Por: Robin Oisin

Maravillosa crónica del periodista galés Robin Oisin para la edición en inglés de Le Monde Diplomatique, dedicada a la Comunidad Indígena del Cauca y el montaje judicial paradigmático contra el líder indígena Feliciano Valencia.

Los NASA se han declarado en situación de “asamblea permanente” en el que las acciones directas son susceptibles de romperse en cualquier momento.

 

Los manifestantes indígenas también han hecho evidente su enojo con los ministros del gobierno, los cuales se han negado a participar en diálogos directos con ellos para aclarar y garantizar los derechos de los indígenas consignados en la Constitución del país. Muchos indígenas colombianos siguen preocupados debido a que el derecho a ejercer su jurisdicción ha sido anulada por el encarcelamiento de Valencia, y también dejan en claro su preocupación de que los derechos indígenas culminen en el momento en que se redacte una nueva Constitución a raíz de un probable acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC.


Los NASA, durante décadas, han estado a la vanguardia del movimiento indígena en Colombia. Robin Llewellyn ha utilizado su cámara fotográfica para retratar la vida de las comunidades NASA que se oculta detrás de los titulares.

Esta comunidad ancestral (también conocida como Paéz) es uno de los pueblos indígenas más grandes de Colombia, que en su mayor parte habita en el departamento del Cauca, una región central de la guerra civil del país.

La región se caracteriza por llanuras dominadas por las plantaciones de azúcar, que están flanqueadas a ambos lados por dos de las más grandes cordilleras del país. Las altas montañas son controlados en gran parte por la guerrilla de las FARC, y la estrechez de las llanuras del Cauca hace de la región un corredor estratégico para el tráfico de drogas entre las dos cordilleras y la costa del Pacífico, que atrae la presencia de dos bandos: guerrilleros y paramilitares.

La versión de los NASA con respecto a la colonización en la zona es que las llanuras les fueron arrebatadas a la fuerza en 1915, y que muchos se vieron obligados a poblar la tierra más pobre de las montañas para dar paso a la industria azucarera. Otros se mantuvieron pero a un precio alto: tuvieron que trabajar lotes individuales y pagar la renta en forma de “terraje” – el suministro de mano de obra gratuita en las grandes haciendas. En los últimos cuarenta años se ha producido una ya que lograron organizarse a través del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), organización que ha venido luchando por la restitución de sus tierras ancestrales. En tiempo reciente han ocupado plantaciones de azúcar y bloqueado, en múltiples ocasiones, la carretera Panamericana que atraviesa a través del Cauca.

Sus opositores han respondido a sus acciones con masacres y asesinatos, muchos relacionados con fuerzas estatales de seguridad, lo que obligó al gobierno a prometerles transferir tierras como recompensa por los abusos del pasado.

“El desarrollo de este numeroso movimiento indígena caucano también se ha visto truncado por el accionar de las guerrillas de las FARC y del ELN, grupos armados responsables del asesinato prominentes activistas NASA, entre los que se encuentran Cristóbal Secue en 2002 (FARC) y Mario Betancur en 1996 (ELN)”.

Hoy los asesinatos continúan, El más reciente asesinato fue el del ex gobernador de reservas de 70 años, el viejo Alfredo Bolaños el pasado 19 de octubre (2015) con un disparo en la cabeza, crimen perpetrado por una patrulla del ejército al lado de su casa.

El conflicto por la tierra persiste, los indígenas continúan reclamando incumplimientos por parte del gobierno a quien acusan de no haber transferido toda la restitución de tierras acordada. Sus oponentes, por el contrario, siguen alegando que los NASA están bloqueando el desarrollo de la región y del país. El Estado ha defendido las plantaciones de azúcar con la policía antimotines y del ejército, y su líder Nasa más visible, Feliciano Valencia, ha sido condenado a 16 años de prisión. 

Las comunidades Nasa se rigen por los “cabildos” (consejos) encabezado por un gobernador electo cuya coordinación está regida por la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), y más ampliamente de nuevo a través del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) que ha estado a la vanguardia del movimiento indígena en Colombia desde su fundación en inmediaciones del municipio de Toribío, en febrero de 1971.

 En su segundo congreso en septiembre de 1971, el CRIC aprobó un programa cuyos puntos principales eran los siguientes:

– Recuperar y ampliar las tierras de las reservas indígenas.

 – Fortalecer de los cabildos / consejos indígenas

– Negarse a pagar el terraje – Ampliar el conocimiento de la ley que se aplica a los pueblos indígenas y garantizar su aplicación.

– Defender la historia indígena, el idioma y las costumbres.

– Formar a los maestros indígenas.

En esta casa localizada en un rancho ganadero ahora funciona el centro médico y la escuela de música de la reserva indígena de Huellas, que está ubicado entre las estribaciones de la cordillera y las llanuras

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Según el ex gobernador de la reserva: “Nos costó muchas muertes liberar esta tierra, pero ahora tenemos que nutrirla, replantar los árboles que habían sido dispuestos para el pastizaje. Ahora tenemos cultivos y frutos, a la par del ganado y los cerdos”.

