Los principios autonomía y autodeterminación de los pueblos indígenas no son en sí conceptos (no son discutibles además), son vivencias prácticas, fundamentadas en principios y raíces ancestrales muy profundas; parafraseando al Mamo Norberto, la autonomía se expresa en las formas de vivir, sentir y pensar.

 

“Nuestro pensamiento es universal, porque abarca cuanto existe, es decir lo visible y lo invisible, los grandes misterios que encierra la naturaleza y que hasta ahora, el hombre no sabe, pues todo lo lleva a la química y a las ciencias, pero ignora que todas las cosas tienen su espíritu, inclusive las plantas, las piedras, todo esto conforma un pensamiento que va al universo, unido todo como un respiro, como un aliento. Este es un pensamiento que no lo he inventado yo, sino que tiene miles de años.”, Mamo Zeukukuy (Norberto Torres), Kankurwa Manchukua

Los principios autonomía y autodeterminación de los pueblos indígenas no son en sí conceptos (no son discutibles además), son vivencias prácticas, fundamentadas en principios y raíces ancestrales muy profundas; parafraseando al Mamo Norberto, la autonomía se expresa en las formas de vivir, sentir y pensar. No son conceptos en sí, y no son discutibles en el entendido que son principios o formas de vida de nuestras comunidades; en nuestras leyes de origen; en la concepción ancestral de nuestros mayores, autoridades y sabios; en nuestra concepción política y procesos de reivindicación histórica no se concibe que estos principios ni la identidad se discutan, tampoco se discute ni se negocia cualquier aspecto que tenga que ver con nuestro territorio.

Estos dos pilares de la naturaleza indígena han sido reconocidos (con gran retraso) en constituciones nacionales de diferentes Estados, en el Derecho Internacional, pactos y convenios internacionales, principalmente en la Declaración Universal de Naciones Unidas sobre derechos de los pueblos indígenas, artículos 3 y 4i, como formas de vida, razón de ser: cosmovisión y cultura de los pueblos nativos. Pero para ello nuestros pueblos han atravesado situaciones adversas: luchas históricas de reivindicación y años luz para lograr el reconocimiento a su cultura, cosmovisión y derechos que encierran sus Planes de Vida.

Las experiencias, vivencias o actividades cotidianas (organizativas, artísticas, rituales, económicas y productivas) -capacidad de autonomía- hacen posible la autodeterminación como pueblos y culturas ancestrales. Algunas de estas experiencias muestran cómo se plasma y se aplica de manera práctica y pragmática estos principios al interior de las comunidades u organizaciones indígenas. Nuestros pueblos ejercen milenariamente su autonomía, pese a que los actores foráneos desde la conquista, hasta hoy no escatiman prácticas violentas para aniquilar nuestras raíces ancestrales, pero la resistencia anidó para defender estos principios de autonomía y memoria.

Para no ir tan lejos en el Cauca los procesos organizativos, reivindicativos indígenas surgieron en nuestros territorios, históricamente amenazados, saqueados y despojados por distintos actores: españoles, criollos terratenientes, actores armados, mafias del narcotráfico, multinacionales y megaproyectos que se disputan lo que nunca les ha pertenecido, mientras los pueblos declaran y ejercen autonomía frente a este tipo de acciones violatorias de nuestra cultura, nuestra cosmovisión y derechos. La resistencia que ya venía afianzándose en el Cauca con ancestros como Juan Tama, la Cacica Gaitana y Manuel Quintín Lame, solo por nombrar algunos, se consolidó a mediados del siglo XX con la recuperación de tierras y el surgimiento del proceso organizativo.  

La plataforma política de resistencia desde comienzo se orientó a defender la autonomía, la cultura el territorio; a promover y consolidar Justicia Propia; a recuperar y fortalecer las lenguas maternas y la memoria histórica, proceso que dio vida primero al Consejo Regional Indígena del Cauca en 1971 y luego a la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca en 1994.

