Los días 2 y 3 de julio de 2012, se realizó en Gualanday un foro sobre minería organizado por la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca-ACIN con el propósito de socializar la investigación realizada sobre la minería en el Norte del Cauca. Los tejidos de vida e integrantes de la ACIN se reunieron para comentar este análisis y proponer caminos de resistencia y alternativas. 

 
Si en el territorio Nasa, el oro es fruto de la Madre Tierra, al nivel mundial el precioso metal permite a los países garantizar el valor real de sus reservas monetarias. Con el desarrollo del sistema financiero y de la especulación monetaria, la demanda de oro se ha incrementado en estos últimos años, en particular por países como China, Rusia o India, los cuales ya no tienen confianza en el valor cambiante del dolar y quieren sus propias reservas de oro. 
 
Esta fuerte demanda subió el precio del oro y fomentó la explotación de oro en los territorios de alta riqueza mineral, aún más rentable hoy en día. El crecimiento del mercado mundial del oro lleva las empresas multinacionales y nacionales a solicitar más y más concesiones para la explotación minera en Colombia, precisamente en los territorios indígenas, campesinos y afro-colombianos.
 
En este foro sobre minería en el territorio nasa, se explicó la parte técnica de la explotación minera así como las estrategias llevadas a cabo por el gobierno y las multinacionales. 
 
¿Cómo se maneja la explotación minera en el territorio?
 
Técnicamente, para que una mina esté “rentable” en repuesta a los costos de explotación y a la producción mineral, se necesita buscar el metal en profundidad, excavar las entrañas de la tierra, donde los granos son más gruesos. O sea que para llegar a la parte rentable de la mina, se necesita alrededor de 10 años de explotación, descapotando las áreas mineras, cavando huecos y echando químico como cianuro o mercurio. Tras de eso, las excavadoras dejan grandes huecos formando lagunas azules, buena concentración de veneno vertiéndose en los ríos y los cultivos, contaminando el agua y la comida de las comunidades. 
 
Este tipo de explotación, solo lo pueden realizar las grandes multinacionales quienes disponen de altos recursos para invertir en trabajos de esta amplitud. Así, son ellas las que sacan las mayores ganancias de este negocio del oro, con principales clientes los grandes países capitalistas del mundo. Es justamente lo que está pasando en el Norte del Cauca, en zonas como las de Canoas o de Muchique, en cerros como el Cerro Katalina o el Cerro Muchique. El mismo cerro Muchique de donde viene las principales fuentes de agua de la región, a punto de volverse un líquido de muerte cuando es la que nos da la vida. 
 
¿A quién beneficia el negocio del oro? 
 
Básicamente este negocio creciente beneficia a las multinacionales extranjeras y nacionales, quienes son dueñas del capital transnacional y desarrollan sus estructuras y beneficios penetrando los territorios, robándose las riquezas naturales y explotando mano de obra barata, incluido a los niños reclutados para trabajos mineros. Pero no basta denunciar a las empresas sino también a los que aprovechan este negocio a los niveles nacionales y locales. Así, cuando las multinacionales solicitan concesiones, compran títulos al gobierno nacional, compran el derecho a estar en el territorio a las autoridades departamentales y municipales. A todos los niveles de gobernación, en cambio de una buena suma, se negocia el robo de las tierras para la explotación. Los gobernantes nacionales y locales tienen ahí una fuente de plata a largo plazo y para mantenerla conciben reformas y leyes mineras favoreciendo la implementación del capital transnacional. Lo comprueba Santos cuando anuncia en Rió+20 el regalo de 17.000 hectáreas más de área de reserva estratégica para minería. Se roba Colombia, pero también se vende. 
 
