El agrónomo y ex titular del SENAVE, Miguel Lovera, analiza la ganadería paraguaya en su artículo “Negocio insustentable que mantiene la inequidad”. En su artículo Lovera explica que en los últimos 20 años esta actividad económica vive un salto productivo debido a la demanda internacional, pasando de 27 mil a 211 mil toneladas de carne exportadas en 15 años.

“Con ese impetuoso aumento, han aumentado también los impactos negativos de la actividad. La deforestación, principal impacto ambiental verificable de esta actividad en el Paraguay ha llegado a niveles inusitados en ciertas regiones del Chaco Boreal, llegando a empujar las cifras a unas 35 hectáreas deforestadas por hora”, dice.
 
Uno de los aspectos que analiza es el control de empresas extranjeras en el negocio cárnico en Paraguay, donde más del 50% de las exportaciones de carne vacuna se realizan a través de empresas de capital brasileño.
 
“La ganadería paraguaya pasa por un momento de expansión eufórica, pero difícilmente pueda seguir llamándose paraguaya”, dispara.
 
La actividad ganadera en Paraguay se originó en el siglo XVI, pero hoy, a pesar de la adopción de una matriz industrial, sigue conservando los mismos vicios iniciales: la explotación de los peones, los míseros salarios, su vinculación con una oligarquía retrógrada y el autoritarismo, reflexiona.
 
En los últimos años, tras deforestar gran parte de la Región Oriental de Paraguay, el eje de la actividad se mudó al Chaco, donde genera daños irreversibles, como la deforestación alarmante, la desertización y salinización de los suelos y la amenaza de los bienes culturales y hábitat de pueblos indígenas, entre ellos uno que vive en aislamiento voluntario desde hace más de 2.500 años, dice.
 
Para Lovera el gobierno de Horacio Cartes legitima estos daños: “es que la deforestación es legal porque los propietarios cuentan con licencias para emprender el “cambio de uso de la tierra”, que en jerga corriente, cuentan con el permiso del gobierno”, cuestiona.
 
“La deforestación rampante promete eliminar los bosques de la faz de Paraguay en poco más de una década”, dice.
 
En el artículo el analista también aborda los negocios de producción industrial de carne de cerdo y aves en el país y sus consecuencias ambientales y sociales: “Muchas de las instalaciones productivas y mataderos avícolas se encuentran en la cuenca del Lago Ypacaraí, siendo obvio el déficit de plantas de tratamiento de efluentes en dicha cuenca, y por cierto, en todo el país”.
 
La tendencia mundial de producción que caracteriza hoy a Paraguay, acarrea el deterioro ambiental, el deterioro de la calidad de vida, de las condiciones de nutrición, la contaminación de las aguas y la extranjerización del país, dice.
 
El artículo “Negocio insustentable que mantiene la inequidad” forma parte del dossier “Con la soja al cuello: Informe sobre agronegocios en Paraguay 2013-2015”, editado en diciembre último por Base Investigaciones. Se lo puede descargar gratuitamente en ESTE ENLACE.