Al igual que todos los territorios indígenas, la reserva Huellas es de propiedad colectiva y sus tierras no pueden venderse. Pero cada familia trabaja parcelas diseñadas para ellos, así como dona su tiempo para el trabajo comunitario, conocido como “minga”, que podría ser la cosecha, la basura-cosecha o la recolección de frutos.

Huellas limita con las plantaciones de azúcar de las llanuras y colinda con la hacienda de azúcar llamada “La Emperatriz” que según la reclamación de los NASA es la tierra ancestral que se les adeuda, como parte del acuerdo histórico entre ellos y el gobierno. Los indígenas ocupan regularmente la propiedad y cortan la caña de azúcar que se dice es un “monocultivo”, y simbólicamente replantan la tierra con árboles jóvenes y las semillas de maíz indígena.

Los enfrentamientos son frecuentes y estallan entre los NASA y la policía y el ejército; ambas partes utilizan catapultas para atacar a la otra, y en las toldas del ejército y la policía es continuo el uso de gases lacrimógenos. En ocasiones estas fuerzas estatales han disparado munición real a los que ocupan los campos de La Emperatriz lo que ya provocó una víctima mortal: Siberston Guillermo Pavi de 19 años .

[Pavi era un joven activista conocido en la comunidad, hijo de un líder indígena muerto a manos de las FARC. La misma semana del deceso, el músico Carlos García terminó en estado de coma en el mismo campo después de ser golpeado en la cabeza por una de las esquirlas que la policía agrega a las granadas de gas lacrimógeno.

Los propietarios de las plantaciones de azúcar reclaman su propiedad aduciendo estar siendo invadido ilegalmente.

Recientemente la congresista del Centro Democrático, con intereses creados en la región, Paloma Valencia ha respondido al conflicto de la tierra mediante la propuesta de dividir el Cauca en dos: “Uno para los indígenas hagan sus huelgas, sus manifestaciones, y sus invasiones. Y otro en función del desarrollo, donde las carreteras, la inversión y donde los puestos de trabajo dignos para los caucanos abunden”.

 

Casa de reunión indígena en construcción en una plantación de azúcar cerca de la ciudad de Corinto, Cauca, con las faldas pertenecientes a los resguardos indígenas en la distancia.

Los NASA afirman que sus antepasados fueron expulsados violentamente de las llanuras en 1915. Un activista NASA que reside en Corinto, afirma: “Traté de encontrar los documentos que prueban la compra original de estas plantaciones de azúcar. Tengo la certeza y te puedo decir que es imposible, ya que no existen”.

Muchos indígenas nacieron en Cali, la tercera ciudad más grande de Colombia, donde la vida urbana y la pobreza se contraponen a la identidad de los NASA.

Juan Carlos Chindicue es gobernador del cabildo (Consejo Indígena) del Alto Buenavista en esta ciudad, lo que permite a la comunidad Nasa residente en la capital del departamento del Valle participar en el autogobierno de la comunidad tradicional.

“Nací en Cali, y nunca hablé la lengua NASA” dice Juan Carlos, “Pero aquí participamos en la vida del pueblo NASA. Tenemos nuestros programas de autogobierno, participamos en la educación de los NASA, la política NASA, y localmente aquí podemos lograr cosas colectivamente – actualmente estamos construyendo nuestra casa de reunión y hemos trabajado en conjunto para lograr cosas”.

La comunidad también cuenta con su propia guardia indígena, estamento elegido por los miembros de la comunidad para acabar con la violencia, proteger la vida y territorio NASA. Con sus bastones, que simbolizan su autoridad, se han convertido en emblemáticos ante la opinión pública y la prensa quienes han informado sobre la detención de guerrilleros de las FARC y patrullas del ejército que han atacado las poblaciones indígenas por parte de este grupo de seguridad indígena.

Los Guardias Indígenas son miembros de la comunidad no armados que tratan de proteger las vidas y territorios de los NASA; aquí crean un arco con sus porras mientras que un Nasa tradicional “guía espiritual” vierte una mezcla de hierbas sobre las cabezas de los participantes en una reunión del CRIC para promover la armonía.

Los guías espirituales tienen un papel importante ya que son a su vez profesionales de la salud y los consejeros de la sociedad de la NASA, donde el concepto de Madre Tierra y la veneración de los antepasados toman suma importancia. Con frecuencia han sido blanco de asesinato por parte de las FARC.

 

Reunión política y cultural en la reserva montañosa de Toribio. La tierra en los territorios indígenas es de propiedad colectiva y no se puede vender, y el trabajo se lleva a cabo en comunidad en un proceso conocido como “minga”.

Profesor Jamir Inseca, Toribio:

“Estamos enfermando nuestro cuerpo, todas estas enfermedades que tenemos hoy, que provienen de las condiciones de vida que hemos establecido … Tenemos que hablar con nuestros ancianos y guías espirituales, para escuchar sus consejos y volver a pensar en cómo queremos vivir “.

