La declaración del Decenio de los Afrodescendientes (2015-2024) por la Organización de las Naciones Unidas es consecuencia de un largo proceso de lucha de los movimientos sociales y organizaciones populares. 

 
 La Conferencia de Durban fue el escenario que inició una etapa histórica importante de integración de los pueblos afrodescendientes por sus derechos, sin embargo, la agenda planteada, construida colectivamente, se distorsionó por la intervención de la derecha internacional, los mecanismos institucionales de las grandes corporaciones, las formalidades de los organismos multilaterales, la burocracia enquistada y fundamentalmente la mentalidad neoliberal de cierto liderazgo que percibió en los financiamientos una oportunidad para resolver sus intereses particulares.
 
Afirmamos que desde la Casa Blanca y sus socios internacionales se propuso penetrar los movimientos sociales afrodescendientes con el objetivo político de castrar las luchas que se plantearan en un futuro inmediato; reiteramos que nuestras comunidades afrodescendientes, en su mayoría, cumplen un patrón de asentamiento en territorios de inmensas riquezas naturales; reservas hídricas, yacimientos de hidrocarburos o minerales; o en algunos casos, espacios susceptibles de planes urbanísticos o turísticos con la mentalidad desarrollista y esquemas neoliberales.  La aparición de la afroderecha se produce con el propósito de crear una élite que expropiara la vocería de nuestras comunidades para negociar con los gobiernos súbditos de las grandes multilaterales.
 
La fragmentación de las organizaciones, la dispersión de las alternativas y la propia incoherencia de las luchas es hoy el indicativo que esos planes nos debilitaron.  En el escenario del Año de los Afrodescendientes (2011), el debate político más importante fue deslindar con esa afroderecha, con la conformación de la Alianza Regional Afrodescendientes para América y el Caribe -ARAAC- en el espacio del IV Encuentro Internacional de Movimientos Sociales Afrodescendientes y Transformaciones Sociales en América Latina y el Caribe, en junio del 2011, en Caracas.  Se planteó, en el punto sexto de su declaración final, “exigir a la Organización de las Naciones Unidas la implementación del Foro Permanente de las y los Afrodescendientes y el Decenio de los pueblos Afrodescendientes de la ONU”.  Podemos señalar que el reinicio de la integración de los pueblos afrodescendientes se da sobre la base de una agenda internacional con una perspectiva progresista, revolucionaria y democrática participativa, incorporándose a los nuevos escenarios de cooperación e integración en el continente.
 
Los movimientos sociales afrodescendientes debemos exigirles a los gobiernos del ALBA-TCP el cumplimiento de la agenda definida en la Cumbre de Otavalo de junio del 2010.  Dicha cumbre establece el compromiso de nuestros gobiernos de dar prioridad a las comunidades indígenas y afrodescendientes.  Hay un imperativo ético que los gobiernos participantes deben cumplir; hay comunidades afrodescendientes que esperan que sus actuaciones concretas sobre el tema disten de gobiernos de derecha.  Planteamos que en los espacios formales como el Consejo de Movimientos Sociales se discutan propuestas como el Fondo Afrodescendientes del ALBA, como opción para enfrentar la pobreza y las desigualdades sociales junto a la intervención política, que no permite a nuestros pueblos avanzar.  La integración de los pueblos afrodescendientes del ALBA es el modelo esperado por nuestros hermanos y hermanas del continente.  Es contradictorio el poco avance.
 
Hoy se muestran condiciones favorables para la creación del Mercosur Afrodescendientes.  Pese a tener en la última década tres gobiernos con liderazgos progresistas, cada quien ha generado acciones afirmativas en sus respectivos países (Argentina, Brasil, Uruguay), sin ningún tipo de coordinación en los espacios de cooperación.  Superar el esquema comercial y neoliberal que dio nacimiento al Mercosur es un reto.  Las luchas que establezcan los movimientos sociales afrodescendientes en este decenio, son retos que se atañen a su capacidad de movilización y negociación con esos gobiernos.  Recordemos que, solamente en Brasil, se encuentra más de la mitad y un trecho grande de afrodescendientes que viven en la marginalidad y pobreza del continente.  Es urgente generar un diálogo de nuestros movimientos sociales para que arranque a las mentalidades tecnocráticas reivindicaciones históricas y deudas sociales pendientes.  El Mercosur Afrodescendientes para este 2015 debe ser una tarea en el proceso de integración de nuestros pueblos.  Llamo a superar el lento grupo de trabajo afrodescendientes y convertirlo en el Mercosur Afrodescendientes.
 
Avances en la CELAC
 
La experiencia progresiva de los movimientos sociales afrodescendientes en la CELAC exige mayor dedicación.  En primer lugar, para evitar distorsiones históricas, nos remitimos nuevamente a la declaración del Encuentro Internacional de Caracas del 2011, donde se propuso reconocer los aportes de los afrodecendientes en la construcción del continente.  La relación solidaria y el debate fraterno entre el movimiento social afrodescendiente y la Cancillería de Venezuela permitió introducir ese punto en la carta fundacional de la CELAC y seguir proponiendo otros argumentos para construir una visión y líneas de acción sobre el tema.  El compromiso adquirido por los cancilleres de la CELAC en su declaración del 27 de septiembre del 2013, declaración dedicada al tema, la resumimos en dos obligaciones por cumplirse concretamente: la declaración desde el 1 de enero del 2014 del decenio de las y los afrodescendientes latinoamericanos y caribeños y la creación del grupo de trabajo que desarrolle un plan de trabajo del decenio.  Puntualmente son los elementos de peso de la mencionada declaración.
 
Las resoluciones de los cancilleres sobre los afrodescendientes fueron ratificadas en la II Cumbre de la CELAC en La Habana, en enero del 2014, e incluidas en su declaración final.  Hay una decisión importante en el plan de acción de la Cumbre de La Habana, que copiamos textualmente: “Impulsar la participación activa de la ciudadanía, incluyendo, en particular, las organizaciones y movimientos sociales, dado que son agentes imprescindibles del proceso de integración regional, y fomentar a su vez, el compromiso de los actores sociales en dicho proceso como sujetos de derecho y obligaciones, en el contexto de las respectivas legislaciones”.
 
El reconocimiento de los movimientos sociales no es un regalo, es un espacio conquistado en la reciente historia.  Los afrodescendientes debemos exigir la participación activa en el reciente grupo de trabajo afrodescendientes de la CELAC instalado en diciembre del 2014 en Brasilia.  La reciente III Cumbre de la CELAC, en breves líneas, celebra la declaración del decenio por Naciones Unidas y hay una declaración especial por las víctimas de la esclavitud.
 
La burocracia diplomática no defiende los intereses de los afrodescendientes; quienes debemos defender el decenio somos los movimientos sociales, entendido como una coyuntura para transformar el lema del decenio “Afrodescendientes: Reconocimiento, Justicia y Desarrollo” en las banderas de nuestras luchas históricas.  Además, debemos combatir la miseria y la pobreza, la defensa de nuestro patrimonio cultural material e inmaterial, impedir la expropiación de nuestros territorios, combatir la violación de nuestros derechos humanos, la construcción de una educación intercultural donde la variante afrodescendientes tenga protagonismo y la protección de nuestras mujeres y niños.  En fin, asumir la lucha y movilización por nuestros derechos.
 
ALAI AMLATINA, 23/02/2015.
 
Diógenes Díaz es vocero internacional del Movimiento Social Afrodescendientes de Venezuela.
Publicado en América Latina en Movimiento, No.  501, “El Decenio Afrodescendiente”: http://alainet.org/publica/501.phtml