Hay palabras que uno espera nunca tener que escribir. Hay noticias que uno espera nunca tener que leer. Hay días que uno quisiera que fueran pesadillas de las que en cualquier momento se despertará. Hoy sin embargo, nos tocó despertar con un desgarrador golpe dirigido a quebrarnos el espíritu: Berta Cáceres, coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e indígenas de Honduras (COPINH), fue asesinada en el lapso entre las 11:00 pm y 1:00 am de la madrugada del dia jueves . El gobierno se lavaba las manos aduciendo que la casa en la que Berta en la Esperanza no estaba registrada. Adiós medidas cautelares dictadas por la CI DH.

Mientras conducía hacia la morgue judicial de Tegucigalpa trataba de asimilar la idea, era como si la realidad se hubiera quebrado y todo lo que puedo recolectar del día fueron algunos fragmentos, piezas de un rompecabezas que carece de sentido.

A las afueras de la morgue Gracia María Flores, prima de Berta, daba declaraciones a una multitud de periodistas: “Su lucha no es fácil. Había ya amenazas. Ella no tenía miedo, ella era una guerrera que tenía una armadura que la revestía de fuerza. Berta era una mujer humilde, sencilla. Vivió y murió por su ideal. Era una gran madre y una gran hija y nos sentimos orgullosos del legado que deja. El recuerdo que yo llevo de ella es que vive en nuestras vidas, en el clamor de un pueblo marginado.”

Poco a poco el lugar se fue poblando de decenas de compañeras y compañeros de organizaciones feministas, populares, campesinas, indígenas. Se construyó un altar de flores y candelas, y muchas compañeras llevaban mascaras con el rostro de Berta. Porque ella era la mujer que nos representaba a todas y a todos.

Berta Cáceres fue una luchadora incansable, defensora de la tierra y de la vida, la fuerza inquebrantable de los pueblos indígenas marginados de nuestro país. Ella y sus compañeros y compañeras eran la única línea de defensa que tenía el espíritu de esta tierra. Y uno pensaría que el reconocimiento internacional, los premios, las advertencias de instituciones internacionales de derechos humanos podrían proteger mínimamente a alguien. Pero en un país como Honduras nadie es intocable y hoy quisieron dejarlo claro. Este país tiene dueños, dueños como DESA-Agua Zarca y sus lacayos como Juan Orlando Hernández, ese triste remedo de dictador que tenemos por presidente.

“Es indignante sentir este asesinato. Ella era alguien que estando envestida con reconocimiento internacional y medidas cautelares, alguien que caminaba con la comunidad indígena. Esperamos que el Estado reaccione, ella es símbolo de la lucha de los pueblos indígenas, una de las mejores hondureñas. El movimiento ambientalista sentirá el golpe, es un golpe que nos hace temblar porque sigue la impunidad. Queremos una sociedad distinta para las futuras generaciones” dijo René Flores, padre franciscano de la organización de franciscanos por justicia y paz.

“Este gobierno debe hacerse un replanteamiento a fondo donde el punto central sea la democracia, la participación, la defensa de la soberanía, la defensa de los recursos naturales, la participación y no la represión y el crimen. Este es un crimen político, un asesinato de una compañera que todos saben a quienes representaba” declaró Rafael Alegría, dirigente de Vía Campesina. “Era una compañera hermana nuestra, fue una gran defensora del agua, de la madre tierra, de los bosques que se pronuncio permanente en contra de la entrega de la soberanía nacional”.

Las consignas llenaban el ambiente entre los abrazos y el llanto de quienes sentimos a Berta como un símbolo pero más que eso como nuestra compañera y nuestra hermana. En la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) grupos de estudiantes comenzaban una toma en reclamo de justicia para la compañera. La indignación desbordaba. “Las organizaciones estudiantiles de ciudad universitaria repudian el acto criminal que han cometido las transnacionales en nuestro país quitándole la vida a una persona beligerante que defendió el derecho a la tierra y la naturaleza” declaró uno de los estudiantes que se encontraban frente a la Universidad. La manifestación se encontró frente a numerosos contingentes policiales y militares. El enfrentamiento fue inevitable, la represión no respeta el dolor ni el duelo.

Líderes y miembros de diversas organizaciones se congregaban en la sede del partido LIBRE para esperar el cuerpo sin vida de la compañera Cáceres, que luego sería transportado a la sede del Sindicato de Trabajadores de Bebidas y Similares STIBYS. La noche comenzaba a caer sobre Tegucigalpa y todo se convertía en una nebulosa de dolor y tristeza. En el salón resonaba la voz de la compañera, y con esas palabras quiero cerrar este día, para recobrar alguna fuerza si se puede, porque en este momento no me queda más que un corazón roto por el dolor.

 “En nuestras cosmovisiones somos seres surgidos de la tierra, el agua y el maíz. De los ríos somos custodios ancestrales, el pueblo Lenca resguardados además por los espíritus de las niñas que nos enseñan que dar la vida de múltiples formas por la defensa de los ríos es dar la vida para el bien de la humanidad y de este planeta” – Discurso de Berta Cáceres en Premios Goldman  2015

 

        

 

fuente:   https://comunitariapress.wordpress.com/2016/03/04/el-dia-en-que-nos-quebraron-el-alma-cronica-de-las-horas-posteriores-al-asesinato-de-berta-caceres/