[ 07/08/2010] [ ] [ Autor: Diana Patricia Tróchez Poscué]

En Colombia por causa del conflicto interno día a día caen más víctimas inocentes sin distinción de etnia,  color político y religioso, ya que el sistema beneficia y protege al poder capitalista.  En el norte del Cauca en los últimos años se impone con mucha fuerza el conflicto interno causando señalamientos, violencia sicológica, lisiados, daños materiales, muertes de mujeres, niños y hombres. 

 

Pero aun así las comunidades indígenas, campesinas y afrodescedientes se mantienen en sus lugares de origen colocando en riesgo sus vidas, porque cuidando la tierra no serán otros desplazados mas de este país.

Es triste reconocer que nuestras casas no son seguras para protegernos del fuego cruzado. Esto lo pudimos comprobar la familia Tróchez Poscué, el pasado 4 de junio de 2010, cuando la joven nasa Verónica Tróchez Poscué resultó herida en medio del fuego cruzado.

Nos dimos cuenta que el caserío conocido como él filo, comunidad del Pedregal, zona campesina del Municipio de Caloto, se encontraba rodeada por el ejército, quienes se paseaban como Pedro por su casa. Los comuneros conocemos que cuando está los soldados no debemos movernos de nuestras casas para mayor seguridad, pero en caso de ser necesario, se debe hacer hacia los sitios de Asamblea Permanente. Por eso ninguno de la familia se movió de la casa, eran las 6:00  de la mañana cuando Verónica se levantó, se bañó, hizo el desayuno, le echó maíz a las gallinas, barrió la vivienda, lavó la ropa y realizó otras labores, cumpliendo así con sus responsabilidades de madre de familia y compañera.

Pasaron las horas, todo parecía en completa calma cuando a las 11:00 a.m. iniciaron de manera esporádica los hostigamientos entre ejército y la guerrilla. Nosotros seguíamos resguardándonos dentro de nuestra casa,  Verónica todo el tiempo cargo a  su hija Lisbeth Fernanda Tróchez Tróchez de 4 meses, la amamanto y jugo con  la niña hasta que la niña se quedo dormida.

Verónica llevo la niña a la cama de su habitación y volvió hacia el comedor donde se encontraba su compañero Alexander Tróchez; sus tíos Lorenzo Tróchez y Rafaela Tróchez; sus hermanos Robinson Tróchez Poscué, Diana Patricia Tróchez Poscué;  los señores Bernabé Coicué, Neider Dagua, Feliciano Dagua, los niños William Fernández Tróchez y Heidi Ipia de tres años de edad (3), todos estábamos tranquilos pese al conflicto.

Verónica se recostó sobre el comedor y se puso a dialogar con su compañero, en un momento dado, más o menos a las 12:45 pm, sentimos sobre el techo estruendos, al ver pasar proyectiles muy cerca de nosotros, todos nos dispusimos a tirarnos al suelo ya que el fuego cruzado era muy fuerte, pero en menos de un segundo  sin ni siquiera  acabarnos de tirar al suelo, Verónica fue impactada por un proyectil en el sector lumbar de la cintura.

Esto fue un momento desesperante, en especial) para ella y para mi, ya que los lazos de hermandad entre ella y yo son muy fuertes, además el solo hecho de estar encerrados por causa del fuego cruzado sin poder hacer nada, nos llenaba de desesperación, afortunadamente mi tía Rafaela tenia minutos, entonces llamamos a un líder de la ACIN para que nos ayudara a gestionar una ambulancia y también llamamos a la Cruz Roja Internacional.

Después de un hora aproximadamente se calmo un poco el conflicto, así llamamos a los vecinos que nos ayudaron a sacar a mi hermana Verónica utilizando como camilla una cobija, todo con el fin de sacarla lo más rápido posible. Uno de los vecinos facilito su camioneta pero debíamos sacar a Verónica hasta donde nos lo encontráramos a él.

Salimos de la casa,  íbamos  como a media cuadra cuando el ejército nos disparó dos veces, entonces decidimos refugiarnos en una tienda a esperar la camioneta o la ambulancia, pasaron unos minutos cuando llegó la camioneta, colocaron un colchón dentro del vehiculo y sobre este a Verónica. Nos acompañaron algunos comuneros y  niños que llevaban banderas blancas, pero aun así, mas adelante el ejército nos volvió a disparar.

A pesar de todas estas dificultades logramos salir hacia el hospital de Caloto, llegamos por urgencias a las 3:15 p.m. Verónica fue atendida por la doctora Muriel, quién nos dijo que se encontraba estable, allí esperamos a que la remitieran para Santander de Quilichao. Salimos hacia Santander siendo las 4:15 llegando al hospital Francisco de Paula Santander a las 4:30 p.m. donde  fue otra lucha para que agilizaran la atención médica para mi hermana, mientras esperábamos, el dolor en la herida de Verónica aumentaba minuto a minuto, tan sólo después de cuatro horas de espera logramos subirla a cirugía, ya que sólo así se podría sacar el proyectil y saber que daños le causó a su organismo.

