El 14 de octubre se cumple un año del asesinato de Rodolfo Maya Aricape, comunicador y líder indígena en el suroccidental departamento del Cauca (Colombia). Maya se desempeñaba como secretario del cabildo López Adentro. También estaba vinculado a Radio Payumat y a la Escuela del Tejido de Comunicaciones de la Acín.
A los 34 años de edad, Rodolfo fue asesinado por dos hombres que ingresaron a su casa disparándole delante de su esposa e hija de siete años. Maya era reconocido por impulsar movilizaciones de rechazo a la incursión de cualquier grupo armado (legal o ilegal) en los territorios indígenas. Según la alerta emitida en ese momento por la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), el asesinato de Rodolfo Maya ocurrió luego de 15 días de la aparición de un grafiti en Caloto, municipio donde vivía el periodista indígena, señalándolo de ser miembro de la guerrilla de las Farc.
El comunicador indígena fue asesinado en su casa delante de su esposa e hija de 7 años, días después de la aparición de un grafiti que lo vinculaba con las FARCActualmente el caso sigue en etapa de indagación en la Fiscalía del municipio de Caloto (Cauca) [1].
Según el Tejido de Comunicación de la ACIN Rodolfo Maya “ejerció una labor de comunicación diaria informando sobre los sucesos de su resguardo y también reflexionando con la comunidad sobre las diversas problemáticas que la aquejan. Esto lo hacía a través de videoforos y de otros espacios de encuentro, en los que se destacó siempre con una posición firme y clara rechazando a todos los actores armados. Precisamente esa claridad es a la que le temen los señores de la guerra. Rodolfo no le tenía miedo a la verdad, por eso quienes sí le tienen miedo decidieron apagar su voz, creyendo que así apagarían su palabra”.
Agrega el comunicado del Tejido de Comunicación de la Acin: “Este no es un hecho aislado. Hace parte de la estrategia de intimidación que se viene incrementando en nuestro territorio”.
El Programa Mujer Acin afirmó que “No estamos de acuerdo con las armas y no queremos que nos callen, no queremos que nuestros hijos empuñen un arma, por esto queremos seguir luchando y trabando con la comunidad, por una vida digna. Que los espíritus de la Madre naturaleza apliquen la justicia, porque en este país, tal parece, nunca la vamos a encontrar”.
La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos hizo énfasis en la gravedad de los efectos que sobre las poblaciones indígenas conlleva el asesinato de uno de sus comunicadores. Esta gravedad corresponde a “la situación de mayor vulnerabilidad en que suelen encontrarse los pueblos indígenas en contextos de conflicto armado”.
En memoria del asesinado comunicador indígena, a fines de julio de este año se organizó el Festival de Cine Rodolfo Maya, con el objetivo de compartir con las comunidades locales materiales para debatir y reflexionar sobre temas que afectan a los pueblos.
Un contexto necesario
El departamento del Cauca, ubicado en el suroccidente colombiano, tiene una extensión de 29,308 km². Más de la mitad de los municipios del departamento están poblados por indígenas, distribuidos en 116 cabildos.
Hilber Humege, Consejero de Comunicaciones del la Organización Nacional Indígena – ONIC -, nos explicó que los grupos armados pretenden silenciar a los indígenas como respuesta a su postura de neutralidad en el conflicto. Actualmente hay muchas denuncias colectivas sobre la situación de peligro de líderes y comunicadores, pero la situación se complica cuando el Estado está involucrado en la puesta en riesgo de estos líderes.
Agregó que en los medios de comunicación privados no hay una visión clara del asunto indígena. “Al gobierno no le interesa que el mundo y Colombia conozca la realidad de la población indígena. Con el nuevo gobierno hay mesas de concertación, pero no es visible un resultado”.
Destacó siempre con una posición firme y clara rechazando a todos los actores armados. Precisamente esa claridad es a la que le temen los señores de la guerra. Rodolfo no le tenía miedo a la verdad, por eso quienes sí le tienen miedo decidieron apagar su voz, creyendo que así apagarían su palabra
Por otra parte, Gustavo Ulcué, integrante del Tejido de Comunicación Nasa, señaló que no hay mucho éxito en las solicitudes hechas ante el gobierno colombiano para la protección de periodistas indígenas. Aunque agregó que “también está el caso de los comunicadores indígenas que nos hemos negado a ese tipo de apoyo y que hemos buscado más bien ayuda de organizaciones de derechos humanos”.
Sobre la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Ulcué afirmó que no hay peticiones individuales de protección a comunicadores indígenas “debido a que todos los casos de solicitud de medidas cautelares ante la CIDH se han presentado como Colectivo Humano o como pueblo Indígena, ya que nosotros creemos que una afectación individual afecta la armonía de una comunidad, por lo tanto la protección debe ser para toda la comunidad y no para una sola persona”.
El norte del departamento del Cauca es uno de los más afectados por el conflicto armado. En un reciente artículo, la periodista colombiana Constanza Vieira, relata cómo el territorio del pueblo Nasa es campo estratégico de confrontación entre las fuerzas de seguridad del Estado y la guerrilla de izquierda. Es interesante la reflexión que presenta sobre el silenciamiento mediático de las acciones propias de una comunidad que defiende su neutralidad. Lamentablemente eso es difícil de entender para el Estado colombiano. Por eso en un discurso, el recién posesionado ministro de defensa, acusó a los indígenas del Cauca de mantener alianzas con la guerrilla, situación desmentida por la Asociación de Indígenas del Cauca.
El 6 de abril de este año, Reporteros Sin Fronteras publicó un informe en el que denuncia cómo desde finales de febrero los grupos paramilitares han amenazado mediante panfletos a organizaciones indígenas y medios de comunicación afiliados a ellas. Entre las personas en riesgo se cuentan once periodistas y están amenazadas de ser blanco de ataques once estaciones radiales comunitarias miembros del Consejo Regional Indígena de Cauca (CRIC).
Es necesario que los ojos del mundo estén atentos a la situación de las comunidades indígenas en Latinoamérica. Los habitantes ancestrales de este continente están confinados al menosprecio y estigmatización, mientras que multinacionales y señores de la guerra se apropian de sus territorios. De estas agresiones somos cómplices todos, mientras no reaccionemos desde los diferentes medios de comunicación para denunciarlas y exigir a los gobiernos oportunas y eficaces medidas de protección para nuestros ‘hermanos mayores’.
Por Andrés Monroy Gómez
[1] Expediente 191426000613201080222 de la Fiscalía 4 Seccional de Caloto. Respuesta dada del grupo de Derechos Humanos de la Fiscalía General de la Nación a un derecho de petición. Oficio 0092894.
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