Desde entonces muchos líderes, autoridades y comuneros han caído víctimas de persecución estatal e insurgente: han sido miles los desaparecidos, torturados, presos y asesinados. Recordamos, entre otros, a Gustavo Mejía, el padre Pedro Nel, Avelino Ul, Héctor Cuchillo, Benjamín Dindicué, Cristóbal Secué asesinado por el ejército en 1998, los 21 masacrados en El Nilo en1991, los más de 100 asesinados y desparecidos de la masacre del Naya (entre compañeros indígenas, campesinos y afros) en 2001, el padre Álvaro Ulcué, nuestro compañero Andrés Fernando Muelas asesinado el pasado 23 de febrero y la compañera guardia de Tacueyó (Toribío), Patricia Noscué Ulcué -de 20 años de edad-, asesinada el pasado 06 de mayo en medio de las confrontaciones que desarrollan guerrilla y ejército. Son sólo algunos, pero más de 700 líderes han sido asesinados por defender la autonomía, nuestras raíces y principios ancestrales, nuestra cultura y nuestros derechos.   

No obstante nuestras comunidades no se han amilanado, sino que apoyan a sus autoridades y líderes con más ímpetu y se involucran en el proceso. Hoy seguimos luchando por la autonomía en la educación, derecho que antes no teníamos, porque era una imposición cultural y religiosa del modelo occidental; hoy tenemos programas de educación Bilingüe en zonas rurales, procesos de recuperación de la memoria histórica ancestral y la Universidad Autónoma Indígena Intercultural, solo por nombrar unos casos. En aspectos de salud, producción, economía y todo en torno a Planes de Vida hemos tomado las riendas. En el mismo sentido hoy nuestros pueblos ejercen autonomía jurídica y gobernabilidad propia. La mayoría de resguardos tiene su propia Guardia Indígena que asume el control interno de sus territorios, brindando seguridad a las comunidades y autoridades; la guardia en su esfuerzo por cuidar el territorio también ha sido víctima de la persecución y de los ataques permanentes a las comunidades.

No obstante éstos y otros avances de nuestros pueblos en ejercicio de su autonomía, los han tomado los gobernantes, sectores económicos y actores armados como un obstáculo para sus pretensiones de despojo lo cual, a su vez, se convierte en un gran reto para nuestros pueblos, autoridades, dirigentes y organizaciones indígenas que asumen con esmero la resistencia y defensa de la Vida.

La espiritualidad, la memoria y la cultura, pilares de autonomía y autodeterminación

En estos aspectos sobran ejemplos. En la Sierra Nevada de Santa Marta los Mamos realizan sus pagamentos para mantener la armonía con Sé, orden natural y procurar el entendimiento entre diversas culturas; enseñan y orientan el cuidado y respeto por el agua y la naturaleza, para proteger el legado ancestral y la vida en el planeta. Muchos pueblos Mambean, consumen la hoja sagrada de coca; hacen mingas para reflexionar cómo comportarse en familia y en comunidad.
Los Muiscas, Kichwa, Pastos, Inga, Nasa y pueblos andinos celebran el Inti Raimy, gran fiesta para ofrendar al padre sol, en el Cauca los Nasa celebran con gran intensidad el ritual del Sakhelu para ofrendar a los espíritus y armonizar las semillas con el ánimo que traigan buenas cosechas a las comunidades.

En Putumayo, Valle de Sibundoy, se celebra el Kalusturinda, Festival del Perdón máxima expresión cultural, oral y artística de los pueblos Inga y Kamënsá; en él confluyen la danza, la memoria histórica de los ancestros y su legado de sabiduría,  alegría y armonía con la naturaleza, su gratitud a la Madre Tierra y la Creación. Los pueblos desplazados en Bogotá realizan encuentros artísticos, culturales y gastronómicos para mostrar que la diversidad de pensamiento, artística e identitaria son posibles, es posible recrear y vivir la cultura como forma de vida y patrimonio de la humanidad.

Los pueblos amazónicos en su mayoría, mantienen su calendario ecológico y vínculos sagrados con sus orígenes, se reconocen como hijos del tabaco, la yuca dulce y la coca. Su mundo es la pesca, la recolección de frutas y alimentos, es su proyecto de vida; hacen tres chagras al año, cogen animales únicamente para el sustento diario no como en occidente que sacan para enriquecer. Pueblos como los Bora, Miraña, Murui, Okaina, Huitoto, Makuna y Tucano, entre otros,  practican el Yurupari, máximo ritual de ayuno y limpieza para que quienes hayan cometido errores pidan disculpas a la naturaleza y los que no fortalezcan su cultura. Los Makuna, en La Pedrera, mantienen vínculos sagrados con sus Cerros y ríos: el Cerro Yupatí (lengua yeral) es sagrado y pilar de la maloka, columna de su pensamiento, otro cimiento de la Madre Tierra es Chibiriquete en Araracuara; las otras columnas reposan sobre el Apaporis: el Cerro de La Estrella y la Serranía de La Libertad.

