“Un mundo mejor es posible, pero depende de nosotros mismos… si seguimos nosotros agachados y no exigiendo los derechos propios, todo va a seguir igual” Comunero Nasa.

La Minga artística por el Wët wët fxi’zenxi (buen vivir) continúa recorriendo el territorio indígena Nasa del Norte del Cauca.  Después de haberse encontrado con la comunidad de Corinto, que aún está en el proceso de Liberación de la Madre Tierra, el camino la lleva a las fincas La Emperatriz y Canaima, ubicadas en el Resguardo de Huellas – Caloto. En este lugar, muchos comuneros y comuneras de las veredas vecinas, al igual que en Corinto, liberan la Madre Tierra.

Allí en Caloto, reunidos durante más de una semana con la comunidad, se buscó compartir, discutir, reflexionar y pintar lo que sueñan como pueblo ancestral y luchador, dentro de lo que para ellos conciben es el Wët wët fxi’zenxi o Buen Vivir.

“Un mundo mejor es posible, pero depende de nosotros mismos… si seguimos nosotros agachados y no exigiendo los derechos propios, todo va a seguir igual”, comenta un comunero liberador. Pero, ¿cuáles son estos derechos propios, que permitirán avanzar en la construcción de ese mundo mejor? El derecho a la Tierra es uno de ellos, porque cuando hay tierra, hay dónde trabajar y dónde vivir en tranquilidad y armonía, pero actualmente se le está dando mal uso, desarmonizando la tierra y por eso los comuneros la están liberando. Y, ¿de qué la están liberando? De los agrotóxicos, que cada día la enferman y esterilizan; del monocultivo de caña, que no es comida para el pueblo, porque se usa para producir el etanol (agro-combustible), para alimentar las maquinarias, las industrias y así forrar los bolsillos de los monopolios financieros. La liberan porque es un mandato de las comunidades, partiendo de la necesidad de ampliar los resguardos. La Liberan de quienes tienen mucha tierra, pero que en ella siembran la muerte: los terratenientes, que se enriquecen a costa de los monocultivos y la explotación de la mano de obra local, a cambio de jornales miserables. “La liberamos porque nosotros ya no tenemos tierra, ni en el ombligo; pero la queremos para sembrar vida”, decía un comunero Nasa.

El despojo de la tierra es un problema que no sólo afecta a la comunidad Nasa; afecta a campesinos y afros por igual; siendo el despojo el medio que utiliza el capitalismo para apropiarse de la tierra y explotar los recursos que hay en ella, para luego obligar a los campesinos e indígenas a vender su fuerza de trabajo, porque de lo contrario no tendrán éstos como llevar el alimento a sus hogares. Y es por ello que desde esta Liberación, desde esta Minga, desde este sentir fraterno, se llama a la unidad del pueblo y a reconocer el derecho sobre la tierra de las comunidades de base y el deber de liberarla: “Unámonos todos: negros, campesinos e indígenas, como un solo bloque y luchemos juntos. No pensemos individualmente. Pensemos la unidad. Pensemos cómo ayudarnos”, expresaba un mayor Nasa. Al fin y al cabo, donde hay unidad, hay fuerza. Esta unidad, la de los pueblos que se duelen de los mismos dolores de sus hermanos y luchan las mismas luchas, es una unidad que busca el bien común, es el vínculo que sueñan desde el Wët wët fxi’zenxi, como diría Mario Benedetti, “La unidad que sirve es la que nos une en la lucha”.