Activistas NASA llevan la bandera de la Organización Nacional Indígena de Colombia, el grupo paraguas para todos los pueblos indígenas del país.

Ningún líder Nasa ha ganado la atención nacional en los últimos años tanto como Feliciano Valencia, que ha sido vocal en las campañas para recuperar tierras ancestrales de la industria azucarera. Valencia fue el candidato presidencial de País Común, alianza que se formó para impugnar las elecciones de 2014, pero fue detenido el 15 de septiembre [2015] y condenado a 16 años de prisión por “co-autoría del secuestro de un soldado” durante las manifestaciones en 2008.

Los NASA se enfurecieron por lo que consideran cargos políticos que violan la Constitución de 1991 del país, que establece que el derecho indígena se aplica en tierras indígenas cuando los que llevan a cabo un delito y/o sus víctimas son indígenas.

Los hechos por los cuales Valencia afronta un proceso judicial son los siguientes: El soldado, Chaparal Santiago, estaba vestido de civil cuando fue detenido por la Guardia Indígena en una reserva indígena durante manifestaciones. Fue acusado de infiltrarse en las protestas para el ejército y haberse supuestamente identificado como procedente de la reserva indígena de Quintana. Por dichos hechos fue juzgado por la comunidad reunida y condenado a latigazos en sus piernas.

El Tribunal de Popayán, capital del departamento del Cauca encontró a Feliciano Valencia culpable de ser el “co-autor” de la detención del soldado, y fue enviado a la prisión de máxima seguridad de San Isidro.

La ley indígena NASA y la constitución fueron relegadas en este proceso por poderosos intereses que retan al movimiento indígena. También argumentaron que las decisiones políticas y judiciales de los NASA se hacen en conjunto, por lo que la individualización del caso contra Valencia es artificial y tiene un tinte político.

Los manifestantes cantan el himno de los NASA en la prisión de máxima seguridad de San Isidro pidiendo la libertad de Feliciano Valencia.

Tay (quinto de derecha a izquierda, vestido con una camisa blanca) es un miembro de la ULCUE Movimiento Juvenil Álvaro Chocue que proporciona apoyo psicosocial en el norte del Cauca:

“Exigimos al Estado cumplir con nuestros derechos constitucionalmente reconocidos. Durante muchos años nuestros antepasados lucharon contra grandes poderes por la libertad de nuestros territorios, esta pelea continuará hasta que el sol deja de aumentar. Nuestra forma de pensar es colectiva: no a esta individualización “.

“Nuestra jurisdicción es un derecho ancestral y no puede ser suplantada por ningún tribunal”. Popayan, Cauca.

Feliciano Valencia ha sido trasladado al territorio indígena para cumplir el resto de su condena. Él se encuentra en el “Centro de Armonización” delGualanday, abierto a visitas, donde puede vivir con su familia.

En las noches del 13 y 16 de noviembre la Guardia Indígena de Gualanday sorprendió y disuadió a un grupo de hombres armados y encapuchados que se acercaron al Centro de Armonización, la primera vez en cuatro años de funcionamiento el centro de experimenta dicho tipo de amenaza.

Él dice que el nuevo entorno es un cambio absoluto y total a el lugar que estaba antes”. Luego agrega “Por 54 días estuve en la cárcel de San Isidro con todos los criminales de alto riesgo. Pero aquí vengo a este nuevo espacio en el que me aproximo a la naturaleza, donde me encuentro con mi pueblo, y donde puedo resucitar después de esos 54 días de tortura permanente “.

El poder judicial del Cauca está impregnado de la política”: “Estábamos empezando a cuestionar muchas cosas que impactan de sobremanera a la oligarquía del Cauca: la industria de la caña de azúcar y la minería ilegal. En consejos indígenas como Tacueyó, Toribío, Jambaló habíamos iniciado un programa de erradicación manual de coca”.

 

Con respecto a la frase “Hemos solicitado evaluaciones de muchos abogados a nivel nacional, incluyendo los ex jueces, y todos han dicho: “aquí están cometiendo una atrocidad … Es absurdo! ¿Cómo pueden condenar a alguien por secuestro cuando nunca hubo un secuestro? Nunca se configuró un delito de secuestro. Todos ellos llegaron a la conclusión de que este se trataba de un juicio de naturaleza política: ¿Por qué? Por qué, porque antes de condenarme estábamos en el proceso de la liberación de la Madre Tierra en Corinto, en La Emperatriz. Habíamos bloqueado la carretera Panamericana en La Agustina, y hubo un fuerte debate en relación con el uso de la violencia para enfrentar a la propiedad privada, en este caso la propiedad privada de la tierra de la industria de la caña de azúcar en el norte del Cauca “.

 

leer en ingles.

Behind the headlines: Colombia’s Nasa people

 

Fuente: http://www.redsomosciudadanos.com/2015/11/detras-de-los-titulares-la-comunidad.html