 de marzo del año 2015, dichos miembros del Ejército Nacional retornan nuevamente al polideportivo, situación que llena de preocupación a la comunidad del lugar por lo que deciden solicitarle que se retiren del lugar, ante dicho requerimiento, los militares responden que lo harían pero no sabían cuándo.
 
– El día 10 de abril del año 2015, en la hacienda La Emperatriz municipio de Caloto Cauca, en momentos que las comunidades adelantaban la Minga de Liberación de la Madre Tierra, resulto asesinado con disparos de arma de fuego el comunero indígena Guillermo Pavi Ramos.
 
– El día 12 de abril del 2015, se presentaron fuertes combates en las veredas La Betulia, La Chorrera, Guadualito, El Amparo y La Estrella jurisdicción del Resguardo indígena de Cerro Tijeras del municipio de Suarez Cauca, sin que se hayan presentados víctimas que lamentar.
 
– El día 14 de abril del año 2015, como es de conocimiento público, resultaron asesinados 11 soldados pertenecientes al Ejército Nacional adscritos a la Brigada Móvil número 17 y Fuerza de Tarea Apolo, a manos de la guerrilla de las Farc.
 
Habla el General Valencia
 
En el diario El País se publicaron las primeras explicaciones del General Mario Augusto Valencia, Comandante de la Tercera Brigada y mando superior de la operación de la cual es parte la unidad militar atacada por las Farc en La Esperanza: “el día martes a las 11:30 p.m., tropas la Brigada Móvil 17 de la Fuerza de Tarea Apolo, en operaciones territoriales, fueron atacadas con artefactos explosivos, granadas y armas de fuego”.
 
“En esa zona buscábamos proteger a la población civil enfrentando a todos los grupos criminales que delinquen allí. Nuestros hombres estaban en un área en la que sabíamos que había presencia de la cuarta comisión de la columna móvil Miller Perdomo de las Farc que opera en el Cauca”, agregó el General.
 
El Alto Mando dijo que en desarrollo de esas operaciones hubo enfrentamientos que dejaron la pérdida del suboficial y diez soldados. (http://www.elpais.com.co/elpais/judicial/noticias/diez-militares-habrian-muerto-combates-con-guerrilleros-cauca Abril 15 de 2015).
 
Coincide entonces la información del General Valencia con la que entrega la ACIN en cuanto a un recrudecimiento de hostilidades en la región por la intención del Ejército Nacional de ampliar el control de esa zona.
 
Fuerzas especiales de las Farc
 
Líderes campesinos de Buenos Aires nos han comentado que entre la población se habla de un recrudecimiento de enfrentamientos desde que el Ejercito entró a disputarle a las Farc posiciones importantes en este territorio en una operación que viene creciendo desde los últimos meses de 2014. Según esos comentarios en esa región hay muchos intereses en juego alrededor de la minería del oro y de los corredores hacia el Pacífico y por la cordillera occidental hacia los municipios de El Tambo, El Charco, Tumaco y otros de Nariño donde la economía de las drogas es importante para la guerra.
 
La avanzada de la Tercera Brigada en esta región habría puesto en alerta a la Columna de las Farc y sus efectivos que, según la fuente no son muchos pero cuentan con un comando especial de asalto; “se visten de negro y hacen sus movimientos en la oscuridad embadurnados con aceite o carbón para mimetizarse”, “No tienen armamento pesado, ni cilindros o ametralladoras, para mayor agilidad, y usan granadas, armas cortas y blancas”. Se afirma que un comando de 20 guerrilleros fue el que atacó a la unidad militar esa trágica noche. A juicio de especialistas de las fuerzas armadas, los soldados habrían bajado la guardia en una noche de lluvia y no obstante las hostilidades de los días anteriores.
 
Crímenes de guerra y de lesa humanidad
 
El Fiscal General de la Nación ha calificado el ataque de las Farc como una violación a las normas del Derecho Internacional Humanitario, indicando en una primera declaración que se trata de “ataque a persona protegida” y en una segunda denunciando el uso de armas no convencionales de destrucción indiscriminada. Días antes, el 11 de abril, el Fiscal había defendido el proyecto de ley sobre el fuero militar haciendo aclaraciones sobre los blancos legítimos según el DIH: Si la Fuerza Aérea hace un bombardeo nocturno a un campamento guerrillero en donde ellos se encuentran dormidos y los liquida a todos, -decía a título de ejemplo ante familiares de víctimas de ejecuciones extrajudiciales -no puede alegarse que estaban en situación de indefensión, debe considerarse un blanco legítimo conforme a las leyes de la guerra y normas del derecho internacional humanitario. Tal fue el razonamiento del Fiscal y tal vez por ello ahora corrige su discurso y se enfoca en la investigación sobre el tipo de armas utilizadas en el ataque de las Farc.
 
Sin duda, esas disquisiciones son importantes para la investigación de los hechos y posteriores acciones judiciales. También son significativas en los debates del fuero militar como han reclamado defensores de derechos humanos, pero poco le dicen a la gente y a la población civil de la región que está sometida al terror de una guerra brutal que no da tregua en crímenes de lesa humanidad.
 
