El pasado 25 y 26 de septiembre, agentes del Escuadro Móvil Antidisturbios arremetieron violentamente contra los campamentos instalados por las comunidades indígenas del resguardo de Corinto, en desarrollo de las jornadas de Liberación de la Madre Tierra en la finca García Arriba, norte del Cauca. Los agentes de policía, asistidos por maquinaria pesada –retroexcavadoras y tractores- y acompañados por trabajadores del ingenio, destruyeron todo a su paso, arrasando los cultivos de maíz, frijol y plátano que habían sido sembrados por los comuneros y robando animales de la comunidad.

 
La acción ha sido respaldada por acciones políticas, jurídicas y mediáticas orientadas a golpear y desprestigiar al movimiento indígena: a la captura de Feliciano Valencia el pasado 14 de septiembre, acción rodeada mediáticamente por los programas de Séptimo Día que señalaron al movimiento indígena de ser corrupto, económicamente improductivo y de colaborar con la insurgencia; se sumó la trampa mediática orquestada por el diario El País y Álvaro José Saa, propietario –sólo por derecho-, de la finca García Arriba, que expone al mayor Julio Cesar Tumbo en un video donde, supuestamente, amedrenta a Saa para que ceda su finca y la oferte al INCODER, sin informar que ha sido el señor Álvaro Saa el que ha provocado en numerosas ocasiones a la comunidad, contando para esto con el apoyo de tropas del ejército.  Como ocurriera el pasado 1 de octubre, cuando llegó lanzando improperios contra los comuneros, sugiriéndoles “ir a robar un banco” mientras era escoltado por un número aún indeterminado de solados.    

La arremetida del ESMAD fue aprobada por el alcalde de Corinto, Oscar Quintero, luego de la audiencia pública que en la última semana de septiembre encaró a los comuneros del Resguardo con las autoridades municipales, dedicadas ahora a explotar políticamente los desencuentros del movimiento indígena con otros sectores sociales para exigir al INCODER, a través de firmas, que detenga la expansión de los resguardos, estrategia política que sólo demuestra el desprecio racista de Quintero contra las comunidades, a quienes no ha dudado de tildar abiertamente de “buitres”, “vagos” y “perezosos”.

La posición de las comunidades es categórica: “DE AQUÍ NO NOS VAMOS, NO ESTAMOS POR EL DINERO SINO POR LA TIERRA”.  Por ahora la respuesta de las comunidades no ha sido la confrontación, durante las últimas arremetidas los comuneros se desplazaron hasta el resguardo desde donde observaron la insensible prepotencia de quienes se niegan a entender que al arrancar el monocultivo se libera la tierra. Se libera no sólo por la soberanía alimentaria de las comunidades indígenas, sino como una señal de respeto con el territorio en un mensaje amplio para reencontrarse con los pueblos. No sólo para demandar el acceso a tierras baldías, sino contra los intereses de terratenientes y trasnacionales, comprometidos en un modelo económico insostenible que amenaza la sostenibilidad y productividad de las economías regionales y además amenaza la existencia no solo de los resguardos indígenas, sino de sus propios trabajadores.   

 

COMUNERA HABLA SOBRE LOS HECHOS OCURRIDOS DEL DESALOJO

ARREMETIDA Y DAÑOS CAUSADO A LA COMUNIDAD POR EL ESMAD


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