El indiscriminado cobro de vacunas por parte de las bandas criminales, los férreos límites barriales y los constantes enfrentamientos armados producto de disputas territoriales tienen al borde de la quiebra a los comerciantes informales y formales de las comunas 5 y 6 de Medellín. El hecho amenaza con convertirse en un drama social de proporciones considerables que se suma a la ya delicada situación de orden público de esta zona del noroccidente de la ciudad.

Quienes padecen con mayor rigor está problemática son aquellos comerciantes ubicados en las zonas donde la confrontación entre las bandas criminales que se disputan el control del territorio golpea con mayor fuerza. Sin embargo, fuentes consultadas por la Agencia de Prensa IPC señalan que la situación es generalizada entre los más de 200 establecimientos comerciales agrupados en las siete asociaciones de comerciantes de las comunas 5 y 6.

Ejemplo de ello es el barrio Doce de Octubre. Allí, donde por lo menos cuatro organizaciones delincuenciales se disputan las rentas legales e ilegales en un radio no mayor a 15 manzanas, los comerciantes están llevando la peor parte.

Sólo en el sector comprendido entre la carrera 80, entre calles 96 y 101, donde fácilmente se pueden contar unos 50 establecimientos comerciales formales dedicados unos a la venta de licor y otros a la venta de comidas rápidas, 15 de ellos están a punto de cerrar sus puertas debido a la ostensible disminución en las ventas, mientras que dos reconocidas tabernas ya cerraron desde el mes pasado por la misma circunstancia.

Lo peor, según aseguran comerciantes consultados por la Agencia de Prensa IPC, es que el conflicto entre las bandas criminales se recrudece con el pasar de los días, incidiendo directamente en sus ya maltrechos ingresos.

“A la gente le da miedo salir a la calle después de las 8:00 de la noche. Nadie viene a los negocios por temor a las balaceras. Súmele a eso que aquí hay unas fronteras muy complicadas: usted no se puede mover de su cuadra a otra porque su vida corre peligro. Así es muy poca la actividad nocturna en este sector. Por acá, después de las 10:00 de la noche se trabaja a pérdida”, señaló Rodrigo*, habitante del sector dedicado a la venta de comestibles y vocero de una de las asociaciones de comerciantes de la comuna 6.

Según su experiencia, la agudización de la violencia no sólo está afectando a los locales de esparcimiento nocturno. Actividades como la de los famosos “café-internet”, también se convirtieron en una actividad riesgosa en este sector de la ciudad.

“Por aquí había un café-internet que tuvo que cerrar porque lo visitaban pelados de otros barrios y a los del combo de por aquí, eso no les gustó. Entonces, amenazaron a los pelados para que no volvieran y el señor tuvo que cerrar por la falta de clientes”, aseveró Rodrigo.

Vacunas: dolor de cabeza

Como muchos otros barrios de Medellín, todos los locales comerciales de las comunas 5 y 6 deben cancelarle a los grupos armados la llamada vacuna, cuyo monto varía dependiendo la actividad comercial y que para algunos se ha convertido en todo un “dolor de cabeza”.

“Si matan a un duro de la banda suben la vacuna. Si les capturan a los amigos suben la vacuna. Si hacemos la cuenta del sector de la (carrera) 80 entre la(s) (calles) 96 y 101, estamos hablando que recogen más de 500 mil pesos semanales. Ahora el problema es que nos están cobrando, con amenaza incluida, hasta dos grupos distintos. Así no se puede trabajar”, agregó Rodrigo.

De esta práctica ilegal no se salvan ni los trabajadores informales. “Así usted venda empanadas en la calle, tenga una caseta informal, venda perros y hamburgesas en un puesto callejero, tiene que pagar vacuna. Las cuotas van desde 10 mil pesos, 50 mil pesos, 120 mil pesos semanales. Eso depende de lo que usted haga. Eso sí, no pague para que se gane un problema”, señaló el comerciante.

Aunque el impuesto no siempre se cobra en dinero. “A mí por  ejemplo no me cobran plata. Pero si se antojan de una gaseosa, de un tinto, de cigarrillos, de lo que sea, hay que dárselos”, manifestó.

El drama adquiere otras dimensiones si se tiene en cuenta la importancia que tiene el comercio formal e informal en el dinamismo económico de los sectores populares de Medellín. El sólo número de empleos directos e indirectos que se dejan de generar por culpa del clima de violencia y la extorsión generalizada es en sí un tema preocupante.

De acuerdo con Carlos Arcila, coordinador de la Mesa de Derechos Humanos de la Comuna 6, un establecimiento comercial de venta y consumo de licor puede generar en promedio uno cuatro empleos directos, sin contar otro tipo de negocios que se generan alrededor de la vida nocturna.

“En Castilla y algunos sectores del Doce (de Octubre) los establecimientos nocturnos están trabajando a pérdida prácticamente, porque a la gente de otros barrios les da miedo visitar esos negocios. Entonces, no hay clientes, no hay ingresos y fuera de eso hay que pagar vacunas bien altas. Así, es muy difícil sostener un empleado”, relató Arcila.

“Sí hay acciones”

Al ser consultado al respecto, el secretario de Gobierno de Medellín, Juan Felipe Palau, señaló que desde la Administración Municipal se vienen ejecutando una serie de estrategias a fin de recuperar la seguridad, la tranquilidad y la sana convivencia. De hecho, según el funcionario, la comuna 6 presenta resultados alentadores que permiten pensar que pronto se revitalizarán todas las actividades sociales de esta zona de la ciudad.

“Hemos pasado de 74 homicidios en los primeros cinco meses de 2009 a 66 en el mismo periodo de 2010. Es una cifra alta, pero por lo menos la situación no se ha agravado. Esta comuna (la 6) no es la más violenta de la ciudad”, expresó Palau.

Frente a la preocupación de los comerciantes por el tema de las vacunas, el Secretario de Gobierno manifestó que la mejor estrategia para enfrentar este flagelo del cobro de vacunas es la de sensibilizar a todos los afectados para que no paguen y además, denuncien ante las autoridades competentes.

“Se está trabajando en tres acciones: una sensibilización muy fuerte con todas la asociaciones de comerciantes en la línea del ‘no más’: no pago más, no tolero, no soy indiferente frente al fenómeno”, declaró el Funcionario, quien no desconoce que este fenómeno está estrechamente ligado con la generación de rentas para fortalecer la guerra entre bandas.

“Esto está estrechamente ligado con los grupos ilegales que operan en los barrios. Hay que insistir con ellos para que dejen esa ruta e ingresen a nuestra oferta institucional. Pero lo más importante es que cada vez tenemos un mapa más claro de cómo opera este fenómeno y, más temprano que tarde, vamos a iniciar capturas bajo la figura de concierto para delinquir, que no es excarcelable.”, manifestó el Secretario.

Pero, para ello, el Funcionario hizo un llamado a la comunidad para que denuncie activamente a los responsables de esta micro-extorsión. Pero como asegura Rodrigo, el temor a señalar a quienes imponen vacunas, límites territoriales, entre otras situaciones que afectan la vida en los barrios, será cosa difícil de erradicar entre comerciantes y comunidad en general.

“Yo no quiero vivir con un policía al lado las 24 horas, porque capturan a los jefes, pero detrás viene una camada de ‘pelaitos’ con ganas de seguir los mismos pasos de estos pillos”, sentenció el comerciante.

[ Autor: Agencia de Prensa IPC]