Ante estos hechos dolorosos por la muerte de soldados, guerrilleros y civiles es pertinente que se vuelva a la exigencia de aplicación de las normas que regulan los conflictos armados y guerras. Pero hay que evitar que se invoquen para discursos políticos que llevan a la mayor polarización y no a medidas concretas de protección y de desescalamiento.
 
Las referencias al DIH tienen especial importancia para las comunidades que no solo han venido reclamando la no utilización u ocupación militar de bienes civiles, bienes públicos o culturales sino la desmilitarización de territorios colectivos y áreas de comunidades étnicas.
 
Cese unilateral con ofensiva militar y acciones defensivas
 
Los hechos que vienen ocurriendo en el Cauca como en otros lugares del país muestran las limitaciones y fragilidad de un cese unilateral de hostilidades en medio de órdenes oficiales de mantener la ofensiva militar y ampliación de control de territorios clave. Las Farc están haciendo una apuesta política con el cese unilateral, buscando simpatías entre la población que quiere menos violencia y presionando a la anticipación del cese bilateral del fuego y las hostilidades. Pero su orientación de acudir a acciones defensivas si la fuerza pública ataca sus estructuras crea las condiciones para enfrentamientos cuando las tropas se acercan o el Ejército amenaza sus bases de apoyo. Ya hemos escuchado a Pastor Alape decir desde La Habana que lo sucedido en Timba fue una acción defensiva.
 
Es muy probable que esa sea la lógica de ese ataque o emboscada. ¿Qué entiende el mando de una columna o frente de las Farc al escuchar esa explicación de sus máximos comandantes? Probablemente lo entienda como vía libre para repetir prácticas como las de Timba o al menos hacer operaciones tácticas de contención de tropas que entren a territorios de su influencia. La palabra defensiva táctica por inminencia de ataque, o por respuesta en caliente, da lugar a muchas interpretaciones y si no se da la pauta radical de eludir cualquier enfrentamiento o evitar cualquier ataque da cabida a la repetición de combates, emboscadas y diversas modalidades de hostilidades que son propias de la guerra irregular. Por esa línea iba Pablo Catatumbo cuando dijo que si hubiera conocido esa acción defensiva antes de su ocurrencia la habría evitado: “habría parado esa maricada” dijo con gesto de molestia.
 
En términos políticos el cese unilateral con combates defensivos es un contrasentido pues cada acción militar de las Farc se les devuelve en descrédito, campañas mediáticas insuperables y derrotas políticas. De modo que a las Farc solo les queda el camino de un cese unilateral que evite combates o su movida política se desvirtúa y el conjunto del proceso se enturbia por los debates altisonantes ante cada enfrentamiento. Se puede agregar incluso que ese cese unilateral es puesto a prueba por ofensivas militares que buscan provocar respuestas y de esa manera desacreditar no solo a las Farc sino al conjunto del proceso.
 
Los enemigos de la negociación y algunos críticos han terciado en el debate para proponer la suspensión y el replanteamiento total del proceso que sigue en La Habana. Vuelven a fórmulas imposibles como las del ex presidente Uribe que exige concentración de todos los efectivos de las Farc en uno o varios sitios custodiados por las Fuerzas Armadas, con cese definitivo de hostilidades, como condición previa para reanudar conversaciones. Por muy absurdas que sean estas invenciones no dejan de calar en sectores que miran aún con escepticismo las negociaciones de paz.
 
Como señaló el Representante del PNUD en Colombia, Fabricio Hochshild, el ataque de las Farc y la respuesta del gobierno ordenando reemprender los bombardeos a los campamentos, rompe el círculo virtuoso hacia el desescalamiento que venía avanzando. Los mandos militares han dicho que se ha roto la confianza en la tregua unilateral y el tono es de retaliación. “Los perseguiremos hasta atraparlos” ha dicho el Presidente.
 
Para retomar la dinámica de desescalamiento y evitar el mayor deterioro del ambiente a favor de la mesa de negociación son necesarias muchas y audaces medidas. Todo comienza por la reiteración de las Farc de la decisión de la tregua unilateral acompañada de instrucciones de rehuir combates. El costo puede ser pérdida de movilidad en territorios pero la ganancia política está en retomar la iniciativa y ampliar la base social de apoyo en los centros urbanos y zonas en las cuales no tienen estructuras. Al gobierno le corresponde, entre otros, propiciar iniciativas que permitan volver a la agenda del desescalamiento. Y esto significa ir más allá de la orden a sus voceros de acelerar el trabajo de las subcomisiones técnicas y de los anuncios sobre los temas pendientes. Así se puede volver a corto plazo a la suspensión de bombardeos y a un itinerario público y pactado para llegar al cese definitivo de hostilidades.
 
Las comunidades
 
Ante la grave situación las organizaciones sociales del norte del Cauca han llamado a la presencia urgente de comisiones humanitarias para detener esta escalada de violencia. El llamado ha sido a fortalecer el apoyo a las conversaciones de paz en el entendido de que la terminación del conflicto será la mejor garantía para quitarle el oxígeno a la violencia y fortalecer las luchas sociales. Con razón han dicho los voceros de esas comunidades que desescalar en el Cauca pasa por compromisos unilaterales de respeto a las normas humanitarias y de desmilitarización de los espacios civiles.
 
Camilo González Posso
Presidente de INDEPAZ
 
Edición 442 – Semana del 17 al 23 de abril de 2015