Por otro lado, ya que los recursos minerales se encuentran en territorios controlados por paramilitares (como el bloque Calima o los Rastrojos) o por la guerrilla, las empresas mineras negocian con los actores armados para establecerse en los territorios y proteger sus negocios. Por lo tanto, la minera financia los grupos armados pero también arma milicias privadas, nuevos grupos armados quienes se desarrollan con el negocio del oro. Como ya se ha denunciado por los movimientos sociales colombianos, la minería promueve el conflicto armado, genera amenazas, desplazamiento forzado, asesinatos y demás violaciones de los derechos humanos por parte de actores armados ilegales y legales, pues el Gobierno entiende garantizar los derechos otorgados a las multinacionales por medio de su ejército nacional. Los grupos armados ya tienen en sus manos la minería, y el Gobierno colombiano, con su “consolidación territorial” y la creciente militarización de los territorios, permite que las empresas lleguen a las minas. 
 
Resistencia de los pueblos y nuevas estrategias de las multinacionales para la explotación
 
Frente a la explotación salvaje del territorio, los pueblos indígenas han venido resistiendo a la entrada de las multinacionales en sus resguardos. Por ejemplo, el año pasado, en Canoas, se realizó una Minga para sacar las maquinas mineras de sitios de explotación, con el logro efectivo de que no siguieran excavando la zona. Para llevar a cabo esto se movilizó toda la comunidad, enfrentando el Gran Capital, a pesar de las amenazas e intimidaciones. 
 
No obstante las multinacionales tienen varios recursos estratégicos para obtener lo que desean. Si ahora se les prohíbe la entrada en ciertos territorios indígenas gracias a la resistencia de las comunidades, ellas ponen en ejecución otras estratégicas. Ahora las multinacionales proponen a los mismos comuneros recursos para que hagan sus propias minas, sus propios negocios patrocinados por ellas, controlando así la producción. Pues, como ya lo hemos dicho, se necesitan grandes inversiones para generar ganancias, y solo las multinacionales pueden invertir, lo que hacen ahora, repartiendo recursos entre varias pequeñas empresas mineras, comprando los títulos de concesión y brindando material minero. Además, ellas seducen a las autoridades locales, ofreciendo recursos para las escuelas, obras comunales u otros proyectos beneficiando supuestamente a la comunidad. Estas ofertas, groseras oportunidades de “desarrollo”, conquistan a más de uno de los que se encuentran en extrema pobreza. Cínica trampa de los dueños del mundo, aprovechando de la pobreza que ellos mismos producen. 
 
Sin embargo, algunos no se dejaron engañar. La experiencia ancestral de minería artesanal con la mina Mirasoles, en Las Delicias, lo demuestra. Esta mina es una de las primeras encontradas por los españoles durante la Conquista, quienes esclavizaron indígenas para explotarla y, tras la muerte de ellos, trajeron esclavos de África en el marco del comercio triangular. Después de la abolición de la esclavitud, los afro-colombianos volvieron a explotar esta mina y, junto con los indígenas, fundaron una Sociedad de minería, haciendo consultas previas a la comunidad y al cabildo. La meta es sacar mineral para sostenerse y aportar recursos al Cabildo según los planes de vida establecidos por la comunidad. 
 
¡Resistir y accionar YA!
 
Este ejemplo es, para los comuneros y comuneras, una manera de resistir. De resistencia y de alternativa se habló en las comisiones reunidas en Gualanday. Los diferentes tejidos e integrantes de la ACIN hicieron propuestas para llevar a las comunidades. 
 
Por un lado se habló de organizar consultas previas en las comunidades, así como declarar el territorio como sitio sagrado para impedir la explotación minera. Por otro lado se propuso acciones para realizar la autonomía y las alternativas a la explotación: socializar a las comunidades el análisis del fenómeno minero en el Norte del Cauca, organizar mingas, marchas, y otros eventos para que la resistencia se haga desde y para la comunidad. Para que los comuneros puedan reflexionar y proponer, desde el Ser Nasa. 
 
Lo que destacaron los participantes fue la necesidad de incluir más a las comunidades en la reflexión y en la acción, para que se realicen los mandatos de los pueblos. “Los mandatos ya están hechos, tenemos que accionar ya” declararon los miembros de los tejidos. 
 
Tejido de Comunicación – ACIN
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