Iniciaron la cirugía a las 9:00 p.m. terminaron la intervención a las 12:00am, el cirujano nos dijo que el proyectil había perforado los intestinos, el colon y otros, pero con la cirugía se logró reparar el daño causado por el proyectil. Es triste comprobar que la atención  de los hospitales de Caloto y Santander Quilichao hay negligencia, pues la atención medica fue muy lenta, a pesar de la gravedad de la herida que tenia Verónica, causándole así mas problemas en su estado de salud hasta el punto de que corrió un alto riesgo de perder la vida.

Al día siguiente, la mañana del día cinco de junio, cuando Verónica se encontraba en observación en la sala de cirugía, más o menos a las 7:30am, llegó una delegación del Batallón Pichincha conformada por un teniente y  soldados, con el objetivo de interrogar a Verónica.

Esta visita fue muy incomoda ya que el teniente solo quería  acusar  y culpar  a Verónica de guerrillera, en ese momento mi reacción de defensa de nuestros derechos como indígenas fue la herramienta para aclarar la situación, pero aun así en la puerta de cirugía el teniente dejó un soldado de apellido Orejuela,  supuestamente para que cuidara a mi hermana Verónica, nos dijeron que después vendría la Fiscalía.

A eso de las  12:00pm, llegó el señor Carlos Andrés  Marchan y un acompañante, como delegados también del Batallón Pichincha, éstas personas también tenían como objetivo interrogar a Verónica, dado el delicado estado de salud de Verónica, no permitimos que la interrogaran. Estos hechos los dimos a conocer al personero de Caloto y al Tejido de Justicia y Armonía de la ACIN.  

Durante todo el día ella estuvo vigilada como también todas las puertas de hospital. A las cinco de la tarde llegó la defensora del pueblo Patricia Rivera, la cual se acercó solicitando copia de la historia clínica de Verónica. Como no la teníamos se dirigió a quien manejan las historias en  el hospital Francisco de Paula Santander, luego se reunieron los soldados, la defensora y la coordinadora de historias.

En ese momento salí hacia la puerta de urgencias donde escuché a dos señoras diciendo que mi hermana Verónica era una guerrillera, nosotros les preguntamos por qué afirmaban eso, ellas contestaron que los soldados habían informado a todos los que estaban en la sala de espera que ellos vigilaban una guerrillera. A pesar de esas calumnias, nos tranquilizó al ver la Defensora del Pueblo, además ya habíamos diligenciado los documentos pertinentes que se habían anexado a la historia. A las  6:00 p.m. los soldados se fueron. 

Transcurrió el tiempo de observación médica pero el estado de salud de Verónica se volvió crítico, por esto el día domingo seis de junio, durante todo el día se gestionó el traslado a un tercer nivel logrado cupo en la clínica La Estancia de Popayán, salimos para allá y llegamos tipo diez de la noche, allí Verónica fue internada en la Unidad de Cuidados Intensivos,  ya que  su diagnóstico era delicado porque tenía taticardia e inicio de infección en la peritonitis.

Le realizaron dos intervenciones quirúrgicas para verificar la gravedad de la infección, debido a  estos procedimientos estuvo en observación y  sedada seis días, a los siete días ya pudimos verla mejor aunque le diagnosticaron una nueva infección, esta vez en los pulmones. Poco a poco mejoró su  estado de salud,  luego fue trasladada a cuidados especiales y allí su evolución fue muy buena.

Todo ese tiempo lejos del hogar fue traumático para Verónica, ya que a pesar de su delicado estado de salud y de los sedantes, ella sufría por no poder estar al lado de su hija Lisbeth Fernanda. Cuando le quitaron el sedante muchas veces la ví llorar por su niña, debido a esta situación mis padres decidieron, traer la niña a Popayán el 17 de Junio, de allí en adelante todos los días la veía  su hija desde el balcón del cuarto donde estaba.

Ver a su hija aunque de lejos fue una de las mejores medicinas para su recuperación, como también el apoyo de sus familiares, amigos y sobre todo de nuestro maravilloso Dios, que estuvo siempre  dándonos su amor infinito.  El día 22 de junio le dieron de alta aunque debe continuar con controles médicos. 

Nosotros como familia estamos contentos de tener nuevamente a Verónica en nuestra casa mejorándose cada día. Pero estamos preocupados porque no supimos lo que dialogaron el ejército, la defensora Patricia Rivera y la coordinadora de historias clínicas. Tenemos muchas dudas  y hasta temor por el bienestar de Verónica, porque además de resultar herida en medio de una guerra que cada día cobra más vidas en nuestro país, también fue señalada. Este temor es porque sabemos que los actores armados muchas veces en función del sistema capitalista, señalan a campesinos, indígenas y afrodescendientes de terroristas para que luego sean ajusticiados, rompiendo así con el tejido social y la armonía en los territorios.

Atentamente,

Diana Patricia Tróchez Poscué, coordinadora zonal Mujer Campesina y familia de las reservas campesina de Caloto y estudiante de la Escuela de Comunicación de la ACIN