“La Escuela de Comunicación ha sido una experiencia de aprendizaje  y formación llena de  sorpresas y momentos maravillosos”. Es inolvidable escuchar a todas las personas que hicieron parte de este espacio de formación, las cuales desde su propia historia, nos describieron, contaron y cantaron sus  propias vivencias y problemáticas que los asechan, mostrándonos las diferentes adversidades que existen dentro de cada una de sus comunidades.

Son ellos y ellas personas del común que desde cada uno de sus Resguardos, Municipios y Departamentos, cuentan y cantan lo importante que es la gente que habita nuestro territorio; aquellos que se identifican con sus culturas, esos, que no les da pena cargar su mochila, su ruana, machete  y sombrero, esos, que andan a pie limpio. Como dicen nuestros mayores, aquellos que se sienten  identificados con las voces y los sonidos de nuestra Madre Tierra; porque lo que está en juego son nuestras voces, nuestros pensamientos, nuestros Planes de Vida y nuestros sueños.

Todos sabemos que nuestro país, nuestras comunidades y Pueblos están en vía de extinción, por causa de los intereses económicos de unos cuantos que sólo buscan dividir nuestras organizaciones para aprovecharse de las riquezas de nuestros territorios y someternos al yugo de la esclavitud. Por eso debemos unirnos por una misma causa y  espero que todas esas experiencias que nos hemos comentado de los unos a los otros desde la Escuela de Comunicación, nos haya servido de algo y que de esta manera continuemos caminando juntos por nuestras comunidades y todo lo que hagamos sea en bien de ellas, ayudando  a fortalecer a nuestras organizaciones y así poder resistir ante toda ésta problemática que nos asecha en nuestro diario vivir. Ante ese monstruo llamado violencia que solo trae consigo: muerte, desplazamiento, desolación y odio para nuestros pueblos indígenas, afros, campesinos y urbanos.

Debemos tener en cuenta el arduo trabajo que nos espera, es un deber de nosotros como representantes de nuestras comunidades difundir lo aprendido, para que todo el esfuerzo  de estos tejedores de conciencia no quede en vano. Este sueño que tenemos se construye partiendo del reconocimiento de nuestros  orígenes; aceptando nuestra cultura; y valorando a nuestras comunidades a través del respeto y de reconocer que vivimos en un país de múltiples culturas, en el cual todos dependemos del otro y donde nadie es indispensable, entendiendo que sólo juntos podemos salir adelante.

Solamente aprovechando todas estas herramientas comunicacionales que tenemos como el canto de los tambores, los llamados de la Madre Tierra, los consejos de los mayores, los diálogos alrededor de la tulpa, las Asambleas, los trabajos en minga, entre otros, nos permitirán el fortalecimiento de cada proceso local, regional y nacional. Globalizando nuestro pensamiento y nuestras apuestas por un mejor mañana, un país de los pueblos sin dueños, un país en libertad.

La labor más dura, debemos recordar, no es la acumulación de datos, es entrar en lo más profundo de los corazones de cada uno de nuestros comuneros, para  que reflexionen de  lo que está por venir. Los ojos, los oídos, las manos se agitan mucho, pero lo que realmente produce es la mente silenciosa y a eso debemos  apostar.

La recompensa no es algo que nos llega de afuera y se suma a nuestros méritos, es algo que crece dentro de nosotros mismos, como el árbol de la semilla buena que se siembra en un terreno bien cuidado para producir buenos árboles y cuando eso suceda, ese será nuestro premio.

Doy gracias a todos y a cada uno de mis compañeros, a la comunidad que nos acogió durante todo este tiempo, a los docentes, a los organizadores de éste evento, y doy gracias a Dios por permitirme estar en el lugar donde estoy.

[ Fuente: Emisora Voces de Nuestra Tierra ] [ Autor: Gueldi Ordoñez Vargas ]