Por último, y para dar sólo algunos ejemplos, no podemos dejar de citar al Pueblo U’wa que libró un resistencia autonómica, sin precedentes contra la Oxy, Occidental Petroleum Corporation, empresa que se creía todopoderosa pues contaba con el respaldo del Gobierno colombiano, Gobierno gringo y fuerzas armadas del país. Los U’wa lideraron una lucha espiritual y política y cerraron el paso a la compañía, que no pudo entrar a explotar petróleo al territorio indígena.

Para ilustrar la visión de autonomía y autodeterminación indígena, agregamos la percepción de la dirigente arhuaca Ati Quigua, quien desde su ejercicio político promueve la autonomía, la memoria  y los principios ancestrales de los pueblos indígenas:

La autonomía indígena en Colombia está determinada por la capacidad de tener una economía propia, una soberanía alimentaria que satisfaga las necesidades de las comunidades; tener una identidad clara con un proyecto cultural propio y una filosofía. Que el territorio sea gobernado por sus autoridades, hay una superposición de autoridades y distintas jurisdicciones sobre un mismo territorio; a pesar de la lucha de organizaciones y dirigentes indígenas por ser autónomos, este es todavía un gran reto, porque vemos que algunos territorios están controlados por las mafias e intereses económicos, además están supeditados a la autoridad política nacional. La autonomía esta ligada también a lograr una fuerza social que reivindique un poder indígena en nuestros territorios. La autodeterminación tienen que ver con la capacidad y autonomía de un pueblo para determinar sus condiciones políticas, socio-culturales y económicas que dependen de unos principios y valores, de unas condiciones materiales para poder plasmar en la realidad una concepción de vida que en muchos pueblos ha sido concebida como los Planes de Vida.

La autodeterminación y la autonomía hay que mirarlas en el marco de variables externas que inciden, han incidido e incidirán como la globalización económica y cultural. La autonomía está condicionada a una relación de poder, a una relación de variables externas como la violencia, otras de tipo económico, político y cultura; una sociedad mayoritaria que prefiriere la imposición de un modelo y unas políticas antes que una propuesta concertada de cómo queremos un desarrollo sin sacrificar las reservas de vida: reservas indígenas en su territorio de agua, aire y recursos que existen. Es un gran reto lograr, en estas condiciones, la autonomía y la autodeterminación, pero trabajaremos para ello.

A nivel interno el reto es cohesionar la organización, tiene que haber una economía, una estructura productiva que sustente esta autonomía, también una espiritualidad y una cultura viva para no permitir que intereses económicos, sociales, políticos… debiliten la organización, la estructura productiva, la cultura y condenan al destierro y al despojo a las comunidades. Están también las reivindicaciones históricas logradas por nuestros pueblos: pactos y convenios internacionales, la Constitución Nacional; normas locales y regionales, que son prerrequisitos para el cambio. Pero para lograrlo las organizaciones y autoridades indígenas deben monitorear e impulsar el avance de una metas muy concretas para que no se olviden y no queden en letras muertas estos acuerdos que han sido frutos de largos debates y ganancias políticas en materia de autonomía de los pueblos indígenas.

Fuentes Bibliográficas

Todos Atierra 2010, Pueblos Indígenas en riesgo de extinción, en: http://www.todosatierra.com/page/2010/04/pueblos-indigenas-en-riesgo-de-extincion-una-pagina-glacial-de-nuestra-realidad/
Portal web ACIN: www.nasaacin.org
Documento Proyecto Referendo por los Derechos de la Naturaleza, Todos Atierra 2010.
Declaración Universal derechos de los pueblos indígenas, Naciones Unidas 2007.
IZQUIERDO QUIGUA, Ati, Concejala indígena de Bogotá por el PDA,  entrevista con el Nudo del Tejido, Bogotá 2010
HERRERA, Clemencia, dirigente del Pueblo Huitoto, militante de la ASI, Nudo del Tejido, Bogotá 2010
Universo Arhuaco, Ediciones Prometeo, Medellín 2007.
Organización Nacional Indígena de Colombia, Onic. Voces y Sonidos de la Madre Tierra, serie (16 programas): Pueblos indígenas de Colombia, 2007.

i La Declaración de  la ONU establece que los pueblos indígenas tienen derecho a la libre determinación. En virtud de ese derecho determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural.

[ Autor: Nudo Bogotá/Tejido de Comunicación]