En estos días inmerso entre la imponencia de la cordillera que nace o decae al final del valle del río Cauca, viendo como éste parece desaparecer en el horizonte condenado a ser el más grande desierto de caña de azúcar, ahí en un suelo preñado de historias, de memoria sin tiempo, donde se siente, se escuchan voces que retumban, que nos recordaron el valor de la cultura, de la dignidad que da la lucha por no dejar de ser, ni dejarse quitar el estar ombligado a la tierra.

 

Escuela de Comunicación Comunitaria Tejido de Comunicación NASA ACIN

Texto elaborado desde los territorios en resistencia del Norte del Cauca 

En estos días que trascurrieron con una temporalidad inexplicable, la posibilidad del encuentro trasformó, tocó, dejó marcas en lo más profundo, en esas parte del corazón (en el sentir) guardadas solo para acontecimientos significativos en la vida. Y sí, la escritura es “la grabación de los pensamientos” como nos lo explica el Mayor Marcos Yule retomando el pensamiento ancestral del pueblo Nasa. Si se le hace honor a estas enseñanzas me han hecho pensar en el lugar digno que tienen todos y todas los que de una u otra manera están construyendo esperanza en medios de las condiciones más adversas.
En estos días después de lo vivido, ya no puedo zafarme, hacerle el quite a todo lo que aprendí de esos otros, tejedoras y tejedores de esa otra Colombia, ya no me es posible pensar – escribir sin darle un lugar digno a su palabra a sus historias.

Pensar, escribir, hacer con / junto a otros resulta ser después de estar en la Escuela de Comunicación más que una opción, es una necesidad, es una ética de la existencia.

En estos días la vida desbordó sus cotidianos causes, el encuentro fue una creciente que arrastró junto con ella; risas, sueños, indignación, compromisos, reflexión, ahí en medio de estas turbulencias, el sentir al otro en su integridad, escuchar su voz, sin lugar a dudas fue tan contundente que logró remover la ubicación inicial con la que uno llegó desde la ciudad, lo puso en sintonía con esos gritos que reclaman desde sus haceres propios, la construcción conjunta de ese otro mundo posible y necesario sin esperar un mañana.

En estos días he podido acercarme a todo lo que en mi espacio (la universidad) es negado, a lo que nos presentan como inviable, improcedente, incorrecto, como atraso con respecto a lo que los expertos llaman progreso, desarrollo desde la lógica que busca mostrar a la ciudad,
a las urbes sobre pobladas como la única alternativa posible para la vida en comunidad.

En estos días los Planes de Vida se pintaron de los colores de las gentes, hablaron en sus lenguas, contaron sus historias, compartieron sus maneras de estar, sentir, hacer, pensar en el mundo, expresando a través de distintos lenguajes lo que para cada uno de ellos era valioso y que es lo que no se puede dejar de hacer a la hora de defender la Madre Tierra y lo más importante es que todos y todas sin distinción reconocimos que el enemigo es uno entre varios que se disfraza, engaña, mata, destierra, silencia.

Sabemos que es lo que buscan, tras de que vienen, en primer lugar están empecinados en separar a como dé lugar cualquier intento de articulación de los procesos comunitarios, por esos sus estrategias están encaminadas a separar a los pueblos, a aislar sus luchas, a enemistar entre hermanos, en poner a unos contra los otros. Si esto no les funciona en segundo lugar, llegan con sus discursos cargados de promesas tratando de hacernos creer que sus proyectos de muerte nos benefician, quieren lo mejor para las gentes sitiadas por las violencias de todo orden, pero en estos días hemos entendido – sentido  que ante la amenaza y el accionar brutal de las corporaciones trasnacionales aliadas con los malos gobiernos no tenemos más opción que luchar juntos, continuar caminando la palabra digna.

 

[ Fuente: Colectivo Minga de Pensamiento ] [ Autor: Sergio Rojas]