Cada año decenas de familias indígenas se ven obligadas a abandonar su territorio a causa del conflicto armado que se vive en Colombia desde hace más de 50 años. Esta  guerra, que desafortunadamente se ha librado en los territorios ancestrales de los pueblos nativos del país, ha generado dolor, desarraigo y desplazamiento entre nuestras comunidades con el consecuente menoscabo de uno de nuestros patrimonios más apreciados, nuestra memoria cultural y ancestral.

 
Perder la tierra es para el indígena perder el arraigo, la identidad, la cultura, las costumbres y la tan íntima conexión espiritual con la Madre Tierra y sus sitios sagrados. Perder la tierra es renunciar a sus creencias, sabios pensamientos e idiosincrasia; es renunciar a su hábitat, su imaginario colectivo, su lengua, su propia existencia y la de sus antepasados.
 
Es tan grave la situación, que la misma Corte Constitucional Colombiana ha advertido que al menos 34 grupos indígenas se encuentran en peligro de extinción a causa del conflicto armado y el desplazamiento forzado. Los departamentos de Antioquia y Chocó  no son ajenos a esta realidad cruda y visceral, por lo que sólo al Valle de Aburrá han llegado más de 5 mil indígenas Emberá y Senú desplazados por la violencia, cifra esta no confiable, pues no existe una estadística actualizada y real de cuántos son los indígenas que viven en este centro urbano a causa del desplazamiento.
 
No es por gusto o por dinero que muchas familias indígenas salen de su tierra rumbo a las grandes urbes. Los indígenas viven una huida sin fin, por los mismos motivos que otros colombianos se ven obligados a desplazarse: la presencia de grupos armados en su territorio ancestral, que los convierten en víctimas constantes de confrontaciones armadas, asesinatos selectivos, masacres, minas antipersona, reclutamiento forzado de menores, confinamiento, controles por la movilidad de personas y bienes, extorsión, acoso, violencia y explotación sexual. 
 
Al llegar a las ciudades y en especial al Valle de Aburrá, la situación desafortunadamente no es alentadora, pues de manera similar están sometidos a riesgos y problemáticas de la misma envergadura, con la diferencia de que viven hacinados en inquilinatos donde enfrentan problemas de salubridad, drogadicción, explotación sexual y como si fuera poco, muchos de los indígenas viven sometidos al control y disputa de bandas criminales que manejan el negocio del microtráfico en zonas céntricas.
 
Para la Organización Indígena de Antioquia (OIA) ésta es una situación que debe ser atendida de manera urgente por las instituciones y autoridades competentes. Es así como en los próximos días se convocará a cada una de las instancias gubernamentales  implicadas en la atención de esta población vulnerable, para aunar esfuerzos y generar procesos de retorno y atención inmediata, velando porque sus derechos fundamentales individuales y colectivos no sean violentados.
 
Hay que señalar que la gran mayoría de indígenas Embera que se encuentran en situación de calle en el Valle de Aburrá, no pertenecen a comunidades con jurisdicción de Antioquia, sino en Chocó, sin embargo las autoridades indígenas del departamento ven como necesaria la atención de dicha población, por lo que la OIA está comprometida en brindar asesoría y generar acciones inmediatas para su atención.
 
El llamado es en este caso a las administraciones municipales del Valle de Aburrá y de otros municipios de Antioquia donde se registra desplazamiento forzado de indígenas, a la Registraduría General de la Nación, Defensoría del Pueblo, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, personerías municipales, así como a los mismos a organismos internaciones y defensores de derechos humanos.
 
Según Aida Suárez, presidenta de la Organización Indígena de Antioquia, ya se han hecho esfuerzos para que las familias indígenas desplazadas retornen a sus territorios, sin embargo explicó que éstos  no han sido exitosos y que la preocupación mayor de las autoridades indígenas es velar por el bienestar de las mujeres, niños y niñas quienes finalmente son los que llevan la peor parte de este fenómeno.
 
Así mismo, aclaró que las acciones a emprender deben ser monitoreadas y con el acompañamiento necesario a las comunidades, para que los indígenas retornados a sus territorios o reubicados no vuelvan a desplazarse.
 
“EN UNIDAD Y RESISTENCIA OIA SOMOS TODOS”
 
http://www.oia.org.co/index.php?option=com_content&view=article&id=493%3Aatencion-a-indigenas-en-situacion-de-calle-prioridad-para-la-organizacion-indigena-de-antioquia&catid=59%3Aoia-al-dia&Itemid=26289&lang=en