El mejor ejemplo de unión, fuerza y autonomía, es la iniciativa que nace desde la comunidad de hacerle Minga a la  Liberación de las haciendas La Emperatriz y Canaima. Ésta surge en el momento en que se hace consciente que la tierra está siendo agredida, que la vida está siendo amenazada, que los gobernantes de turno han incumplido sus compromisos con la comunidad (como aquellos relacionados con la reparación por la masacre del Nilo ocurrida en 1991) y que ha crecido la necesidad de las comunidades: “La necesidad la tenemos, la necesidad la tiene la comunidad, la necesidad no es del rico, sino de nosotros como indígenas y como campesinos. Por eso tenemos que seguir luchando por la tierra” –dijo- mayor Nasa. Pero esta acción surge principalmente como respuesta ante las políticas de despojo del Estado que representa los intereses de las clases dominantes, gran burguesía y terratenientes, que se han adueñado del país, para entregarlo a la rapacidad devoradora del sistema financiero internacional,  que sigue generando pobreza, desigualdad y miseria entre todos los pueblos del mundo, y que impone el sistema de dominación económico, político, ideológico y social, capitalista, con el cual nos oprimen y explotan, con el que logran que los mismos sigan y sigamos en las mismas. Por eso decidimos actuar y empezar a cambiar estas situaciones, Liberando a nuestra Madre Tierra.

De esta minga quedan muchas alegrías y aprendizajes: una semana de video foros, talleres y recorridos por el territorio, analizando la historia y la lucha actual. Quedan grandes reflexiones en comunidad, donde ésta observó su entorno, y sin temor a la crítica y la autocrítica, opinaron sobre problemáticas, debilidades, y sobre todo, a expresar dónde quieren llegar. Queda la convicción de continuar la Liberación de la Madre Tierra y de actuar en unidad. Queda la tarea de seguir formando jóvenes en todos los aspectos de la vida sobre todo a nivel político y cultural, donde se les recuerde lo importante de esta lucha, de esta Liberación, del legado de los mayores para continuar con ese ímpetu que los caracteriza a la hora de luchar y proteger el territorio, después de todo son ellos los llamados a continuar defendiendo y fortaleciendo el proceso político organizativo.

Quedan amistades y vínculos invaluables. Queda el uso del arte de manera consciente y al servicio del pueblo, fortaleciendo la memoria, la identidad cultural y el caminar de nuestros pueblos luchadores. Queda una Manta Mural que nace desde el sentir, el pensar y el pintar de los comuneros y comuneras, que bajo el inclemente sol del día o en medio de la oscuridad y el frío de la noche, afrontan el cansancio, las necesidades, las persecuciones, los hostigamientos del ESMAD, del ejército; ejercicio artístico colectivo que se realiza en minga, con la firme convicción de la comunidad de sembrar con sus propias manos iniciativas que fortalecen el Wët wët fxi’zenxi, en busca de un mundo mejor para todos y todas.

Al final de esta Minga Artística, queda la conclusión de que el problema no es el ESMAD o los gobernantes de turno -simples marionetas del sistema-, que cuidan los monocultivos de caña que abastecerán de azúcar el mercado internacional, lo que permitirá acumular riquezas para las clases dominantes existentes a nivel global. En la comunidad quedó claro que el problema es el sistema capitalista-imperialista, quien somete a los pueblos del mundo, con su sistema económico y transnacional, sin importar las consecuencias del hambre de gran parte de la población mundial y la destrucción del planeta. Son ellos, los capitalistas, quienes cada vez tienen más poder, acumulan más y explotan más. Estos autoproclamados dueños de la sociedad, son quienes oprimen a los pueblos del mundo, de Colombia, del Cauca, a los pueblos indígenas, afros y campesinos. Contra su dominio se unen y continúa luchando el pueblo colombiano, contra el capitalismo y el imperialismo, representados en las clases dominantes (gran burguesía y terratenientes) local y nacional, que son los agentes del sistema financiero internacional en el país. La liberación ha iniciado para dejar de ser una semi-colonia del monstruo imperialista.

 “La liberación de la Madre Tierra no tiene un fin.  Aquí vamos a quedarnos, porque esto debe seguir”, Comunidad Nasa de Huellas Caloto.Ver galería de imágenes: 

 

La Emperatriz: Pintado un verdadero sueño y autonomía

                        

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– Significado mata mural
– Conocer más acerca del Wët wët fxi’ze (buen vivir)

– Minga artística por el Wët wët fxi’ze en Corinto Cauca sobre las fincas en proceso de Liberación de la Madre Tierra 

 

Autor: Minga Artística por el Wët wët fxi’ze